Buscan hacer realidad el proyecto de un tren sanitario para la Ciudad
LA PLATA 28 Jun(El Dia).-Podría recorrer los hospitales desde Gambier a Gonnet. La iniciativa ahora es evaluada en la cartera de Transporte.Buscan transformar en realidad un proyecto del tren hospitalario en la Ciudad. Con un esquema similar al tren universitario, utilizando algunos tramos de las mismas vías, la formación podría recorrer desde Gambier hasta Gonnet los centros de salud de la Ciudad. La iniciativa está en la secretaría de Transporte de la Nación, a la espera de una respuesta por los fondos para hacerlo marchar y la logística que permita otorgar la posibilidad de generar unos 300 puestos de trabajo.
Las estaciones y sus centros de salud cercanos
Oscar Ríos, presidente de la fundación Proyectar el Futuro, indicó que con el tren sanitario los platenses podrían recorrer los hospitales San Juan de Dios, del Tórax, de Niños, Policlínico, Gutiérrez, y el San Roque, entre otros, con un sólo boleto de tren y con las vías que ya están disponibles.Según los impulsores del proyecto, la iniciativa representaría una “inversión mínima para lo que es el transporte ferroviario, con numerosos beneficios”.“Tras la reestatización del servicio de tren se abrió una esperanza para poner en marcha este proyecto, que tuvo su puntapié inicial en 2007”, dijo Ríos, quien entusiasmado con el proyecto indicó que “esta idea debe trascender a cualquier funcionario y debe ser tomada como una iniciativa comunitaria que puede prestar un servicio excelente y a bajo costo para que la gente pueda llegar a los hospitales. Si alguien va en búsqueda de un especialista al San Juan de Dios y no lo encuentra, puede volver a tomar el tren con el mismo boleto y llegar al Policlínico para seguir buscando y así puede seguir hasta culminar el recorrido sin pagar de más”.El vecino agregó que “no hay que hacer inversiones para comenzar el servicio. Las vías están disponibles y hay cuatro vagones que ya se podrían poner en marcha para cumplir con el servicio sanitario”.“No hay nada que recuperar, sólo es cuestión de voluntad política para abrir un servicio que podría brindar soluciones para miles de personas que hoy penan esperando un micro para que los lleve a ver un médico, gastando mucho más de lo que podría gastar con el tren”, agregó Ríos.Los vagones que están disponibles “pueden transportar más de 100 personas cada uno y cuentan con servicio de baño y otras comodidades acorde con los tiempos que corren”, agregó el impulsor del proyecto que también fue presentado ante las autoridades municipales.
CONFERENCIA
El proyecto será motivo de una conferencia en la facultad de Trabajo Social, de la Universidad Nacional de La Plata, el próximo miércoles 1º de julio, donde se explicará los lineamientos básicos y las ventajas de contar con este emprendimiento de transporte en marcha.Desde la Fundación Proyectar El Futuro también buscan que se pueda recuperar definitivamente los talleres ferroviarios en los que se han invertido más de 4 millones de pesos para la recuperación de más de 10 mil metros cuadrados de infraestructura que estaba en estado de abandono.Los talleres de Los Hornos abarcan unas 35 hectáreas en la zona de 131, 140, 52 y 56, y en ellos llegaron a trabajar unos 1.500 operarios especializados en la fabricación de productos de consumo obligado en el servicio de transporte ferroviario, como cambios de vías, rieles, desvíos y agujas, entre otros componentes.
LA MOVIDA POR EL TREN A BRANDSEN
Cabe indicar que esta movida ferroviaria también suma el intento de los vecinos de la zona oeste por la reactivación del Ramal Ferroviario entre La Plata y Brandsen,. “Abre la posibilidad de establecer nuevas vías de comunicación para una mejor accesibilidad de la población del Gran La Plata y el interior bonaerense a la red de asistencia de salud instalada en nuestra ciudad”, aseguran sus impulsores.Los integrantes de la Junta Vecinal por la Reactivación de ese ramal, señalan que el tren de pasajeros por ese sistema, “será en definitiva un tren sanitario para muchos habitantes del interior que tendrán una alternativa para llegar a ocho hospitales ubicados en La Plata”.“Eso será posible por el ensamble de servicios entre el tren La Plata - Brandsen y el Tren Universitario, que es pensado por los impulsores de una reactivación como una continuación de un ramal que llevará desde Brandsen hasta Meridiano V”.De esa manera, la comunicación férrea hará posible la vuelta activa del tren para muchos universitarios y para los usuarios del sistema de salud pública.El ramal permite una conexión con las localidades de Olavarría y Bahía Blanca, por medio de Las Flores, además de las estaciones del sur del Gran Buenos Aires.
