La mayor tragedia ferroviaria de Argentina: hubo 236 muertos y más de 500 heridos
BUENOS AIRES 10 Feb (Clarin).- Fue en Benavídez, durante el gobierno de facto de Juan Carlos Onganía. Hubo cinco veces más víctimas que en los accidentes de Sa Pareira y Once.
Primero de febrero, 1970. 1090 personas viajaban en "El Zarateño" con destino hacia Retiro. Eran cerca de las 20 cuando el coche se detuvo cerca de la localidad de Benavídez por desperfectos técnicos. Simultáneamente, venía desde Tucumán hacia el mismo destino el tren N° 1016, "Estrella del Norte", que había partido hacia Buenos Aires el día anterior.
A raíz de una simple falla de comunicación (debían avisar al tren de zona norte cuando la formación proveniente de Tucumán pasara por Pacheco) se produjo la mayor tragedia de la historia ferroviaria argentina. Hubo 236 muertos.
El tren de Tucumán venía a toda velocidad cuando sus dos locomotoras se incrustraron en los últimos vagones del Zarateño. En su momento, detallaron que el tren detenido en zona norte recorrió 80 metros tras el impacto.
Hubo 236 muertos. Fue la tragedia ferroviaria con más muertos de la historia argentina.
Para colmo, en aquel entonces, la zona de la tragedia contaba con poca iluminación y era prácticamente descampada, lo que dificultó más la ayuda inmediata. Sin embargo, la magnitud del accidente fue tal que tardaron poco en aparecer en el lugar vecinos de los alrededores, ambulancias y dotaciones de bomberos, además de las víctimas que a pesar del duro impacto, quedaron con las suficientes fuerzas para auxiliar al resto de los pasajeros. Fueron más de 500 los heridos.
Ese domingo de 1970, mientras el dictador Juan Carlos Onganía gobernaba el país, el tren proveniente de Tucumán contaba con un atraso de casi una hora. De hecho, según constataron posteriormente en el cronograma, debía pasar por Zárate incluso antes que la formación del hoy ramal Belgrano Norte.
Por ese motivo, cuando los maquinisas Alfredo Amoroso y Juan Diozkez pasaron la estación de Benavídez y vieron la señal de vía libre, aumentaron la velocidad para ganar algo de tiempo, sin siquiera imaginarse que "El Zarateño" estaba detenido cerca del lugar, tras una pequeña curva cercana al arroyo Las Tunas. Solo pasaron dos minutos desde que la formación que regresaba de Tucumán pasó Benavídez e impactó contra el tren detenido, a una velocidad de 105 kilómetros por hora.
La colisión se produjo por un error de comunicación. Dos operadores no avisaron que una formación estaba detenida en Benavídez.
Como si fuera poco, al rato de la tragedia comenzó una fuerte tormenta que dificultó las tareas de auxilio, ya que se debía atravesar un viejo tramo de la Ruta 9 hasta el ferrocarril. Por ese motivo, contaron que tuvieron que pedir la ayuda de hasta tractores de la Municipalidad para arrastrar las ambulancias y las autobombas.
La mañana del 2 de febrero, el Hospital de San Fernando estaba colmado y los dos operarios de la estación Benavídez que no comunicaron la situación fueron detenidos por negligencia.
Muchos de los sobrevivientes que prestaron testimonio, contaron la tragedia gracias a esas casualidades de película. Jaime Pina (16), por ejemplo, quizás no se hubiera salvado si en vez de febrero, la tragedia ocurría en julio. Resulta que como era un día de mucho calor, viajó en la plataforma del vagón (una de las zonas menos afectadas), ya que era uno de los únicos lugares del tren en los que corría aire.
El tren proveniente de Tucumán venía a más de 105 kilómetros por hora. Por el impacto, "El Zarateño" recorrió 80 metros.
Por su parte, Heidi Henika tenía tan solo un año y medio el día del accidente. Recién en el 2020 contó lo que le había relatado su padre del fatídico día. Minutos antes del accidente, la niña iba sentada a upa de su madre y pidió algo (no recuerdan qué), lo que devino en que termine sentada entre las piernas de su papá, que solo se quebró la tibia y el peroné. Su madre, en cambio, falleció al instante.
Algunos sobrevivientes contaron en distintas oportunidades que habían sido visitados personalmente por Juan Carlos Onganía, quien prometió indemnizaciones que nunca recibieron. Además, la tragedia le permitió al dictador aprovechar la situación para clausurar la revista Así, que dirigía Héctor Ricardo García.
"El gobierno de la Revolución Argentina ha seguido con atención las sucesivas publicaciones de la revista Así, a las que caracteriza un sensacionalismo que no se detiene en lucrar con los más bajos instintos y pasiones. Dicha actitud se ha acentuado ostensiblemente con referencia a la catástrofe que enluta al país, excediendo cualquier límite compatible con el sentimiento ético colectivo", decía el Decreto N° 600 con el que clausuraban la revista. Onganía deseaba terminar con la revista mucho tiempo antes, y las fotos del accidente que publicaron al día siguiente fueron la oportunidad perfecta para tomar la decisión.
Las segundas peores tragedias de la historia ferroviaria argentina fueron la de Sa Pereira de 1978 y la de Once, en 2013.
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