Preocupa el impacto sobre el Subte de la extensión del Belgrano Sur a Constitución
CAPITAL FEDERAL 14 Oct (EnElSubte).-Comenzaron las obras para extender el Belgrano Sur a Plaza Constitución. Se prevé un fuerte incremento en la cantidad de pasajeros y entre planificadores y autoridades empieza a surgir la preocupación de que la línea C no pueda absorber la demanda. La no construcción de la estación Sáenz y las demoras de la línea F, factores clave. La opinión de los especialistas.
Los trenes y micros de larga distancia podrán circular con todos sus asientos completos
Semanas atrás, tras largas demoras, comenzó a ejecutarse la obra de extensión de la línea Belgrano Sur entre Sáenz y Plaza Constitución.
El proyecto permitirá que el Belgrano Sur tenga una mayor penetración en el área central de la Ciudad: su cabecera histórica, la clausurada estación Buenos Aires, se hallaba mal ubicada y alejada de los principales nodos de transporte. La nueva terminal dotará a la línea de su primera conexión con el Subte y con los ramales eléctricos de la línea Roca.
Se estima que esta ampliación, sumada a distintas inversiones que se están ejecutando en el resto de la traza, redundará en un significativo aumento del caudal de pasajeros transportado por la línea Belgrano Sur, históricamente una de las más postergadas de la red.
Pero lo que empieza a preocupar entre los planificadores de transporte y entre las autoridades es que ese incremento de usuarios no pueda ser absorbido correctamente por la red de Subte, precisamente debido a su estancamiento y a la falta de obras de extensión.
Ocurre que los pasajeros de la línea Belgrano Sur extendida desembocarán en la estación Plaza Constitución –la más utilizada de la red metropolitana–, y existen dudas acerca de la capacidad de la línea C para absorber por sí sola a la totalidad de estos nuevos usuarios, especialmente si se tiene en cuenta que buena parte de su demanda se nutre de los distintos ramales de la línea Roca.
El escenario podría ser radicalmente diferente de haberse avanzado con dos proyectos clave del Subte que se encuentran paralizados: la estación Sáenz de la línea H y la línea F.
La cuestión de Sáenz
La estación Sáenz hubiera significado la primera conexión del Belgrano Sur con el Subte, algo que fue planificado hace más de 20 años, mucho antes de que se decidiera la extensión de la línea ferroviaria a Constitución. Considerando ambos proyectos, el Belgrano Sur pasaría de no tener ninguna conexión con el Subte a contar con dos, algo que muy pocos ramales ferroviarios tienen en Buenos Aires.
La estación Sáenz del Belgrano Sur debería contar con conexión al Subte, pero la Ciudad nunca construyó la extensión.
Tal como explicó este medio, la obra de la estación Sáenz se encuentra adjudicada desde hace una década pero nunca se construyó. Subterráneos de Buenos Aires (SBASE) alegó que se trataba de una inversión demasiado costosa y de baja prioridad frente a otras alternativas. Así las cosas, la línea H quedó acortada en la estación Hospitales, inaugurada en 2013 y ubicada un kilómetro al norte de la terminal ferroviaria.
Todo esto a pesar de que algunos especialistas, como Andrés Borthagaray, consideran que “la estación Sáenz pasará a ser sin duda la más importante de la línea H, por el aporte del Belgrano Sur que está siendo mejorado y de las decenas de líneas de colectivos que entran por Puente Alsina”, tal como expresó en un reciente diálogo con enelSubte.
En similar sentido se expresó el economista especializado en Transporte Alberto Müller, quien aseguró a este medio que “la llegada a la Avenida Sáenz de la línea H potenciaría una inserción metropolitana de la línea”, en parte gracias al impacto de “la estación de la línea Belgrano Sur”, pero especialmente debido a “un nutrido número de líneas de colectivo, algunas de ellas incluso con cabecera en esa zona”.
De haberse materializado la construcción de la estación Sáenz en los plazos previstos originalmente, los usuarios del Belgrano Sur ya podrían estar combinando con el Subte hoy.
