Venderán toneladas de chatarra ferroviaria para recuperar terrenos
BUENOS AIRES 29 May(La Nacion).-El gobierno busca deshacerse de ese material con la idea de reutilizar los espacios para la construcción de viviendas y rehabilitar depósitos y talleres de mantenimiento.El motor diesel de una locomotora que recorrió la Argentina, las fundas de pistones que marcaban el ritmo de la marcha de esos viejos convoys diesel y un par de radiadores que aclimataban antiguos vagones son los restos que quedan de aquella gloriosa época en la que el ferrocarril vernáculo era la estrella del transporte público y de cargas.Esos elementos forman parte hoy de la chatarra que se apila en los talleres de Liniers y que, luego de una licitación pública, será entregada para ser reutilizada y así recuperar el predio que supo albergar hasta 8500 empleados.En total son 40.000 toneladas de material ferroviario en desuso, almacenados en terrenos públicos de todo el país, que el Ministerio de Transporte de la Nación busca deshacerse con la idea de recuperar terrenos y utilizarlos para la construcción de viviendas del Plan Procrear y rehabilitar depósitos y talleres de mantenimiento ferroviarios. Además, el objetivo de la venta es impedir la contaminación visual y del suelo, frenar la oxidación de la chatarra y la concentración de focos infecciosos entre los residuos, según indicaron fuentes oficiales.
BUENOS AIRES 29 May(La Nacion).-El gobierno busca deshacerse de ese material con la idea de reutilizar los espacios para la construcción de viviendas y rehabilitar depósitos y talleres de mantenimiento.El motor diesel de una locomotora que recorrió la Argentina, las fundas de pistones que marcaban el ritmo de la marcha de esos viejos convoys diesel y un par de radiadores que aclimataban antiguos vagones son los restos que quedan de aquella gloriosa época en la que el ferrocarril vernáculo era la estrella del transporte público y de cargas.Esos elementos forman parte hoy de la chatarra que se apila en los talleres de Liniers y que, luego de una licitación pública, será entregada para ser reutilizada y así recuperar el predio que supo albergar hasta 8500 empleados.En total son 40.000 toneladas de material ferroviario en desuso, almacenados en terrenos públicos de todo el país, que el Ministerio de Transporte de la Nación busca deshacerse con la idea de recuperar terrenos y utilizarlos para la construcción de viviendas del Plan Procrear y rehabilitar depósitos y talleres de mantenimiento ferroviarios. Además, el objetivo de la venta es impedir la contaminación visual y del suelo, frenar la oxidación de la chatarra y la concentración de focos infecciosos entre los residuos, según indicaron fuentes oficiales.
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La ruta del hierro: quiénes son los que más residuos generan
La última licitación se realizó en 2009. De todas maneras, estas 40.000 toneladas sólo representan el 10% de toda la chatarra ferroviaria en manos del Estado argentino, según cálculos oficiales. Por ejemplo, de este lote no forman parte unas 600 unidades, entre vagones y locomotoras, compradas a España y Portugal durante la administracción de Ricardo Jaime, que hoy están sujetas a un proceso judicial.La chatarra ferroviaria consta fundamentalmente de coches, formaciones y otros elementos que se encuentran en desuso. Se trata de material rodante, materiales de vía, repuestos (de vagones, coches de pasajeros, locomotoras), mobiliario, herramientas, maquinarias y otros materiales que no integraron los contratos de concesión y quedaron como remanentes a cargo de la ex Ferrocarriles Argentinos.En Liniers, por caso, hay hasta hornos de fundición. Cuando el tren empezó a circular en la Argentina, los repuestos se fabricaban en esos talleres. "Cada pieza que se rompía debía ser reparada o fabricada en este lugar. La viruta que generan las ruedas que están en desuso es muy valiosa para la fundición", apunta uno de los empleados, que muestra el espacio que será liberado para construir un nuevo almacén. Los edificios de este taller están protegidos por una ley porteña por el patrimonio edilicio que representan estos gigantes de ladrillo levantados a principios del siglo XX."Ésta es la primera de varias licitaciones para deshacernos de la chatarra. Es fundamental que nos hagamos cargo de esta chatarra que venía acumulándose hace años, para poner en valor talleres y predios que nos permitan mejorar el servicio y el mantenimiento de trenes de pasajeros y de cargas. Tendrá además un impacto muy positivo en materia de cuidado del medio ambiente", indicó el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich.La chatarra se viene acumulando en distintos espacios ferroviarios, muchos de ellos, dentro de centros urbanos de la ciudad, como Liniers y Pompeya. También en la región mesopotámica, en el centro del país y en Cuyo, zonas que estarán incluidas en futuros procesos licitatorios.Los predios incluidos en la licitación, cuya adjudicación se realizará los primeros días del mes próximo, son: Estación Sáenz, Estación Buenos Aires, talleres de Liniers y de Haedo y Almacenes Alianza de Santos Lugares, en Buenos Aires; Almacenes Holty, en Concordia, Entre Ríos; Montecaseros y Paso de los Libres, Corrientes; Palmira y Talleres Diesel en Mendoza; el Autódromo de San Luis; Alta Córdoba y Dean Funes, en Córdoba, y Laguna Paiva, en Santa Fe. Lo que ingrese por esta venta será reinvertido en el ferrocarril.El material en desuso no es apto para su reutilización ferroviaria. Principalmente ferroso, sí es valioso para empresas que se dedican a recuperarlo en hornos siderúrgicos (ver aparte). Según el ministerio, la prioridad consiste en desocupar espacios específicos solicitados por la Empresa Belgrano Cargas y Logística SA para mejorar la operación de la Línea General Belgrano y de las líneas San Martín y Urquiza.Los almacenes son los principales espacios a recuperar. El plan de recuperación ferroviaria incluye la importación de 187 millones de dólares en repuestos que aún no ingresaron al país y que hay que guardar en algún lugar.
