El tranvía de Puerto Madero, arrumbado en un depósito y con destino incierto
El tranvía sin destino. Costó $ 102 millones y fracasaron todos los proyectos para extenderlo.
CAPITAL FEDERAL 16 Jun(Clarin).-En 2007, cuando lo inaguraron, Néstor y Cristina Kirchner prometieron que llegaría hasta Barracas. Pero cayó en desuso. Y debieron retirarlo para hacer el Paseo del Bajo. Podría integrarse al Premetro. Pero el plan está demorado.
Con la inauguración del Paseo del Bajo, muchos fueron los vecinos y turistas que se asomaron hasta Puerto Madero para ser testigos de la enorme transformación que experimentó este rincón de la Ciudad. Los más memoriosos sin duda supieron contar entre las bajas del nuevo paisaje al Tranvía del Este, ese símbolo de la desidia y la mala administración que apenas circuló cinco años por un trayecto de 16 cuadras y con un promedio de 25 pasajeros por viaje. El presente lo encuentra arrumbado en un taller de la firma estatal Sbase y el futuro, que lo suponía integrado al servicio del Premetro porteño, ahora es incierto.
Una de las últimas imágenes del tranvía, antes de ser desmantelado y llevado a un galpón,
Cuando se anunció la construcción de la trinchera de 7,1 kilómetros de extensión por la que ahora circula el transporte pesado, entre las autopistas 25 de Mayo y Buenos Aires-La Plata y el Puerto de Buenos Aires, la Terminal de Ómnibus de Retiro y la autopista Illia, uno de los primeros destinados a desaparecer bajo la nueva configuración de la zona fue el Tranvía de Puerto Madero, como siempre se lo conoció. No sólo porque "estorbaba" al diseño. El servicio había dejado de prestarse en octubre de 2012 cuando ya no hubo recursos para sostenerlo. Su manejo había entrado en un limbo legal del que aún forma parte.
Entonces, para avanzar con los trabajos de la autopista subterránea se confirmó que sería desmantelado, y que las únicas dos formaciones que siempre lo conformaron se sumarían a la flota del Premetro. Se trata de un par de coches de 32 metros de largo modelo Citadis 302 y creados por la empresa Alstom, que llegaron al país sin costo mediante un acuerdo entre el entonces gobierno de Néstor Kirchner y el municipio francés de Mulhouse. Pero si bien Subterráneos de Buenos Aires (Sbase) les hizo un lugar en el taller Mariano Acosta, en Villa Soldati, desde la empresa niegan que vaya a integrarse al tranvía que circula entre Flores y Lugano.
Cuando se anunció la construcción de la trinchera de 7,1 kilómetros de extensión por la que ahora circula el transporte pesado, entre las autopistas 25 de Mayo y Buenos Aires-La Plata y el Puerto de Buenos Aires, la Terminal de Ómnibus de Retiro y la autopista Illia, uno de los primeros destinados a desaparecer bajo la nueva configuración de la zona fue el Tranvía de Puerto Madero, como siempre se lo conoció. No sólo porque "estorbaba" al diseño. El servicio había dejado de prestarse en octubre de 2012 cuando ya no hubo recursos para sostenerlo. Su manejo había entrado en un limbo legal del que aún forma parte.
Entonces, para avanzar con los trabajos de la autopista subterránea se confirmó que sería desmantelado, y que las únicas dos formaciones que siempre lo conformaron se sumarían a la flota del Premetro. Se trata de un par de coches de 32 metros de largo modelo Citadis 302 y creados por la empresa Alstom, que llegaron al país sin costo mediante un acuerdo entre el entonces gobierno de Néstor Kirchner y el municipio francés de Mulhouse. Pero si bien Subterráneos de Buenos Aires (Sbase) les hizo un lugar en el taller Mariano Acosta, en Villa Soldati, desde la empresa niegan que vaya a integrarse al tranvía que circula entre Flores y Lugano.
En plena era Ricardo Jaime (hoy preso) como Secretaría Transporte, los Kirchner y Telerman inauguraron el tranvía de Puerto Madero. Fue un fracaso.
El tranvía se convirtió en un tren fantasma.
