Fallecieron cuatro ferroviarios en un día en medio del escándalo de las vacunas
BUENOS AIRES 26 Feb(La Izquierda Diario).-En medio del escándalo por el vacunatorio VIP que había montado el ex ministro de salud Ginés González García, los trabajadores esenciales continúan a la espera de vacunas y protocolos serios para hacer frente a la pandemia.
Walter Piris, Rubén Figueroa, Jorge Suarez y Oscar Ibarra fallecieron en menos de 24 horas. Jorge trabajaba en la estación de Constitución en el área de limpieza y tenía 49 años. Rubén también era de limpieza, pero en Wilde. Walter de 53 años era señalero en la Línea Urquiza y Oscar se desempeñaba en el sector de Resguardo del Belgrano Norte aunque no estaba prestando servicio por carpeta médica. Walter y Rubén estaban de licencia porque eran pacientes de riesgo.
Los ferroviarios, al igual que miles de esenciales de múltiples áreas, han trabajado desde el día cero de la pandemia, cuando en aquel lejano marzo del año pasado Alberto Fernández decretó el inicio de la cuarentena. El país siguió funcionando: los alimentos llegaban a las góndolas, los subtes y trenes se movían, había nafta en las estaciones de servicio, se recogía la basura de las casas, y los trabajadores de la salud siguieron estando en la primera línea. No era magia, eran los trabajadores que arriesgaban su salud y la de su familia para que todo siga en pie.
Nadie puede negar el rol estratégico de los ferroviarios y los trabajadores del transporte en general. Sin embargo, todavía no son parte del plan de vacunación del gobierno como servicio esencial. Es decir, tienen prioridad de vacunación las fuerzas represivas por sobre los trabajadores del transporte. Por ejemplo, la policía bonaerense. Por esa razón, Walter y Rubén a pesar de ser factor de riesgo y personal esencial todavía no estaban vacunados.
Asquea y duele pero no sorprende: las muertes de Walter, Rubén, Jorge y Oscar podrían haberse evitado. Sobre todo, porque las vacunas ya existen y en Argentina hay capacidad para producirlas. La pelea por liberar las patentes y que las muertes no sean un negocio es fundamental.
Lejos de los trabajadores y cerca del poder
Esta misma semana se reunió la conducción de la CGT con los mismos dinosaurios de siempre, entre ellos se encontraba Sassia, dirigente de la Unión Ferroviaria.
Los temas a tratarse en la reunión eran el lanzamiento del Consejo Económico y Social, la marcha del acuerdo de precios y salarios junto al clásico e infaltable reclamo por los fondos de las obras sociales. Como era previsible el escándalo de la vacunación VIP se coló en la reunión. Según lo confirmaron algunos de los presentes a la agencia NA., la CGT salió a “acompañar al gobierno” pocos días después de que se destapara la olla. No sorprende, siempre cerca de los privilegiados como buenos amigos del poder.
La vacunación VIP es una muestra más de algo habitual pero oculto. Los funcionarios del gobierno tienen sueldos de gerentes y privilegios impensados para cualquier laburante. Primero están ellos y sus familias, sus amigos y sus socios. Las migajas, si es que queda algo, son para la gente común y de a pie.
Antes estos lamentables hechos cada vez se vuelve más crucial desarrollar un plan de vacunación pensando en las grandes mayorías, que resuelva urgentemente la situación de los esenciales que desde el primer momento se mantuvieron en primera línea como los trabajadores de salud, los docentes que presionados tienen que volver a dar clases con las escuelas en condiciones deplorables sin ser vacunados, o los trabajadores del transporte como los ferroviarios o colectiveros, que ante la “vuelta a la normalidad” van a enfrentar un crecimiento de transito de pasajeros y ni siquiera son parte del sector con prioridad para ser vacunados.
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