Una vez extendida la línea a Constitución, los pasajeros que desearan continuar su viaje en Subte podrían repartirse entre Sáenz y Constitución. Pero, como Sáenz no se hizo, todos ellos acabarán, inevitablemente, en la terminal compartida del Roca y el Belgrano Sur, generando un cuello de botella y una gran presión sobre la línea C.
En este sentido, Müller opina que “las condiciones operativas” de Constitución podrían “empeorar significativamente sólo en el caso de que hubiera un incremento considerable de tráfico de la línea Belgrano Sur debido precisamente a la llegada a Plaza Constitución”. Pero matiza que, de mantenerse la cantidad de pasajeros transportados de esa línea ferroviaria -“históricamente débil”, aclara-, “el crecimiento de tráfico total en Plaza Constitución sería del orden de 6%”, por lo que el impacto “sería poco relevante”. La situación no sólo depende de esto, sino también de “si al mismo tiempo se concretara la llegada de la línea H a Sáenz”, explica en diálogo con enelSubte.
En efecto, el escenario de una saturación de Constitución podría evitarse si se materializara la estación Sáenz del Subte, lo que también traería aparejada una mejor distribución de los usuarios entre las líneas H y C: para los pasajeros que no tengan como destino el centro, y en cambio se dirijan al distrito gubernamental de Parque Patricios, al eje Jujuy/Pueyrredón, Once, Recoleta, Palermo u otros barrios de la capital, la línea H –y no la C– sería la mejor opción.
Sin Sáenz, en cambio, las potencialidades de la línea H como segunda traza transversal de la red se quedan a medio camino. Al mismo tiempo que la línea más joven seguirá siendo subutilizada, la C deberá atender una demanda mucho mayor a la actual, sin contar las imprevistas derivaciones en la sobrecarga de tramos del resto de la red histórica. Y si bien la línea C cuenta con un señalamiento que le permitiría incrementar la frecuencia, el resto de su infraestructura no está preparada para absorber a esos nuevos pasajeros.
La cuestión de la línea F
Podría alegarse que aún cuando la estación Sáenz –por las razones que sean– no se construya, el desagote del Belgrano Sur en Constitución no significará indefectiblemente una sobrecarga de la línea C, ya que se proyecta que la estación ferroviaria también será servida por una segunda línea de Subte, la F, que –se estima– será la próxima en construirse.
La línea, que uniría Barracas con Palermo pasando por Constitución, sería la más utilizada de la red de acuerdo con las estimaciones oficiales. Permitiría combinar con todas las líneas de Subte y con tres de ferrocarril: las citadas Roca y Belgrano Sur en Constitución y la línea San Martín en Palermo.
Sin embargo, el proyecto de la línea F está más que empantanado. Los estudios que servirían de base para licitarla fueron anunciados hace tres años y licitados hace dos, pero la apertura de sobres ha sido postergada ya 12 veces.
No se trata de una mera cuestión administrativa, sino de una decisión política: el propio secretario de Transporte y Obras del gobierno porteño, Juan José Méndez, ya ha hecho saber que considera que “lanzar la construcción de la línea F sería una locura”, en tanto que a la presidenta de SBASE, Manuela López Menéndez, no se le conocen siquiera declaraciones al respecto en el año que lleva en el cargo.
Con ambos proyectos de Subte paralizados, y de cumplirse la extensión del Belgrano Sur a Constitución en los plazos previstos, la situación se encamina a un escenario inevitable donde la línea C deberá manejar una demanda que difícilmente pueda atender satisfactoriamente.
Algunos años atrás, en Subterráneos de Buenos Aires aseguraban que por un monto similar a lo que implicaba la construcción de Sáenz podría renovarse completa e incrementarse la flota de trenes de la línea C, con la incorporación de unidades automatizadas que aprovecharían el señalamiento CBTC. De existir esos trenes, el escenario podría ser algo mejor. Pero la compra, presentada como una alternativa excluyente a la construcción de la estación Sáenz, tampoco se hizo. Así las cosas, no cuesta imaginar un escenario donde el Subte comience a expulsar pasajeros, que no tendrán otra salida que el transporte automotor, que ya representa cerca del 90% de los viajes realizados en el Área Metropolitana de Buenos Aires.
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