"No está prevista su incorporación a la flota del Premetro en el corto plazo. Por un lado, se debe resolver una cuestión administrativa: el tranvía sigue bajo jurisdicción nacional y debería pasar al ámbito de la Ciudad. Por otro, se deben realizar obras esenciales en el coche que garanticen la operatividad del servicio, como la adaptación de las puertas, ya que excede el largo de los paradores de cada estación", explicaron. En síntesis, esos dos vagones de andar silencioso, unidos por un fuelle y con capacidad para 64 pasajeros sentados y 74 parados seguirán transitando hacia el olvido.
"No está prevista su incorporación a la flota del Premetro en el corto plazo. Por un lado, se debe resolver una cuestión administrativa: el tranvía sigue bajo jurisdicción nacional y debería pasar al ámbito de la Ciudad. Por otro, se deben realizar obras esenciales en el coche que garanticen la operatividad del servicio, como la adaptación de las puertas, ya que excede el largo de los paradores de cada estación", explicaron. En síntesis, esos dos vagones de andar silencioso, unidos por un fuelle y con capacidad para 64 pasajeros sentados y 74 parados seguirán transitando hacia el olvido.
"Un moderno y ecológico transporte urbano", fue el titular con el que se anunció la creación del tranvía. Al viaje inaugural se subieron el matrimonio Kirchner, en sus roles de presidente de la Nación y de candidata a presidenta, y el entonces jefe de Gobierno porteño Jorge Telerman. Recorrieron los dos kilómetros de vías de trocha media que unían las cuatro estaciones del tendido (Córdoba, Corrientes, Belgrano e Independencia), y que prometían ser la punta de lanza de un servicio que iba a unir las terminales de ómnibus y trenes de Retiro, la cabecera de buques, Plaza Constitución y la estación Buenos Aires. Pero, aunque CFK ya en funciones anunció en 2008 que llamaría a licitación para construir otras siete estaciones, el proyecto que lleva la firma del ex secretario de Transporte Ricardo Jaime, hoy condenado por la tragedia de Once entre otras causas, nunca avanzó.
De ahí hasta aquí todos fueron desaciertos. Desde el arranque la línea nunca llegó a reunir una cantidad de pasajeros que justificara su funcionamiento (salían cada 20 minutos), pero aún así se mantuvo operativa entre julio de 2007 y octubre de 2012. Durante todo ese tiempo jamás se extendió ni tampoco actualizó el valor del boleto, fijado en $1. Para mantener esa tarifa, el Gobierno prometió a Metrovías, que junto con Alstom y Ferrovías estaban a cargo de la operación, un subsidio de $900.000 mensuales que desde la empresa afirman nunca haber recibido. En sus últimos meses activo, calculando la cantidad de usuarios que lo utilizaban por hora, cada pasajero le costaba al Estado $78. Mucho más que el valor de un taxi para unir el trayecto entre las cuatro estaciones.
Además, en 2009 los coches pasaron a ser propiedad de la firma española Mintra, quien comenzó a exigir el pago de un alquiler mensual. Nación se atrasó con las cuotas y, ante la amenaza de la nueva dueña de llevarse los vagones, el Gobierno los compró por 5 millones de euros. Con todo, la erogación del trencito resultó en $102 millones, más gastos operativos, que el Estado Nacional pretendió traspasar a la Ciudad junto con el subte y 33 líneas de colectivo. Fue durante el mandato de Mauricio Macri, que rechazó de lleno la ley sancionada por el Congreso en marzo de 2012, y que luego aceptaría de forma parcial, absorbiendo sólo la administración del subterráneo.
14 julio 2007. La inauguracion del tranvía, con Cristina Fernandez, el entonces presidente, Néstor Kirchner y Jorge Telerman, por entonces jefe de Gobierno porteño.
Configurado como tal, el Tranvía de Puerto Madero nació con una muerte anunciada. Fuera de servicio, los coches quedaron arrumbados por años sobre las vías vecinas a los diques, envueltos en lonas grises y juntando óxido. Por estos días, y sin soluciones a la vista, lo único que han cambiado es de locación.
Configurado como tal, el Tranvía de Puerto Madero nació con una muerte anunciada. Fuera de servicio, los coches quedaron arrumbados por años sobre las vías vecinas a los diques, envueltos en lonas grises y juntando óxido. Por estos días, y sin soluciones a la vista, lo único que han cambiado es de locación.
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