Destacan que el tren urbano recorre cuatro kilómetros en 12 minutos
SANTA FE 28 Jun(La Capital).-El secretario de Transporte de la Nación, Alejandro Ramos, puso de relieve que cuenta con una capacidad para trasladar a 80 personas. La financiación de la obra es de la Nación. El secretario de Transporte de la Nación, Alejandro Ramos, recorrió en la ciudad de Santa Fe las obras del tren urbano y participó de la firma del convenio de cloacas en el barrio 12 de Octubre, emprendimientos con financiamiento nacional.El tren urbano, que cuenta con el financiamiento del Ministerio de Transporte, a partir de gestiones del ministro Florencio Randazzo, recorre cuatro kilómetros en 12 minutos y cuenta con una capacidad para 80 personas. Además, se aprovechó su recorrido para poner en valor todo el espacio público con más iluminación, con nuevas ciclovías y con parquización. Este recorrido, que estará funcionando en días, es muy importante para la ciudad ya que conecta al centro con el norte. “Cuando hablamos de transporte hay que tener una mirada mucho más integral. El tren urbano habla de la combinación, de la posibilidad de generar una modalidad nueva”, contó Ramos, que recorrió el lugar acompañado del intendente de Santa Fe, José Corral, al tiempo que recordó que “en la provincia de Santa Fe, además del tren Buenos Aires-Rosario y Rosario-Córdoba, se están recuperando más de 690 kilómetros de vía, lo que da cuenta de un proceso histórico de recuperación ferroviaria que se inició por instrucción de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner”.“Lo que vemos hoy es una muestra clara de que donde hay intendentes que trabajan, hay como consecuencia una fuerte inversión de la Nación. Para nosotros el transporte es vital, pero más aún el rol del trabajador, este es irremplazable”, dijo Ramos.Cloacas. Luego de recorrer el tren urbanos, el secretario de Estado se trasladó al barrio 12 de Octubre. En el lugar se firmó un convenio de cloacas por 30 millones de pesos, que beneficiará a 1.100 viviendas, es decir, unas 5.000 personas. La firma se enmarca dentro del Programa de Mejoramiento de Barrios (Promeba) que impulsa la Nación. “Los mismos lugares que antes fueron víctimas de la inundación, gracias a la inoperancia de Carlos Reutemann, hoy cuentan con obras de cloacas, asfalto, iluminación, y cordón cuneta, sólo por nombrar algunos ejemplos”, destacó Ramos. Por su parte Corral agradeció la “fundamental ayuda de Ramos para poder realizar estas importantes mejoras en los barrios de la ciudad”.Por último, el candidato a diputado nacional destacó la posibilidad de la implementación de la tarjeta Sube en Santa Fe. “La Sube nos brinda el control, la calidad del servicio y la información para mejorar los controles y planificar con mayor certeza y precisión”, explicó.
Cuando la vida neuquina crecía alrededor del tren
NEUQUEN 28 Jun(LMN).-El ferrocarril fue un motor crucial en los albores de la ciudad.Van a ser las 19 y el tren está por llegar. De a poco el andén se va poblando de gente, como si se tratara de la entrada de un teatro cuya obra de estreno está por comenzar.Es verano y hace calor en una Neuquén desolada, casi virgen, donde la estación del ferrocarril resulta un refugio fresco entre la arena caliente. De a poco el pueblo sale del letargo que causan las tardes agobiantes patagónicas. Los primeros movimientos del caserío indican que la movida social está por comenzar.Las mujeres se arreglan y se pintan como si concurrieran a esa primera cita romántica tan esperada. Pero, en realidad, lo hacen a ciegas, sólo para ver quién viene o quien está en la estación. Llegan presurosas, siempre de a grupos de dos o de tres, tratando de mantener el brillo de sus zapatos, acomodándose el peinado, cuidando cada pliegue del vestido, despidiendo aromas de lavanda o jazmines.Los hombres solos concurren igual, con la misma expectativa. Jopos engominados, rostros afeitados, bigotes emprolijados, el mejor pantalón, la camisa recién planchada. “Apurémonos que llega el tren”, dicen y aceleran el paso levantando una ligera polvareda por la Avenida Argentina, mientras ven la zona de las vías cada vez más cerca.Durante muchos años, especialmente en las primeras décadas de existencia, la estación del ferrocarril era el punto de encuentro más importante que tenía la ciudad de Neuquén. En el tren no sólo llegaban las novedades de Buenos Aires, a través de los diarios y las mercaderías. También venían hombres y mujeres de todos lados en busca de un lugar para vivir.
