¿ES NEGOCIO CERRAR RUTAS TURÍSTICAS?
BUENOS AIRES 10 mAR(MDV por Hector Cassano).-La decisión de Nación de abandonar rutas turísticas troncales “deficitarias” abre un interrogante respecto de la política de “turistas pasajeros”.
Huella Andina, el Tren a Las Nubes, y la Ruta a Bariloche son tres claros ejemplos de rutas abandonadas por Mintur Nación sin mayores explicaciones que la ya conocida rotulación de “deficitarias” sobre la que nunca se da mayores detalles. Y esa falta de explicaciones es la parte más interesante, pues demuestra mas dudas que certezas.
Si de déficit se trata, es preciso señalar que no existe en Argentina ninguna carretera superavitaria, por lo que si tuviéremos que cerrar todas las rutas deficitarias lo único que quedaría operativo serían algunos puertos.
Resulta increíble ver a Nación tomar decisiones millonarias cometiendo dos errores conceptuales tan básicos como graves, pero… ¡Ahí están!
El primer error está en el concepto de Estado empresario, pero no en el Estado empresario como propietario de empresas, sino en su administración y operación cual si fuere una empresa, y bajo conceptos de economía racionalista en la que no queda logar para el fomento.
El racionalismo propone lograr que los números cierren en positivo, lo cual está bien si queremos eliminar el déficit fiscal, pero puede ser nefasto cuando se pasa al concepto de ultrarracionalismo, que es lo que se viene aplicando.
Cerrar rutas turísticas por ser deficitarias es comparable a que el Hotel Llao Llao decida cerrar su pileta, jardines, campo de golf y áreas de estar por considerar que contablemente no producen ingresos directos, ya que lo que el huésped solicita y paga es la habitación, y la pileta y el resto solo generan gastos y mantenimiento.
Si por deficitarios le cerráremos al Llao Llao el campo de golf, sus jardines, sus áreas de estar y la pileta, el resultado es que estamos recortando “Valor de Atractivo”.
El atractivo es el motor de la actividad turística, y tiene la peculiaridad de no ser “cuantificable” en términos de economía racionalista. Por el contario, el turismo no funciona con criterios racionalistas como lo hace el tráfico de pasajeros, sino que lo hace con criterios atractivistas, lo cual es muy diferente..
Y esto nos lleva al segundo error conceptual.
Hace ya unos 200 años que los ferrocarrileros conocemos bien la diferencia entre ambos tipos de tráficos, que por cierto se diferencian mucho unos de otros.
El nuevo plan de conectividad adolece de un error conceptual al tratar al turista como pasajero.
Como bien sabemos el aéreo es un modo de 2º Magnitud, lo que quiere decir que funciona como un mero aproximador sin valor de atractivo alguno. Es útil para interconexión rápida de turistas en escapadas cortas, u otros que necesitan conexiones transversales y que estén dispuestos a viajar en “modo pasajero”
Pero el aéreo no sirve para turistas que buscan vivir experiencias, los cuales sin cada vez mas, y tampoco sirve para autoturistas, que representan el 70% del tráfico nacional y que son el segmento mas perjudicado por las políticas conjuntas del Mintur y el Mintrans.
Las tres rutas turísticas mencionadas son atractivos de magnitud superior a 5, es decir “convocantes”, que por ende son entendidos como “destinos turísticos” que funcionan como “generadores de tráficos”.
Hoy operan a menos del 5% y no son rentables en términos de economía de caja. Pero su valor verdadero no está en su capacidad real, sino en la potencial y es por ello que una de ellas ha generado ya el interés de inversores. La operación en modo de acceso abierto sería un negocio directo muy rentable para operadores extranjeros. Y si estas rutas aumentaren su capacidad al 50%, el primer beneficiado indirecto serían las empresas de aviación o las de buses que acertaren a volver a operar en forma multimodal.
Las rutas turísticas no tienen que cuantificarse contablemente, sino que tienen que ser vistas como herramientas de fomento de turismo.
Es hora de dejar de hablar de conectividad para empezar a hablar de logística turística, que es un concepto mucho mas amplio y menos entendido.
Ese es el propósito de esta columna.
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