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La última licitación se realizó en 2009. De todas maneras, estas 40.000 toneladas sólo representan el 10% de toda la chatarra ferroviaria en manos del Estado argentino, según cálculos oficiales. Por ejemplo, de este lote no forman parte unas 600 unidades, entre vagones y locomotoras, compradas a España y Portugal durante la administracción de Ricardo Jaime, que hoy están sujetas a un proceso judicial.La chatarra ferroviaria consta fundamentalmente de coches, formaciones y otros elementos que se encuentran en desuso. Se trata de material rodante, materiales de vía, repuestos (de vagones, coches de pasajeros, locomotoras), mobiliario, herramientas, maquinarias y otros materiales que no integraron los contratos de concesión y quedaron como remanentes a cargo de la ex Ferrocarriles Argentinos.En Liniers, por caso, hay hasta hornos de fundición. Cuando el tren empezó a circular en la Argentina, los repuestos se fabricaban en esos talleres. "Cada pieza que se rompía debía ser reparada o fabricada en este lugar. La viruta que generan las ruedas que están en desuso es muy valiosa para la fundición", apunta uno de los empleados, que muestra el espacio que será liberado para construir un nuevo almacén. Los edificios de este taller están protegidos por una ley porteña por el patrimonio edilicio que representan estos gigantes de ladrillo levantados a principios del siglo XX."Ésta es la primera de varias licitaciones para deshacernos de la chatarra. Es fundamental que nos hagamos cargo de esta chatarra que venía acumulándose hace años, para poner en valor talleres y predios que nos permitan mejorar el servicio y el mantenimiento de trenes de pasajeros y de cargas. Tendrá además un impacto muy positivo en materia de cuidado del medio ambiente", indicó el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich.La chatarra se viene acumulando en distintos espacios ferroviarios, muchos de ellos, dentro de centros urbanos de la ciudad, como Liniers y Pompeya. También en la región mesopotámica, en el centro del país y en Cuyo, zonas que estarán incluidas en futuros procesos licitatorios.Los predios incluidos en la licitación, cuya adjudicación se realizará los primeros días del mes próximo, son: Estación Sáenz, Estación Buenos Aires, talleres de Liniers y de Haedo y Almacenes Alianza de Santos Lugares, en Buenos Aires; Almacenes Holty, en Concordia, Entre Ríos; Montecaseros y Paso de los Libres, Corrientes; Palmira y Talleres Diesel en Mendoza; el Autódromo de San Luis; Alta Córdoba y Dean Funes, en Córdoba, y Laguna Paiva, en Santa Fe. Lo que ingrese por esta venta será reinvertido en el ferrocarril.El material en desuso no es apto para su reutilización ferroviaria. Principalmente ferroso, sí es valioso para empresas que se dedican a recuperarlo en hornos siderúrgicos (ver aparte). Según el ministerio, la prioridad consiste en desocupar espacios específicos solicitados por la Empresa Belgrano Cargas y Logística SA para mejorar la operación de la Línea General Belgrano y de las líneas San Martín y Urquiza.Los almacenes son los principales espacios a recuperar. El plan de recuperación ferroviaria incluye la importación de 187 millones de dólares en repuestos que aún no ingresaron al país y que hay que guardar en algún lugar.
Fragmentación ferroviaria
BAHIA BLANCA 29 May(LNP).-Profesionales de urbanismo de nuestro país, de Viena y otras ciudades del mundo se reunieron en Buenos Aires, en el marco de un acuerdo firmado por el municipio con organismos de financiamiento de mejoras urbanas, para analizar la realidad de Bahía blanca, generar un diagnóstico y, por último, proponer planes de intervención buscando mejorar situaciones perjudiciales para su desarrollo.no fue necesario profundizar demasiado para detectar que uno de los problemas más serios que tiene la ciudad es su fragmentación, la cual atenta contra una indispensable continuidad en materia de circulación y perjudica la conveniente integración de sus barrios.En esa primera lectura advierten que las tierras que siguen siendo ocupadas por el ferrocarril -las más de ellas obsoletas, desocupadas, vandalizadas, olvidadas- conforman un potencial indiscutible y reconocible para generar una alternativa de inclusión y revertir (quebrar) esa fragmentación.La lectura realizada por estos expertos durante un taller de diseño urbano participativo apunta a proponer intervenciones que podrían ser financiadas por organismos internacionales para corregir estos males urbanos, que a esta altura resultan incomprensibles.No es la primera (ni posiblemente será la última) evaluación que deja en claro que Bahía Blanca tiene su micro y macrocentro encorsetado con la agresiva irrupción que a fines del siglo XIX tuvieron las empresas inglesas que llegaron con sus rieles, con agudos trazados diagonales y levantando centenares de metros lineales de muros, verdaderas barreras urbanas.Sin embargo, en al menos los últimos 70 años han sido infructuosos todos los intentos por resolver esa afectación. La reciente apertura de calle Blandengues, entre Sixto Laspiur y Malvinas; la demolición de algún paredón para mejorar la seguridad y evitar tanto vandalismo fueron dos gestos menores en el asunto. Siguen faltando pasos ferroviarios, continuidad de calles, aprovechamiento de instalaciones.La ciudad pisó el siglo XXI sin renunciar a su corset. Surge ahora una nueva oportunidad, a partir de reiterar que no hacerlo genera fragmentación, aislación y falta de inclusión. Que perjudica el desarrollo social, el día a día de los bahienses. Que mantiene ociosas centenas de hectáreas de tierra en una ciudad que las necesita con urgencia.Es tiempo de respuestas. El diagnóstico ya es conocido.
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