Uno de los últimos pasajeros del tren recordó con tristeza el servicio que no funciona
Marcelo Samuel recordó aquellos momentos en los que viajaba casi todas las semanas en tren a Capital Federal.
TANDIL 8 Jul(El Eco).-Lejos del ruido, el malestar, las manifestaciones y movilizaciones que se generaron dos años atrás cuando la gobernadora María Eugenia Vidal decidió suspender la totalidad de los servicios de la empresa Ferrobaires, entre los cuales estaba el servicio de tren de pasajeros que unía Tandil con Constitución, hoy hay silencio y resignación.
No es que los trabajadores no hayan luchado por sus puestos de trabajo, ni que la sociedad no haya apoyado el reclamo. Es que a principio de febrero cuando los 13 empleados de Tandil fueron despedidos definitivamente, las esperanzas de que retornara el servicio se diluyeron rápidamente.
La noticia generó una reacción, unas 500 personas salieron a la calle para reclamar la vuelta del tren.
No fue la primera vez pero tal vez fue la última. Los choferes, muchos de ellos tras cerca de 30 años de trabajar en el ferrocarril, recibieron la noticia con el alma destrozada. El trabajo de una vida menospreciado por los políticos de turno. Nunca van a volver a subir a un tren. Soñaban con jubilarse ahí, en ese lugar que amaban profundamente. Toda la vida imaginaron que debía ser de ese modo. Pero no. La Gobernadora decidió que no.
A fines de junio de 2012 el exgobernador Daniel Scioli había puesto en funcionamiento el servicio de trenes de pasajeros de Tandil a Constitución, tras 15 años en los que había estado suspendido. Durante 4 años, el ferrocarril fue de gran utilidad para muchas familias que por distintas razones debían viajar y también fomentó el turismo a la ciudad. El valor del pasaje, que costaba menos de la mitad que el de micro, hizo accesible el servicio para muchas personas que de otro modo no hubieran podido trasladarse. Además, unió muchos pueblos rurales que hoy quedaron incomunicados.
“Cada vez viajaba
más gente”
Marcelo Eduardo Samuel aún conserva el pasaje del tren que tomó el miércoles 29 de junio de 2016, el último día que funcionó el servicio. Lo guarda como recuerdo en su billetera y con nostalgia lo muestra cuando surge la charla sobre el ferrocarril.
Tras la suspensión del servicio y el despido de los trabajadores, se diluyeron las esperanzas de que retorne el ferrocarril.
Utilizaba el servicio por razones laborales, ya que se desempeña como abogado y tiene su matrícula en Capital Federal.
Viajaba una vez por semana o cada 15 días desde el 2012. “Lo empecé a usar ni bien me di cuenta porque mucha gente no sabía esto del tren, que era más económico y era bueno el servicio. Iba y volvía y significaba un ahorro mensual importante, comparando con las opciones de micros que había era tremenda la diferencia, menos de la mitad”, rememoró.
Contó que era un buen servicio y que de hecho en los primeros tiempos hasta le daban una botella de agua con un alfajor a los pasajeros, lo cual le parecía una atención interesante considerando el bajo precio del boleto.
“Dentro de todo se cumplía un horario de 7 horas de viaje el 90 por ciento de las veces. Había un 10 por ciento aleatorio que algo pasaba y se demoraba y por ahí tardabas tres horas más, pero no era la mayor parte de las ocasiones”, sostuvo.
Y aseguró que económicamente era muy conveniente. “Yo me encontraba con gente que iba a comprar mercadería a Once, o a Avellaneda para traer a vender a sus negocios. También gente que iba a trabajar, o que venía de allá a ver familiares que hacía años no veía. Muchos que iban por tratamientos médicos, familias enteras, que iban al Garrahan o a algún hospital público.
“Cada vez viajaba más gente. No sé si no conocían el servicio o tenían un prejuicio, pensaban que iban a ser los trenes de madera, duros, incómodos. Si bien no era un tren cero kilómetro como los que van a Mar del Plata, estaba reacondicionado, se viajaba bien, cada tanto en invierno había un problema con la calefacción, y te morías de frío pero en general andaba bien”, sostuvo.
El último viaje
En cuanto a la suspensión del servicio, admitió que fue algo “sorpresivo”.
“Yo viajé el miércoles 29 de junio, siempre llevo el boleto encima del último viaje. Tenía la vuelta el viernes 1 de julio, y el jueves mi mujer, que estaba en Tandil, me dijo que había visto en el noticiero de Eco TV que el tren no funcionaba más. Al día siguiente había carteles en la estación que decían que te devolvían el dinero. Al menos lo devolvieron, no como pasó con Río Paraná que no devolvieron nada”, manifestó.
Admitió que al principio fue “duro” y que se preguntaba “qué habrá sido de la gente humilde que viajaba todas las semanas a ver a sus familiares acá, o los que hacían tratamientos médicos que eran muchísimos”.
Ese último pasaje le salió 170 pesos. Hoy en día el pasaje de micro ronda los 640 pesos. “Fue duro acostumbrarse al micro. Los gastos son tremendos, para el que viaja frecuentemente lo perjudica notoriamente”, opinó.
De junio de 2012 hasta junio de 2016 el tren de pasajeros funcionó sin inconvenientes uniendo Tandil con Constitución.
Un tema político
Y consideró que “es un tema político y económico, volvió el tren a Junín, que es donde fue el accidente por el cual se había suspendido. El de Bahía Blanca volvió y es más lejos, y el de Tandil no. Por lo que leí era por la cantidad de pasajeros semanales que movía que no eran los suficientes para hacerlo rentable”.
“Con el tiempo la gente se acostumbra a la situación, por más que hubo movilizaciones, protestas, junta de firmas pero quedó todo en una decisión política de tipo económico. Es una pena porque sería una opción más para la gente”, afirmó.
En tanto, planteó que “no sé si sería tan difícil que volviera el servicio porque las vías están, se usan para el tren de carga, creo que llevan piedras o cemento y las vías lo soportan”.
“Yo puedo usar el micro pero mucha gente seguro no lo pude pagar. Yo creo que ya no vuelve más”, indicó.
Recordó que ese último tren salió el miércoles 29 a las 23. “Fui el último que lo usó, había comprado ida y vuelta porque cada vez lo usaba más gente, entonces a veces como solo tenía dos vagones, no conseguías boleto”, sostuvo.
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