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lunes, 16 de julio de 2018

Obras ferroviarias

Obras ferroviarias y proyectos con financiamiento chino en riesgo por el ajuste



RESISTENCIA Chaco 15 Jul(Diario Norte).-Entre las inversiones se encuentra la renovación del Belgrano Cargas, para la cual el país obtuvo una extensión del crédito original.

Los proyectos de infraestructura con financiamiento chino, en marcha y por iniciar, son varios en el país. La renovación integral del ferrocarril de cargas es uno de los más importantes proyectos, con trabajos en marcha en varias provincias del Norte, Chaco entre ellas. 

Por una cláusula que las enlaza con las centrales patagónicas, las obras ferroviarias financiadas por China podrían resentirse si el emprendimiento del sur no concluye.

Las centrales hidroeléctricas patagónicas son otras de las obras de fuerte inversión. Cuando Mauricio Macri asumió la presidencia del país, a fines de 2015, estaba decidido a dar de baja a las entonces llamadas represas ‘Kirchner‘ y ‘Cepernic‘.

Pero su entonces canciller, Susana Malcorra, lo convenció de continuar. Esas obras en desarrollo en el sur del país, que comenzaron a sufrir recortes y atrasos derivados de los ajustes que el gobierno nacional deberá hacer para reducir gastos, contienen una cláusula de ‘cross default‘, por la cual si se cae el emprendimiento ocurrirá lo mismo con la inversión ferroviaria. Así lo revela ayer el diario La Nación en una nota de Pablo Fernández Blanco.

El plato más fuerte, en términos de dinero e inversión, pasa justamente por los rieles. En su visita a China, Macri se llevó una extensión del crédito por US$1600 millones, para completar la renovación del Belgrano Cargas, que ya contaba con un financiamiento original de 2470 millones obtenido durante el gobierno anterior bajo la gestión de Florencio Randazzo en el Ministerio de Transporte.

LA TRAMA

El presidente respeta la voz de Malcorra como casi ninguna otra al momento de definir los vínculos diplomáticos con el mundo. La excanciller lo convenció, a pocos meses de comenzado su gobierno, de continuar con un proyecto que Macri estaba decidido a dar de baja: las centrales patagónicas.

La iniciativa reunía argumentos para no continuar. Estaba envuelta en distintas irregularidades desde su concepción, había sido moldeada por la mano del exministro Julio De Vido, sería emplazada en Santa Cruz, feudo kirchnerista y cuna de negocios polémicos, e implicaba un desembolso millonario del que el Estado debería hacerse cargo.

Pero Malcorra dio vuelta ítems con apenas un párrafo: dar marcha atrás con las centrales patagónicas implicaría desatender un acuerdo con China, que apadrinó la iniciativa a través de su apoyo a la proveedora de turbinas China Gezhouba Group, de cuya mano venía el financiamiento provisto por el visto bueno de Xi Jinping.

Se sabe: el mundo local de los negocios está habituado a la ruptura de los contratos, pero los asiáticos le dan un lugar preponderante a la palabra empeñada. Ante el rumor de que el proyecto se frenaría, el China Development Bank Corporation le envió el 30 de diciembre de 2015 al ex Ministerio de Economía una nota que llegó al escritorio de Alfonso Prat-Gay.

En una página, la entidad financiera hablaba, además, en nombre de Bank of China y el Industrial and Commercial Bank of China. Decía que quería asegurarse de que las obligaciones de pago de la Argentina serían cumplidas. Recordaba que el país debía desembolsar US$2,62 millones y US$13,39 millones el 28 y el 29 de enero siguientes por comisiones e intereses.

El 13 de enero, Malcorra se reunió con el embajador chino en el país, Yang Wanming. Discutieron el tema y la excanciller le dio su compromiso. Si los chinos aceptaban los cambios que proponía el Gobierno, el proyecto continuaría. Lo primero ocurrió, lo segundo, ahora, está en duda.

Las necesidades presupuestarias argentinas no solo comprometen la marcha de la economía en el corto plazo y la realización de obras, sino que también tensan la relación de Macri con los socios financieros y comerciales. Es un juego imposible: para cumplir con un acuerdo, como el del FMI, habrá que romper otros. El embajador alemán Jürguen Mertens fue, sin querer, testigo de las nuevas incomodidades.

A principios de la semana pasada escuchó las disculpas del vicejefe de Gabinete, Gustavo Lopetegui, por no poder continuar en los términos que se venía discutiendo con el proyecto hidroeléctrico Chihuidos, que el gobierno de Angela Merkel apadrina mediante su apoyo a la empresa Voith Hydro.

DEMORAS

Las demoras en las centrales patagónicas son, de la misma manera, un punto en el entramado complejo de inversiones y proyectos de colaboración entre China y la Argentina.

El proyecto más extravagante contempla el acercamiento local a la exploración del espacio mediante la tutela de los asiáticos, que le ofreció a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) participar del Programa chino de Exploración de la Luna y trabajar en proyectos conjuntos de estudio de las muestras que se obtengan de la superficie de ese satélite.

La CLTC (China Launch and Tracking Control General) también analiza fechas para inaugurar la estación espacial en Neuquén, donde ya se terminó la obra civil y se instaló el equipamiento. En términos de dinero, sin embargo, el plato más fuerte pasa por los rieles antes que por el espacio. Y hay también aperitivos menores, pero importantes en términos regionales.

El 18 de mayo pasado, por caso, el Exim Bank de China hizo el primer desembolso en el marco del Acuerdo de Financiamiento para el proyecto de energía solar Cauchari I, II y III, en de Jujuy.

Fueron US$58,5 millones. Si las cosas con las centrales no salen como estaba previsto, al menos la Casa Rosada puede acudir a un ejemplo propio de situaciones similares.

Meses atrás, en el marco del apremio fiscal, el Gobierno reconoció que demoraría el proyecto para construir centrales nucleares con fondos chinos, por la que una comitiva local encabezada por Macri viajó al otro lado del mundo para firmar.

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