Amoríos
Américo Rada, que ingresó al ferrocarril en 1954, en San Antonio Oeste, y que en 1965 comenzó a trabajar en la estación de Neuquén, dentro de la Superintendencia de Tráfico, que tenía la supervisión del movimiento de pasajeros y cargas, coincide con el relato de mucha gente que afirma que ese viejo andén, que dentro de pocos días volverá a ver pasar formaciones modernas construidas por la empresa Materfer, fue testigo de encuentros y varias historias de amor. “Muchos romances comenzaron en este lugar”, asegura entre risas y nostalgias.Las imágenes están frescas como si hubiese sido ayer y pintan a la Neuquén humilde que quería crecer, la que se deslumbraba con cualquier pequeño adelanto de la época. La Neuquén de inmigrantes y pioneros que tenían más sueños que realidades. “Algunos venían acá solo a esperar el tren, a ver gente nueva, las chicas incluso pensaban que podían encontrar algún novio, era la mejor época del ferrocarril”, cuenta, por su parte, Gilberto Godoy, ex maquinista, que ya conducía formaciones allá por los años 50 y 60.Cuando la locomotora rugía anunciando su llegada, el gentío se arremolinaba en el andén. Muchos llegaban antes para encontrarse con alguien conocido, que en aquella época no eran pocos, o para tratar de entablar alguna conversación con aquel hombre o aquella mujer que habían visto alguna vez. No era raro visualizar algún contingente de turistas que después emprenderían desde allí otro viaje hacia la cordillera o a artistas, como los que conformaban las viejas orquestas de tango o elencos de teatro.También estaban los comerciantes de la zona del Bajo, aguardando los productos que habían comprado en Buenos Aires y que les permitirían seguir creciendo y expandiendo su negocio. La mercadería se llevaba al viejo galpón frente al andén donde hoy funciona la sala de arte Saraco. Era una maquinaria perfecta de esfuerzo y dedicación.
“Ahí viene”
En la Estación todo estaba preparado y listo para dar la bienvenida a los visitantes. El edificio estaba limpio, con sus pisos de listones de pinotea lustrados con kerosene y sus bancos pintados de verde intenso. Un pequeño ejército de trabajadores se alistaba para la carga y descarga de los vagones, mientras los empleados de la estación se preparaban para recibir a los visitantes.Con la llegada de la locomotora se producía un silencio expectante hasta que se abrieran las puertas y comenzaran a bajar “los nuevos”. A pocos metros, hombres y mujeres intentaban un mejor contacto visual en puntas de pie o con sus cuellos estirados hasta más no poder. “¿Quién será?” “¿Vendrá de visita o se quedará a vivir?”, repetían los comentarios.Ajenos a la curiosidad, jóvenes ansiosos por ganarse unas monedas oficiaban de maleteros y guías para acompañar a los visitantes hasta el hotel Confluencia, el mejor lugar de alojamiento que tenía la ciudad y el segundo centro de reuniones al que concurrían los neuquinos. En ese espacio se celebraban fiestas y bailes, las mujeres concurrían a tomar el té y los hombres se arremolinaban en las mesas para hablar de política. También era el lugar obligado de salida para las parejas de novios o matrimonios. Salir a cenar y luego concurrir al cine Teatro Español a ver la película del momento eran los programas habituales.
