Para proteger una reserva ecológica, los vecinos evitaron que hagan un muro de cemento junto a las vías
BUENOS AIRES 1 Abr(Clarin).-Es la de Santa Catalina, en Lomas de Zamora. Allí iban a poner esa protección en la traza del ferrocarril Roca, pero tras los reclamos cambiaron de opinión. Ahora analizan instalar un cerco amigable con animales y plantas autóctonas.
Los vecinos y ambientalistas se reunieron con personal de ferrocarriles en la reserva Santa Catalina para mostrarles el impacto que un muro traería en el ambiente.
Tras varias protestas, los Vecinos Autoconvocados en Defensa de la Reserva Natural de Santa Catalina lograron que la empresa Trenes Argentinos diera marcha atrás con la colocación un muro perimetral a las vías del Roca que atraviesan ese predio, el pulmón verde más grande de Lomas de Zamora y el Sur del GBA. Los ambientalistas argumentaban que el paredón iba a generar un grave impacto ecológico.
El jueves 15 de marzo, tras varios intentos de encuentro fallidos, los vecinos habían logrado reunirse con representantes de ADIF (Infraestructura de Trenes Argentinos) y la subsecretaría de Ambiente de Lomas en la propia Reserva, donde les mostraron las zonas afectadas y los problemas que traería aparejado.
“Expusimos in situ todos los aspectos técnicos, ambientales, históricos y arqueológicos que la empresa no tuvo en cuenta al intentar colocar un paredón, que representa un gran perjuicio para el Area Protegida de 730 hectáreas. También presentamos nuestra propuesta de alambrada rural baja con pasafauna”, explicaron los vecinos.
En distintos sectores de la reserva funcionan la sede de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNLZ y corralones de la empresa Covelia.
Finalmente, a fines de la semana pasada Trenes Argentinos confirmó el cambio de planes. Ya no instalarán el muro de hormigón de dos metros que vienen construyendo a lo largo de toda la traza de la línea Roca –en el ramal que une Haedo y Temperley– y se evaluarán otras opciones más "amigables" y de impacto menor para la fauna local.
La colocación del paredón fue proyectaba con el objetivo de brindar mayor seguridad en las áreas urbanas que atraviesan las vías. Buscan reducir el número de accidentes de personas que cruzan por zonas indebidas y también prevenir casos de violencia como los habituales piedrazos cuando pasan las formaciones.
No obstante, desde el grupo de vecinos de la Reserva enfatizaron que el entorno natural de ese lugar requiere medidas diferentes y que se adapten a las particularidades de la región.
“Acá el tren pasa cada 50 minutos, muy despacito porque es diésel. En toda la historia de la Reserva no tenemos registro de ningún arrollamiento, de personas ni de animales”, enfatizó Florencia Bazán, bióloga y vecina de Llavallol, localidad lindera a la Reserva.
Durante la campaña que llevaron adelante los vecinos autoconvocados se hicieron mateadas, visitas guiadas y muchas reuniones para difundir la situación y alertar sobre el impacto que las obras estaban teniendo en los lugares de la Reserva donde había comenzado el movimiento de tierras para colocar el muro. Al final, protestas dieron resultado.
¿Cómo es el predio?
La Reserva Natural Municipal Santa Catalina es un predio ubicado unas 50 cuadras del centro de Lomas de Zamora y a unos 20 kilómetros del Obelisco porteño. Los vecinos de la zona lo utilizan como un lugar para caminar y realizar otras actividades deportivas. En ella habitan cientos de especies de plantas y animales.
En el predio funciona la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Lomas de Zamora. Además, hay áreas de investigación donde vive en forma permanente personal de esa facultad y de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y un tambo donde habitualmente se ve movimiento de camiones que van a buscar leche. Otro sector, más pequeño, es administrado por el municipio local.
En total, ocupa unas 730 hectáreas. Cuenta con una laguna y dos estaciones de trenes -Santa Catalina y Juan XXIII- que tienen poco movimiento diario.
La Reserva fue eje de una extensa polémica en 2011, cuando trascendió el proyecto de la empresa de recolección de residuos Covelia de edificar un barrio privado en 650 hectáreas del predio que habían sido adquiridas a la Universidad de La Plata por 32 millones de pesos.
Ese mismo año (tras cientos de protestas y marchas que encabezaron los mismos vecinos que hoy lograron que no colocaran el muro de cemento en las vías de Roca), la legislatura bonaerense promulgó la ley que transformó a Santa Catalina en Reserva Natural y frenó cualquier intento de construcción.
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