Un viaje en el tiempo con La Trochita
En el trayecto que va desde Esquel a Nahuel Pan se puede admirar la gran variedad de paisajes, flora y fauna que caracteriza a esa parte de la región patagónica.
En el trayecto que va desde Esquel a Nahuel Pan se puede admirar la gran variedad de paisajes, flora y fauna que caracteriza a esa parte de la región patagónica.
LA TROCHITA. Desde lo alto la inmensidad del valle se observa en todo su esplendor.
ESQUEL 27 Jul(Super Campo).-En invierno, tres veces por semana el Viejo Expreso Patagónico, ampliamente conocido como “La Trochita” recorre regularmente un trayecto que parte desde Esquel en Río Negro y descansa en la estepa de Nahuel Pan, Chubut, antes de emprender el regreso. Un paseo que dura tres horas en el tren a vapor casi centenario, un recorrido que entretiene y emociona a turistas de todas las edades y destinos. El ramal desde Ingeniero Jacobacci a Esquel fue parte de un trazado ambicioso que pretendió integrar toda la Patagonia con la red ferroviaria nacional.
Con un paisaje teñido de blanco en la época invernal, un “viaje sin tiempo” junto a la magia del fuego en la caldera, el sonido del silbato y el temblor de avance envuelve de placer a turistas-pasajeros. El maravilloso paisaje de Esquel durante 50 minutos muta en la amplia estepa de Nahuel Pan, a lo largo de 18 kilómetros.
Ascender 200 metros por un camino de curvas se vuelve una experiencia relajada y súper agradable. Desde lo alto, la inmensidad del valle se observa en todo su esplendor y la llamada Curva del Huevo regala una postal a la que no hay cámara fotográfica ni teléfono celular que pueda resistirse.
Desde los últimos vagones, capturar con la vista o en fotos al tren doblando en toda su extensión emociona a los visitantes quienes disfrutan esta experiencia inolvidable, en el sur argentino. Al llegar a Nahuel Pan, la locomotora se desengancha para cambiar de lado y los primeros vagones quedan al final del “Viejo Expreso Patagónico” que en su recorrido pasa sobre el arroyo Esquel, cruza el camino a La Hoya y atraviesa la mágica Ruta 40, paralela a la Cordillera de Los Andes. Una huella en el desierto ligada a un proyecto de principios del siglo XX para expandir la red ferroviaria nacional hacia la Patagonia.
En su interior se refugian las historias revividas en cada viaje, como la de una pareja mayor que cuenta su primera vez en La Trochita hace 50 años, en el viaje de luna de miel quienes en la actualidad han regresado para celebrar las bodas de oro. Cynthia Hernández, Coordinadora de Turismo de La Trochita con real conocimiento comentó a PERFIL: “Damos la bienvenida en la estación original a los pasajeros.
En el viaje contamos la historia del tren, mostramos puntos panorámicos junto a un cantautor quien recorre los vagones cual juglar. Los turistas pueden alimentar con leña las salamandras dispuestas en los históricos vagones. En Nahuel Pan, un alto de una hora permite que los pasajeros conozcan el pequeño paraje Mapuche Tehuelche, visiten el Museo de Culturas Originarias Patagónicas, la Casa de las Artesanas y la Feria Tokom topayiñ”.
En la ciudad de Esquel, el Paseo Ferroviario es un espacio que funciona en la antigua estación con una exhibición permanente de artículos, imágenes y documentación histórica del tren. Se trata de la estación original, un edificio pequeño, de techo bajo y revestido en chapa, característico de la Patagonia, que ofrece un recorrido autoguiado una hora antes y hasta media hora después de la salida
y la llegada del tren.
El Maitén es un pequeño pueblo de 4.000 habitantes ubicado al noroeste de Chubut donde las montañas dejan paso a la estepa. Con la llegada del tren, El Maitén se convirtió en una auténtica comunidad de ferroviarios porque allí se instalaron los principales talleres de La Trochita. Aquí es posible interiorizarse sobre el trabajo de reparación artesanal las locomotoras, las historias de un pasado brillante y la magia de décadas de experiencia de torneros, soldadores, ebanistas, maquinistas y ferroviarios apasionados por su oficio.