La Estrella del Valle
Dos trenes de pasajeros llegaban todos los días a Neuquén. Uno era conocido como “la Estrella del Valle”, que constaba de vagones con camarote, primera y pullman. Era el más directo, aunque antes de arribar a Neuquén proveniente de Buenos Aires, hacía paradas en Las Flores, Olavarría, Bahía Blanca, Río Colorado, Regina, Roca, Allen y Cipolletti. Al otro tren se lo llamaba “el lechero”, se detenía en casi todas las estaciones del recorrido y no tenía los “lujos” de la Estrella. De todos modos, ambos eran confortables, con asientos tapizados y materiales nobles construidos en los talleres ferroviarios de Remedios de Escalada, en la provincia de Buenos Aires.La rutina de la llegada la formación se repetía cotidianamente, como un ritual social inevitable, como si se tratara de un polo de atracción difícil de escapar por su poderoso magnetismo.La estación ferroviaria, epicentro de mil historias de amor, destinos y esperanzas se prepara ahora para revivir aquellas postales ajadas por el tiempo. Después de 22 años de sombras y de olvidos, hoy vuelve a lucir su elegante fachada de estilo inglés, aquella que vio nacer al pueblo y que, como en las primeras épocas, vuelve a ilusionarse con la llegada del tren.
Amar las vías, a pesar de todo
Neuquén
“Tengo los mejores recuerdos del tren, más allá del accidente que tuve cuando era chico”, asegura Jorge Izquierdo, ex dirigente judicial que vivió gran parte de su infancia al lado de las vías. Su padre era ferroviario y la familia tenía una casa en la vieja colonia, ubicada donde está hoy el Parque Central.Jorge siempre jugaba en las vías con los chicos del barrio, pero un día, cuando tenía 9 años vivió la peor pesadilla de su vida. Se encontraba cruzando debajo de los vagones de una formación, cuando no se dio cuenta de que el tren estaba haciendo maniobras. Las ruedas le pasaron por encima de una de sus piernas y literalmente se la molieron.En vano, los médicos intentaron salvársela, pero le tuvieron que hacer una amputación a la altura de la rodilla. Su padre lo llevó a Buenos Aires para que lo atendieran, pero una infección en medio del viaje lo obligó a bajarse en Bahía Blanca. “Me bajaron con una gangrena, así que me volvieron a cortar la pierna”, recuerda.De aquel duro trauma se recuperó definitivamente. A tal punto que, una vez que le colocaron una pierna de madera, volvió a corretear entre los vagones y a jugar a la pelota en la estación.“Mi vida estaba alrededor de la estación y de aquella colonia ferroviaria”, asegura. Y destaca que la familia de trabajadores del tren era una verdadera corporación de hombres que tenían un fuerte concepto de lo que era patria y soberanía.¿Cómo espera la llegada del nuevo tren? Con expectativa y nostalgia. Jorge fue parte de aquella comunidad de neuquinos que se criaron alrededor de la estación y que buena parte de su vida pasó alrededor de las vías, jugando y creciendo, a la espera de que llegara el tren.
El último viaje
Neuquén
Américo Rada, a sus 79 años, carga en su memoria aquella tarde calurosa y triste que no olvidará jamás y de la que, jura, mucho tuvo que ver con los problemas de salud que lo aquejan en la actualidad. Todo refiere a ese 11 de marzo de 1993, día en que partió el último tren de pasajeros hacia Buenos Aires y, con él, la suerte de amplios sectores de la sociedad que veían cómo el menemismo arrasaba con todo lo que se interponía en sus planes de privatización y desguace del Estado.“Lo sacamos de prepo, porque estaba la orden de que ni ese tren siquiera iba a salir. Nos habíamos propuesto resistir la medida de cierre del ramal, pero no pudimos”, cuenta el ex ferroviario, al que después echaron de su trabajo en la superintendencia a fines de ese año.“¿Qué sentí ese día quiere usted saber?”, pregunta Rada y enseguida se hace un silencio. Intenta explicar esa dramática jornada pero no puede, se quiebra, sus ojos se humedecen. Se toma un tiempo, respira profundo, junta fuerzas y ahí sí se despacha: “Ese día veíamos morir el país, fue terrible, nosotros ya sabíamos que se terminaba, que se venía una Argentina del desquicio a la que le habían lesionado su arteria esencial”. Rada asegura, sin embargo, que, pese al deterioro en que se encontraba, el tren salió completo.La historia cuenta que el 12 de marzo, ya en la estación Constitución de Buenos Aires, una foto publicada en un diario de alcance nacional llegó a retratar la imagen de una mujer llorando al descender de aquella formación. La misma que, algunas décadas atrás, había sido bautizada “la Estrella del Valle”.