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lunes, 20 de marzo de 2023

Bariloche. Las mejores vistas panorámicas, en un nuevo tren

Desde el tren, sin locomotora y con vagones autopropulsados, se obtienen vistas del Nahuel Huapi, la ciudad y los cerros

El Tren Patagónico realiza un recorrido nocturno hacia la estación Perito Moreno, que se interna en la estepa, y se combina con una parrillada en un antiguo galpón de estancia

SAN CARLOS DE BARILOCHE.Rio Negro 20 Mar ( Rio Negro).- – En un destino más acostumbrado a poner el foco en las montañas y los lagos, una propuesta distinta llama la atención de locales y visitantes. Se trata del servicio ferroviario que une esta ciudad con la estación Perito Moreno: son 34 kilómetros que regalan vistas inolvidables de la meseta patagónica.

La estación Perito Moreno se encuentra en la localidad de Los Juncos, en el departamento de Pilcaniyeu. Partiendo de Bariloche, es la primera estación en el trazado hacia Viedma. Como condimento especial, el paseo es nocturno, por lo que resulta una gran opción luego de una jornada de otras actividades turísticas. Quienes idearon el servicio sabían que había una demanda latente de este tipo de experiencias.

A poco de comenzado el viaje, el tren atraviesa el el pintoresco puente rojo sobre el río Ñirihuau

Solo pasaron 7 meses desde que la excursión comenzó a ofrecerse, primero con dos frecuencias semanales y hoy con cuatro.

El tren sale los miércoles, jueves, viernes y sábados. En verano, la bocina suena unos minutos antes de las 19.15, cuando la formación se pone en marcha. Y el regreso a Bariloche es a las 00.20.

“La cantidad de pasajeros que eligieron y eligen el servicio superó nuestras expectativas. Los barilochenses se sumaron a esta nueva propuesta de viaje, cena y show en vivo, junto a los pasajeros de otras provincias argentinas y lo mismo sucedió con los extranjeros. Todos quedan encantados con este nuevo servicio, que ya está instalado. Vamos a seguir realizando mejoras edilicias, para afrontar la temporada invernal y brindar un servicio de excelencia”, dice Darío Dukart, gerente comercial de Tren Patagónico.

El viaje es en dos vagones autopropulsados, es decir, que no tienen locomotora, con capacidad para 106 personas. A poco de dejar atrás la estación de trenes de Bariloche, la vía cruza la ruta 40 y la formación bordea por unos metros el lago Nahuel Huapi hasta girar a la derecha e internarse poco a poco en la aridez de la estepa.

El servicio se ofrece de miércoles a sábados y continuará en el invierno

Unos minutos después, el tren atraviesa el pintoresco puente rojo sobre el río Ñirihuau, encara una gran curva cuesta arriba en La Herradura y pasa por la estación Ñirihuau, hoy en desuso. Durante todo ese tramo, la guía a bordo invita a los pasajeros a mirar por las ventanillas del lado derecho, para ver los pozones en el río y luego para admirar la vista panorámica: desde allí se ve la ciudad de Bariloche y el recorte perfecto de los cerros en el horizonte, entre ellos, el Catedral con sus agujas, el imponente Tronador y el anfiteatro del López.

Una estación con historia

El relato que acompaña el viaje cuenta que fue el por entonces ministro de Obras Públicas Ezequiel Ramos Mejía quien impulsó la creación de los Ferrocarriles del Estado a principios del siglo XX. En 1910, Ramos Mejía conoció al geólogo norteamericano Bailey Willis, a quien invitó a hacer diversos estudios en la Patagonia, sobre todo relacionados con la búsqueda de agua, imprescindible para el tendido ferroviario.

El viaje comienza a las 19.15, cuando la formación se pone en marcha. Y el regreso a Bariloche es a las 00.20.

Willis integró la Comisión de Estudios Hidrológicos de la Dirección General de Ferrocarriles del Ministerio de Obras Públicas. Por esos años, la construcción de la línea férrea apenas había avanzado unos kilómetros desde el puerto de San Antonio, en el Atlántico, hacia los Andes.

Después de mucho trabajo, el tren llegaría finalmente a Bariloche en 1934.

El viaje por el tiempo con la mirada perdida en el paisaje va terminando tras 50 minutos de periplo. El tren se detiene y los visitantes bajan en la estación Perito Moreno, hoy convertida en la casa de té Aires de Campo. Más allá de esta excursión ferroviaria, el lugar permanece abierto los sábados y domingos de 14 a 19, para quienes llegan hasta allí en sus propios vehículos, recorriendo la ruta 23.

Los pisos de pinotea crujen mientras desfilan bandejas con vino caliente y canapés. La casa de té también se destaca por sus tortas alemanas y su té de rosa mosqueta. Hay tiempo para pararse en el andén y ver al maquinista maniobrar mientras modifica la dirección del tren que más tarde volverá a Bariloche.

En el galpón Los Juncos, que pertenece a una vieja estancia, se sirve la cena

Tras un rato en la casa de té, se rumbea a la parrilla Los Juncos, que funciona en un antiguo galpón de la estancia San Ramón en el que se guardaba lana de las esquilas. El quincho espera con sus largas mesas, en las que los mozos irán sirviendo las empanadas, las achuras, el asado y el cordero. La cena transcurre con la compañía de un show musical bien campero.

Empanadas, achuras y cordero en el galpón Los Juncos

La estación Perito Moreno, hoy convertida en la casa de té Aires de Campo

El lugar tiene espacio para unas 180 personas.

Desde Tren Patagónico cuentan que el servicio ferroviario será interrumpido en abril para realizar ampliaciones en la cocina del restaurante y sumar toilettes. También harán mejoras en los pisos y en las estufas, con la vista puesta en la próxima temporada de invierno.

Alrededor de las 23, los turistas tienen la posibilidad de volver a la casa de té para degustar un strudel y tomarse un café antes de volver a subir al tren para retornar a Bariloche. El cielo estrellado y, sobre el final, las luces de la ciudad coronan la noche.

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