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miércoles, 4 de noviembre de 2020

El maquinista que dibuja

El maquinista que dibuja trenes con exactitud fotográfica

NEUQUEN 3 Nov(LMN).-Pedro Basanta es de San Antonio y un apasionado de los ferrarriles desde niño. Los propios trabajadores de Tren Patagónico lo respaldaron para que ingrese a la empresa. Además sigue su otra vocación, y dibuja locomotoras y otras máquinas con una similitud sorprendente.

Una locomotora a vapor, dibujo de Pedro Basanta 

Otra locomotora, algo más actual.

Una locomotora en perspectiva, con detalles similares a la real.

Un empleo que armonice con el mandato vocacional aparece entre los estados cercanos al ideal de vida, según una romántica tradición. Pero alcanzar ese lugar y ligarlo con otro ejercicio que inquiete igualmente al espíritu, suena a quimera.

De muy chico los trenes fueron su fascinación, de cuando su abuelo lo llevaba de visita a la estación de San Antonio, y no tardó mucho en decidir que ahí quería seguir estando.

También en ese entonces lo entusiasmaba el dibujo artístico y alentado desde su entorno por la destreza que revelaba lo tuvo presente cuando llegó el momento de planificar su futuro, pero las vías finalmente pudieron más.

Sin embargo, con el tiempo ligó las dos pasiones, y hoy a sus 30 años goza de conducir locomotoras y además recrea en papel máquinas y formaciones férreas de distintas épocas con una exactitud fotográfica.

“Me aconsejaban que estudiara diseño gráfico, pero me gustaban más los trenes. Pensé que si seguía la carrera no iba a poder andar en locomotora, y analicé que estudiando para maquinista, cuando tuviera tiempo podría dibujar en mi casa y haría las dos cosas. Lo que hago ahora”, resalta el joven ferroviario.

Sus obras se viralizaron en páginas de ilustraciones y de fanáticos de los ferrocarriles, como en Lápiz Vengador y Riel Azul de Facebook, o en su Instagram personal: @pedro3-1.

Impactan y reciben elogios por el realismo y la precisión con que plasma cada pieza que componen los mecanismos de los distintos vehículos, los colores vívidos, las proporciones matemáticas y los juegos de luces y sombras.

La fidelidad de los diseños revela en el autor el conocimiento técnico que le otorga el vínculo cotidiano con los materiales, como también su pulso en los trazos para copiar los rasgos que pueden pasar desapercibidos para quien carece de un ojo avizor, pero que identifica el entendido.

Pedro explicó que el detallismo lo fue adquiriendo con la práctica y de tanto andar entre vías y formaciones.

En su s inicios artísticos, que alimentó con clases preparatorias, retenía las figuras en su mente y luego las volcaba en el papel. Así surgieron sus primeros trabajos, que mostraba a los más conocidos.

“Me salían más o menos”, resalta el muchacho, que tiene un estudio armado en su casa, con un escritorio donde abundan las fibras y marcadores, reglas, escuadras y pistoletes de distintos tamaños, entre otras herramientas.

Con el tiempo fue perfeccionando sus creaciones, apoyándose en fotografías que toma o que baja de internet, que le permiten ajustarse lo mejor posible al modelo original.

Si bien los trenes son su principal motivo, también dibuja otro tipo de vehículos. Recientemente una empresa local le pidió que reproduzca un colectivo de su flota.

El pedido de “los viejos”

“Pedrito andaba con nosotros de pibito. Lo llevábamos para todos lados. Siempre le gustaron mucho las máquinas”, recuerda un veterano ferroviario hoy jubilado de Tren Patagónico.

Ese entusiasmo que demostró impulsó a que los trabajadores lo animaran para que se inscriba como aspirante, tras finalizar el colegio secundario en el ex CEM 29.

Y los mismos operarios “los viejos” como los llama afectuosamente, respaldaron su postulación en el terreno sindical, hasta que en 2013 surgió la anhelada incorporación como aspirante.

Después hizo los cursos y capacitaciones correspondientes, y llegó al cargo de conductor, como había soñado de chiquito.

Hasta que el servicio ferroviario que atraviesa de este a oeste la provincia de Río Negro se suspendió por la pandemia a mediados de marzo, Pedro hacía el tramo entre Viedma y Ramos Mexía, y el tren que acarrea piedra caliza para Alpat de las canteras de Aguada Cecilio, un paraje ubicado a poco más de 80 kilómetros de San Antonio.

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