Mirando al futuro, con tecnologías antiguas adaptadas a los tiempos que corren, hoy en día hablamos de un tren que piensa en el ambiente eliminando derrames, efluentes y cuidando la magnífica naturaleza.
ESQUEL 27 Jul(Super Campo).-En invierno, tres veces por semana el Viejo Expreso Patagónico, ampliamente conocido como “La Trochita” recorre regularmente un trayecto que parte desde Esquel en Río Negro y descansa en la estepa de Nahuel Pan, Chubut, antes de emprender el regreso. Un paseo que dura tres horas en el tren a vapor casi centenario, un recorrido que entretiene y emociona a turistas de todas las edades y destinos. El ramal desde Ingeniero Jacobacci a Esquel fue parte de un trazado ambicioso que pretendió integrar toda la Patagonia con la red ferroviaria nacional.
Con un paisaje teñido de blanco en la época invernal, un “viaje sin tiempo” junto a la magia del fuego en la caldera, el sonido del silbato y el temblor de avance envuelve de placer a turistas-pasajeros. El maravilloso paisaje de Esquel durante 50 minutos muta en la amplia estepa de Nahuel Pan, a lo largo de 18 kilómetros.
Ascender 200 metros por un camino de curvas se vuelve una experiencia relajada y súper agradable. Desde lo alto, la inmensidad del valle se observa en todo su esplendor y la llamada Curva del Huevo regala una postal a la que no hay cámara fotográfica ni teléfono celular que pueda resistirse.
Desde los últimos vagones, capturar con la vista o en fotos al tren doblando en toda su extensión emociona a los visitantes quienes disfrutan esta experiencia inolvidable, en el sur argentino. Al llegar a Nahuel Pan, la locomotora se desengancha para cambiar de lado y los primeros vagones quedan al final del “Viejo Expreso Patagónico” que en su recorrido pasa sobre el arroyo Esquel, cruza el camino a La Hoya y atraviesa la mágica Ruta 40, paralela a la Cordillera de Los Andes. Una huella en el desierto ligada a un proyecto de principios del siglo XX para expandir la red ferroviaria nacional hacia la Patagonia.
En su interior se refugian las historias revividas en cada viaje, como la de una pareja mayor que cuenta su primera vez en La Trochita hace 50 años, en el viaje de luna de miel quienes en la actualidad han regresado para celebrar las bodas de oro. Cynthia Hernández, Coordinadora de Turismo de La Trochita con real conocimiento comentó a PERFIL: “Damos la bienvenida en la estación original a los pasajeros.
En el viaje contamos la historia del tren, mostramos puntos panorámicos junto a un cantautor quien recorre los vagones cual juglar. Los turistas pueden alimentar con leña las salamandras dispuestas en los históricos vagones. En Nahuel Pan, un alto de una hora permite que los pasajeros conozcan el pequeño paraje Mapuche Tehuelche, visiten el Museo de Culturas Originarias Patagónicas, la Casa de las Artesanas y la Feria Tokom topayiñ”.
En la ciudad de Esquel, el Paseo Ferroviario es un espacio que funciona en la antigua estación con una exhibición permanente de artículos, imágenes y documentación histórica del tren. Se trata de la estación original, un edificio pequeño, de techo bajo y revestido en chapa, característico de la Patagonia, que ofrece un recorrido autoguiado una hora antes y hasta media hora después de la salida
y la llegada del tren.
El Maitén es un pequeño pueblo de 4.000 habitantes ubicado al noroeste de Chubut donde las montañas dejan paso a la estepa. Con la llegada del tren, El Maitén se convirtió en una auténtica comunidad de ferroviarios porque allí se instalaron los principales talleres de La Trochita. Aquí es posible interiorizarse sobre el trabajo de reparación artesanal las locomotoras, las historias de un pasado brillante y la magia de décadas de experiencia de torneros, soldadores, ebanistas, maquinistas y ferroviarios apasionados por su oficio.
Mirando al futuro, con tecnologías antiguas adaptadas a los tiempos que corren, hoy en día hablamos de un tren que piensa en el ambiente eliminando derrames, efluentes y cuidando la magnífica naturaleza.
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