Se cumplan 162 Años de la corrida del Primer Tren de Pasajeros
CAPITAL FEDERAL 30 Agos (MDV / Wikipedia).- El Ferrocarril Sarmiento, tiene su origen en el ex Ferrocarril del
Oeste (FCO). Esta compañía había sido fundada por un grupo de
empresarios porteños nucleados en la "Sociedad del Camino de Hierro de
Buenos Aires al Oeste" Ellos eran entre otros, Jaime Llavallol y sus
hijos, Mariano Miró, Manuel José de Guerrico, Femando Larroudé, Norberto
de la Riestra, Adolfo Van Praet y Daniel Gowland. Este ferrocarril fue
el primero construido en territorio argentino. Su inauguración tuvo
lugar el 29 de agosto de 1857, hace ya 162 años.
Varios años después que en Europa viera la luz por primera vez este
medio de transporte revolucionario del siglo XIX, se introduce en
nuestro país la idea de imponerlo a mediados del mismo siglo y se
comienza a gestar la Sociedad del Camino de Hierro de Buenos Aires al
Oeste. Más precisamente, el día 17 de septiembre de 1853 la empresa en
cuestión se presentó ante el gobierno de la Provincia de Buenos Aires
para obtener la concesión para la construcción de un camino de primer
orden, donde circulen locomotoras a vapor arrastrando coches de
pasajeros y vagones de cargas para prestar un servicio público.
Inicialmente
comenzó a prestar servicios en un trayecto de 10 km que iba desde la
estación "Plaza Del Parque" (Actual Teatro Colón - Capital Federal)
hasta la estación "La Floresta", que en aquel entonces se encontraba en
el pueblo de San José de Flores (hoy parte de la Capital Federal).
Cuando
la obra de construcción del ferrocarril llegó a su término, la crónica
cuenta que se realizó un viaje experimental conducido por la locomotora
"La Porteña", un coche encomienda y un coche de pasajeros en el que
viajaban, entre otros, el General Bartolomé Mitre, el Dr. Vélez
Sarsfield, los señores Van Praet, Gowland, Barros Pasos, Obligado,
Zapiola, Lavallol, Miró, Moreno, Riestra y Valentín Alsina.
El
viaje de ida se realizó sin ningún contratiempo, pero en el regreso, el
maquinista del tren, que era el inglés John Allan, a pedido de los
pasajeros imprimió mayor rapidez, se entusiasmó y puso a la locomotora a
25 millas por hora, lo que para aquel entonces era una velocidad
formidable. Todo iba bien, hasta que a mitad de camino, a la altura de
la estación Almagro y encontrándose la formación sobre un terraplén, la
locomotora descarriló recorriendo unos metros sobre los durmientes
rompiendo aproximadamente 80 metros de vía.
La
desgracia pudo haber sido más grande, si la locomotora no se hubiese
encajado en un gran zanjón que la detuvo. El vagón encomienda se volcó y
el coche de pasajeros quedó semitumbado. En dicho descarrilamiento
sufrieron heridas leves, los señores Gowland, Miró, Van Praet, Guerrico y
Moreno, escapando increíblemente ilesos los conductores, señores John
Allan y Alfonso Carrozzi. Los accionistas se juramentaron a que dicho
accidente quede en el más absoluto secreto, a fin de no difundir alarma
en el público, pero la prueba bastó para darse cuenta de que la vía no
estaba aún en condiciones requeridas para librarla al público, por lo
que rehusaron recibirla hasta que no se efectuaran las obras necesarias.
Después de ocurrido el accidente y para verificar que los arreglos
estaban realizados correctamente, el día 27 de agosto de 1857 se realizó
un nuevo ensayo en privado el que resultó todo un éxito.
¡Y
llegó el día esperado! El sábado 29 de agosto de 1857 amaneció con sol y
cielo despejado. Por la mañana el obispo de Buenos Aires, Monseñor
Escalada, en un tablado ornamentado con flores y banderas, celebró una
misa y dio la bendición a las dos locomotoras bautizadas con los nombres
de "La Porteña" y "La Argentina" (Serie "A" - Rodado: 0-4-0 ST - Peso:
15.750 kg. -Fabricada por E.B. WILSON de LEEDS Inglaterra en el año
1856).
