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domingo, 25 de marzo de 2018

El Puente Negro

El centenario puente negro: símbolo del lugar

BAHIA BLANCA 25 Mar(LNP).-A cien años de su construcción, el puente peatonal entre las avenidas Parchappe y Cerri se mantiene como obra emblemática del Ferrocarril del Sud.
   El centenario puente negro: símbolo del lugar

Más allá de su menor uso, el puente negro sigue siendo protagonista del paisaje ferroviario.

En marzo de 1918 comenzaron los trabajos de fundación del único puente peatonal que la empresa del Ferrocarril del Sud construyó en la planta urbana local.

Lo hizo luego de repetidos reclamos por parte de los vecinos de las villas, que veían con preocupación las severas dificultades que tenían para cruzar al amplia parrilla de vías en la zona de la estación.

Eran poco más de cien metros los que separaban las avenidas Cerri y Parchappe, a la altura de calle San Luis. Desde fines del siglo XIX el tráfico y las maniobras de los trenes y locomotoras eran constantes y crecientes. 

Los cientos de vecinos que transitaban el lugar debían caminar hasta los paso a nivel de calles Darwin y Falucho para sortear las vías sin poner en peligro sus vidas.
    La obra

A pesar de haber construido un verdadero cinturón de hierro y mampostería alrededor del macrocentro, las empresas ferroviarias --tanto el Buenos Aires al Pacífico como el Ferrocarril del Sud-- fueron reacias a construir puentes que salvaran esa barrera urbana. 

Lo hicieron en 1910 con uno vehicular a la altura de calle Chile, en la avenida Colón, y volvieron a invertir en este tipo de infraestructura en 1918, con la construcción del puente peatonal en la estación Sud.

Para ello recurrió al uso del hierro, material por excelencia de las obras ferroviarias, impuesto a partir de la revolución industrial.

El paso, de 105 metros de largo, se elevó seis metros sobre los rieles, con escaleras de acceso de 30 escalones.

La madera dura sirvió como plataforma durante 79 años: fueron retiradas en calamitoso estado en 2009, reemplazadas por chapones de hierro.

La obra fue conocida desde siempre como “el puente negro” y además de su uso como paso se convirtió en un mirador y hasta tuvo destino medicinal: las madres llevaba allí a sus hijos para sacar provecho del vapor de las máquinas y mejorar algún estado de congestión.

El reemplazo

En el siglo XXI, una obra vial quitó protagonismo al puente, a pesar de mantener su condición de ser el único paso sobre las vías. 

En 2009 la extensión de la avenida Cerri hasta calle Montevideo derivó en la demolición el paredón existente sobre Cerri, abriendo un nuevo canal de comunicación por tierra. Con los meses, el tránsito por el puente dejó de hacerse, salvo por curiosidad o entretenimiento. 

La municipalidad incluso procedió a construir un contrapiso en el terreno, fortaleciendo su uso.

A un siglo de su construcción, la obra sigue siendo un símbolo de la ingeniería, un testimonio de la voluntad de salvar barreras, un referente del paso de las empresas inglesas por la ciudad y un referente barrial.

El paseo que se viene consolidando en el sector lo tiene como vital símbolo.

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