Trabajadores de la línea E se imponen para que Metrovías aplique el protocolo
BUENOS AIRES 20 Abr (La Izquierda Diario).-Ayer se conoció un nuevo caso sospechoso de un trabajador de tráfico que está esperando resultados de análisis de COVID 19. La empresa quería prestar servicio normalmente sin tener en cuenta el protocolo para estos casos. Como sus compañeros en la línea B, las trabajadoras y los trabajadores lograron que se cumpla.
Al igual que la semana pasada en la línea B (cuando sus trabajadores lograron a fuerza de asambleas que se los aislara por un caso sospechado de COVID 19), la empresa concesionaria pretendía hacer caso omiso de todos los protocolos que se deben aplicar en lugares de trabajo donde haya casos confirmados o de sospecha de infectados.
Esta actitud por parte de Metrovías se vuelve aún más grave al ser una empresa de transporte, ya que a la gran cantidad de trabajadores que siguen cumpliendo servicio para que el subterráneo siga funcionando, se suma la enorme masa de trabajadoras y trabajadores que se deben desplazar para cumplir con las tareas que se encuentran exceptuadas de la cuarentena obligatoria. El mismo presidente Alberto Fernández ha dicho públicamente estos últimos días en los medios que su preocupación pasa por el transporte público como foco de contagio. Pero las empresas como Metrovías siguen haciendo lo que quieren. Lo mismo pasó con el DNU contra los despidos: las patronales siguieron despidiendo. Y los “castigos” para esas empresas no llegan nunca. Ni Alberto Fernández ni Horacio Rodríguez Larreta han dicho una palabra sobre esta empresa que da sobradas muestras de desprecio por la salud de trabajadores y usuarios.
El caso de la línea E
Karina, conductora en la E, nos cuenta: “Todo el personal de tráfico estamos en cuarentena hasta que estén los resultados del estudio de un compañero que ayer avisó que está internado con sospechas de COVID 19. Los supervisores querían que la mitad del personal que supuestamente no habíamos estado en contacto con él fuéramos a trabajar. Pero después nos dimos cuenta que el compañero había cambiado su franco y había estado en contacto con todos los turnos. Obviamente decidimos no ir, pero esto no salió en ningún lado, ni siquiera un comunicado”.
Alejandro, guarda de la misma línea, cuenta que a el y a muchos de sus compañeras y compañeros "nos preocupa no sólo la salud de nuestro compañero y su familia, sino el tratamiento que se le está dando a él, y el que se nos está dando a nosotros”. Además, este problema se agrava porque se suma a la falta de elementos de protección y de desinfección acorde a la situación: “nuestras compañeras y compañeros de limpieza están constantemente trabajando, pero la cantidad de personal de este sector ya era insuficiente antes de la cuarentena, imagínense ahora. No sólo no dan abasto porque son muy pocos, sino que además realizan sus tareas con una cantidad insuficiente de elementos de protección personal y productos de limpieza. Eso es un riesgo para ellos también. Estamos todos expuestos, lo que implica riesgo para nuestras familias, y para los usuarios”.
Una de las trabajadoras de limpieza, en sintonía con lo que nos cuenta Alejandro, reveló a La Izquierda Diario la falencia en la distribución y calidad de los materiales: "A nosotros nos dan un barbijo y un par de guantes de los finitos para toda la jornada, y nos tienen que durar. A mi por ejemplo se me acaba de romper el barbijo y de casualidad tenía uno en mi mochila por eso lo pude reemplazar. Los guantes también se me acaban de romper y tengo que esperar a que me traigan otro par, si es que me traen. Otro problema es la falta de lockers para dejar los elementos de trabajo. Yo por ejemplo tengo que irme con el uniforme y demás elementos de trabajo a mi casa, después de haber trabajado toda la jornada con el riesgo que conlleva para mi y para mi familia. Y las compañeras y compañeros del turno noche están peor. Hace semanas que no les dan elementos nuevos como guantes y barbijos".
La empresa que declaró ganancias por 720 millones entrega elementos de mala calidad
Alejandro vuelve a contarnos cómo fue que lograron imponer el protocolo junto al resto de las trabajadoras y trabajadores de tráfico: “cuando nos empezaron a decir que la mitad teníamos que ir a trabajar hoy lunes, y sin conocer aún los resultados del compañero, empezamos a decirles a nuestros delegados y a los supervisores que hasta que no estemos seguros de que el compañero no está infectado con coronavirus no nos íbamos a presentar, avalados por el protocolo de seguridad que rige no sólo a nivel nacional, sino en el mismo comunicado que sacó la empresa hace unos días, y que de manera descarada ahora otra vez vuelven a no querer cumplir. Además, sabemos que nuestros compañeros de tráfico de la línea B ya sentaron precedente cuando el martes pasado y después de dos días de asamblea, lograron arrancarle a la empresa su derecho, o más la obligación, de quedarse en sus casas en cuarentena frente a una situación idéntica a la nuestra. Ese paso que dieron los compañeros fue fundamental para el resto de las trabajadoras y trabajadores del subte, y demuestra que sólo si nos organizamos desde abajo podremos hacer valer nuestros derechos, los de nuestras familias, y también los de los usuarios. Las patronales sólo piensan en sus ganancias, y no en nuestras vidas”.
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