Toda la estación Del Parque y los
alrededores se encontraban engalanados para la ocasión. Una multitud
cubría la Plaza del Parque (hoy Plaza Lavalle) a la espera de ver pasar
el verdadero progreso que se venía a pasos agigantados.
Dada
la señal de partida del tren oficial, el pitazo interminable de "La
Porteña" hizo estremecer a los presentes. El tren comenzó avanzar entre
dos hileras interminables de público que saludaba la salida entre
aplausos y vítores. Seguidamente, se perdió pronto de vista a través de
la frondosidad del paisaje.
Al llegar al
pueblo de San José de Flores, el tren inaugural fue saludado por todo el
pueblo que se encontraba en las inmediaciones y por la banda del 2 de
Línea allí estacionada que tocaba la "Marcha de Lavalle". Su ingreso a
la estación La Floresta, fin del recorrido, fue apoteótico ya que todo
el pueblo los esperaba para darles la bienvenida.
Al
finalizar el viaje, los pasajeros fueron invitados a un ágape en un
comedor de la zona, donde se brindó por el éxito del medio de transporte
que en la Argentina acababa de nacer, y que sería a la postre el que
traería la civilización a gran parte del país fundando pueblos que hoy
deben su progreso gracias al tren.
La estación
Del Parque estaba ubicada entre las calles Del Cerrito (hoy Cerrito),
Tucumán. Libertad y Temple (hoy Viamonte). Los trenes, partían en
dirección oeste con salida por la calle Libertad, cruzaban en diagonal
la Plaza del Parque (hoy Plaza Lavalle), pasaban frente al Parque de
Artillería (actualmente el Palacio de Justicia), tomaban la calle Del
Parque (hoy Lavalle) hasta Boulevard Callao (hoy Avda. Callao), hacían
una curva y contra curva en los terrenos de los "Hornos de Bayo" o "De
los Olivos" que luego se llamó "Curva de los Jesuitas" (Ex - Pasaje
Rauch - hoy Enrique Santos Discépolo).
Las
vías seguían por Corrientes doblaban hacia el sur para tomar Centro
América (hoy Avda. Pueyrredón) hasta Cangallo (hoy Presidente Perón),
donde comenzaban a orientarse hacia el oeste en curva pronunciada
entrando al Mercado del Oeste (hoy Plaza Once de Septiembre) A la altura
de la calle Ecuador, a pocos metros de la futura prolongación de la
calle La Piedad (hoy Bartolomé Mitre), se levantaba la estación Once de
Septiembre que por aquel entonces era una simple construcción de madera,
funcionando como tal, hasta diciembre del año 1882.
Unos
quinientos metros más al oeste, se encontraba la estación Almagro (su
nombre recuerda al primitivo dueño de los terrenos, don Toribio Almagro)
que era de madera y ofrecía un aspecto simple, que más que parecerse a
una estación se asemejaba a un apeadero funcionando hasta el 15 de junio
de 1887. Esta estación, estaba ubicada 50 metros a las afueras de los
límites de la ciudad ya en territorio del Partido de San José de Flores
(Provincia de Buenos Aires) sobre la calle Camino Límite (hoy Medrano).
La zona de Almagro era para ese entonces un típico caserío de las
orillas de Buenos Aires donde perduraban viejos caserones del tiempo
virreinal, corralones, casas de inquilinatos, boliches, hornos de
ladrillos, potreros y baldíos.
A casi 2 km. al
oeste, se encontraba la estación El Caballito (llamada así por la
pulpería que en el año 1804 instalara el genovés don Nicolás Vila,
negocio que se diferenciaba por su veleta de latón con forma de
caballito construida en las calles Rivadavia y Emilio Mitre) ubicada en
la esquina de la calle del mismo nombre, que actualmente se llama
Federico García Lorca (ex - Cucha -Cucha). El edificio era de madera,
cartón y plataforma angosta (según reza en "La Memoria del Directorio
del Ferrocarril del Oeste del año 1860). Caballito era una zona donde
estaban ubicadas lujosas casas-quintas, palacetes de cuidadas arboledas y
jardines, pintorescas residencias cuyos frentes lucían rejas y portones
de hierro artísticamente labrados.
