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jueves, 4 de julio de 2019

El desafío de recuperar los ferrocarriles

El desafío de recuperar los ferrocarriles
Guillermo Fiad
ARGENTINA 4 Jul(La Nacion).-Rosario de la Frontera fue fundada en 1874. Su crecimiento, en gran parte, se debe a la llegada de los trenes. Más de 145 años después, esta ciudad salteña ubicada al sur de la provincia, es testigo de un momento histórico con la renovación de las vías del Belgrano Cargas que se está llevando a cabo en este lugar como en otros tantos rincones de nuestra República.

La historia de desarrollo de Rosario de la Frontera es la de cientos de localidades en el país que surgieron a partir de la llegada del tren. Los 725 kilómetros de vías que se han renovado en el Belgrano Cargas desde 2016 ya están mostrando resultados. Esta transformación está provocando el renacimiento de pueblos enteros; ya sea por el trabajo y dinamismo en las economías regionales a causa de las obras, o por la inversión y nuevas actividades generadas por quienes ya se subieron o anhelan subirse al tren, aprovechando oportunidades antes imposibles. A poco más de 3 años de iniciado el proceso de cambio, la carga transportada por la operadora estatal Belgrano Cargas ha casi duplicado su volumen.

El proyecto de recuperación de los corredores ferroviarios de cargas por alrededor de 9000 kilómetros de vías para los próximos años, sumado a la ahora posible transición del sistema de concesiones vigente a un esquema abierto y competitivo, redundará en una mayor eficiencia para la economía nacional, especialmente para aquellas actividades en las cuales la logística representa una porción sustancial de sus costos.
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La infraestructura de nuestros trenes de pasajeros en la zona metropolitana de Buenos Aires, donde habitan más de 15 millones de personas, también ha estado abandonada por décadas. La herencia incluía, entre otras cosas, sistemas eléctricos y de señalización obsoletos, estaciones deterioradas con funcionalidad limitada y una red con marcadas deficiencias en las vías. Se necesitaban inversiones sustanciales para su recuperación, con obras complejas que se posponían ad eternum, por desidia, desinterés o solo para evitar afrontar las dificultades políticas de la ejecución. En poco más de tres años, un tiempo demasiado corto para cubrir la desatención de tantos años, se ha pasado de transportar menos de un millón de pasajeros por día hábil a casi un millón y medio.

Los viaductos y la recuperación de gemas históricas, como las estaciones Retiro y Constitución, nos enorgullecen tanto como el tiempo que ahorran los usuarios del sur del conurbano, por ejemplo, hasta la ciudad de Buenos Aires, gracias a que fueron terminadas las obras de electrificación, que se habían comenzado en los años ochenta.

Bien merece la pena poner el ojo en los cables de alimentación troncal de la Línea Sarmiento. En diciembre de 2015 eran viejos y deshilachados conductos de cobre embebidos en aceite y recubiertos con tela, hilos que habían superado largamente su vida útil y que milagrosamente seguían, aunque defectuosamente, transportando energía. Luego de más de dos años de obras, logramos sumar 24 servicios los días hábiles y reducir a 0 las cancelaciones y demoras por razones eléctricas.

El renacer de nuestros ferrocarriles comenzó. Estamos avanzando paso a paso, sabiendo que en la Argentina no podemos permitirnos cometer los mismos errores del pasado dejando caer la infraestructura del país. Por el contrario, es nuestra obligación mantenerla y modernizarla, al mismo tiempo que capacitamos a nuestra gente para que la recuperación sea posible y duradera.

Presidente de Trenes Argentinos Infraestructura (Adifse)
Por: Guillermo Fiad

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