La próxima
estación era San José de Flores (en homenaje al dueño de esas tierras,
don Ramón Francisco Flores, quien mandó a erigir el primitivo templo de
San José en el año 1804), la misma se levantaba en las inmediaciones de
la calle La Paz (hoy Caracas) en terrenos pertenecientes a la señora
Inés Indarte de Dorrego. Cinco años más tarde, por un entredicho con los
dueños de esas tierras, debió trasladarse la estación a un terreno
cedido por la municipalidad local a 250 metros al oeste de la primera,
en la esquina de la calle Sud América (hoy Gral. José Gervasio de
Artigas). El pueblo de Flores para ese entonces, lo completaban el
templo, la plaza, la estación y algunos comercios importantes y casas
bajas lo que le daba el aspecto de pueblo provinciano.
Siempre
en dirección al oeste, a la altura del km. 9,983 llegamos al final del
trayecto que era la estación La Floresta (todavía no se ha podido
deducir el origen del nombre del paraje. Unos creen que fue motivado por
la vegetación del lugar de las quintas ubicadas allí. Otros dicen que
fue por un café que llevaba ese nombre y estaba ubicado frente a la
estación). Dicha estación, se encontraba ubicada entre las calles
Esperanza (hoy Joaquín V. González) y otra sin nombre que después se
denominó De La Capilla (hoy Bahía Blanca). La misma, era de madera y
tenía un tanque de agua asentado sobre pilares, para abastecer a las
locomotoras a vapor del liquido elemento. La Floresta había estado
formada con anterioridad a 1857, pero fue el ferrocarril quien le dio
popularidad y prosperidad.
Los talleres
ferroviarios de la empresa estaban instalados en el solar que
comprendían las calles Corrientes, Centro América (hoy Avda.
Pueyrredón), Tucumán y Paso. Posteriormente, los mismos fueron
levantados en el año 1887.
El edificio de la
primera estación de Once estaba situado entre las actuales calles
Ecuador y Jean Jaures, y a partir de allí la línea seguía la traza
actual hasta la estación Floresta, donde finalizaba el tramo original.
Once pasó a ser la estación cabecera en 1883, con un nuevo edificio que
fue el tercero en ser construido. El nombre de la estación recuerda la
revolución del 11 de septiembre de 1852 cuando Buenos Aires se separó
del resto de la Confederación, conformando un estado independiente.
Pronto
sus rieles se extenderían hasta las zonas más productivas del interior
de la provincia de Buenos Aires. En su rica historia, este ferrocarril
comenzó como una empresa privada formada por inversores porteños y
extranjeros, para poco después pasar su administración a manos del
Estado de Buenos Aires, donde se convierte en un ejemplo de eficiencia y
buena administración. Durante este período su principal rival fue el
Ferrocarril del Sud, ya que ambas empresas compitieron ferozmente por
extender su influencia hacia el próspero suroeste bonaerense.
En
1887, comenzaba la primera ola "privatizadora" de aquel entonces,
cuando fruto del auge económico, el Estado Nacional y los gobiernos
provinciales se empeñaron en vender todas las empresas públicas. En
1890, por iniciativa del gobernador Máximo Paz, el ferrocarril es
vendido a la compañía británica "The Buenos Aires Western Railway
Limited", aunque continúo denominándose popularmente como Ferrocarril
del Oeste.
Ya en manos privadas sus líneas
siguieron expandiéndose a través de las provincias de La Pampa, San Luis
y Mendoza. Para 1914 la punta de rieles llegaba hasta el pie de la
Cordillera de los Andes, aunque la Primera Guerra Mundial impidió
cumplir el sueño de que el FCO se transformara en un Ferrocarril
Trasandino.
Asi fue como comezo nuestro primer ferrocarril y asi se forjo historia gracias a La Porteña quien surco nuestros rieles civilzadores hacia el oeste de nuestro pais.
Esta locomotora esta entronizada en el interior del Museo del Transporte de Lujan, junto a uno de sus coches de pasajeros. Alli quedo en su interior para ser admirada por todos, la misma fue reparada hace ya cerca de 10 años y esta en calidad de funcionar su caldera.
Feliz Cumpleaños 162 Años!!!!!!