A 40 años del movimiento social que sirvió para evitar el primer cierre del ferrocarril
SAN CRISTOBAL Santa Fe 6 Sept(El Departamental).- El próximo 8 de septiembre un grupo de ex ferroviarios recordarán el día en que bautizaron la Plazoleta Almirante Brown con el descubrimiento del busto del prócer para evitar el primer cierre de los talleres.
Hoy, parte de ese grupo, pide por la cesión de los galpones del ala sur para su utilización.
SAN CRISTOBAL Santa Fe 6 Sept(El Departamental).- El próximo 8 de septiembre un grupo de ex ferroviarios recordarán el día en que bautizaron la Plazoleta Almirante Brown con el descubrimiento del busto del prócer para evitar el primer cierre de los talleres.
Hoy, parte de ese grupo, pide por la cesión de los galpones del ala sur para su utilización.
Armando Garrido y Vicente Assenza brindaron la entrevista exclusiva.
Hace 40 años los sancristobalenses, ante la amenaza de clausura de los Talleres Ferroviarios promovieron una movilización en defensa de los mismos. El entorno convocante se centró en la inauguración de un monolito en la memoria del Almirante Guillermo Brown, ubicado en la Plazoleta del mismo nombre.
En tal circunstancia, se acordó una amplia invitación a las autoridades nacionales con el propósito de plantear la continuidad de los mismos sobre la base de su importancia por las funciones y calidad responsable en cumplimiento de su misión. El acontecimiento fue programado en forma conjunta con instituciones locales, incluyendo las autoridades municipales. Tales gestiones resultaron exitosas, salvando de esta manera la fuente de trabajo local más importante en toda la historia, cuya vigencia se distinguió y acreditó durante más de un siglo.
Armando «Coco» Garrido estuvo 36 años como empleado del ferrocarril, es un protagonista directo que permitió la permanencia de los talleres. Hoy, tiene 79 años y la memoria exacta: «En el mayo del año 1968 nos llegan las versiones que el taller se cerraban al finalizar ese año.
Basado en eso hubo una gran preocupación en todo el taller y en toda la población. Un grupo de ferroviarios buscamos la manera de contrarrestar esa medida a pesar que sabíamos que veníamos de un gobierno de turno que era muy categórico en sus decisiones, quienes hicimos el servicio militar, sabemos que esas decisiones no se discuten, sino que se cumplen.
Cuando hay una preocupación y se quiere encontrar una solución surgen ideas: en primera instancia se formó una fiesta con el nombre del Día Nacional del Ferroviario. Era una estrategia para atraer a los miembros de directorio de Ferrocarriles Argentinos a San Cristóbal.
Para que vieran y conocieran lo que era nuestro taller con toda la capacidad que tenía. La propuesta tuvo éxito en primera instancia porque vinieron las autoridades, vieron el taller y nos dieron un año más. Se buscó una segunda estrategia y ahí nace la idea de darle vida a la Plazoleta Almirante Brown, que hasta el momento era un paseo que se utilizaba para caminar y esperar el coche motor. La Plazoleta adopta ese nombre cuando se colocó el busto del Almirante fue una idea de Ingaramo» recordó Garrido.
En el mismo lugar que hoy se puede ver la fuente de agua, estaba el busto que dio nombre a la Plazoleta y cuya estrategia sirvió para que los directivos repararan en la majestuosidad de los talleres ubicados en la ciudad cabecera departamental. «El 8 de septiembre de 1979 llegaron los representantes de las tres fuerzas de la Junta Militar para la inauguración del busto.
Ya por 1960 Frondizi había tenido un intento para privatizar el ferrocarril, pero fue sin un éxito. En el año 1979 contábamos con 600 empleados. Todas las instituciones locales se interesaron y fue un movimiento social, masivo. Los resultados están a la vista, porque los que han venido juzgaron que el taller no podía cerrarse por todo lo que significaba para esta ciudad» indicó Vicente Assenza que cuenta con 89 años y una memoria impecable.
Assenza y Garrido son los portadores de la historia ferroviaria de la ciudad. El día 8 de septiembre realizaran en la mismísima plazoleta un homenaje a aquella gesta que sirvió para que los talleres tomaran visibilidad para aquellos que debían decidir sobre el futuro laboral de más de 600 personas.
Hace 40 años los sancristobalenses, ante la amenaza de clausura de los Talleres Ferroviarios promovieron una movilización en defensa de los mismos. El entorno convocante se centró en la inauguración de un monolito en la memoria del Almirante Guillermo Brown, ubicado en la Plazoleta del mismo nombre.
En tal circunstancia, se acordó una amplia invitación a las autoridades nacionales con el propósito de plantear la continuidad de los mismos sobre la base de su importancia por las funciones y calidad responsable en cumplimiento de su misión. El acontecimiento fue programado en forma conjunta con instituciones locales, incluyendo las autoridades municipales. Tales gestiones resultaron exitosas, salvando de esta manera la fuente de trabajo local más importante en toda la historia, cuya vigencia se distinguió y acreditó durante más de un siglo.
Armando «Coco» Garrido estuvo 36 años como empleado del ferrocarril, es un protagonista directo que permitió la permanencia de los talleres. Hoy, tiene 79 años y la memoria exacta: «En el mayo del año 1968 nos llegan las versiones que el taller se cerraban al finalizar ese año.
Basado en eso hubo una gran preocupación en todo el taller y en toda la población. Un grupo de ferroviarios buscamos la manera de contrarrestar esa medida a pesar que sabíamos que veníamos de un gobierno de turno que era muy categórico en sus decisiones, quienes hicimos el servicio militar, sabemos que esas decisiones no se discuten, sino que se cumplen.
Cuando hay una preocupación y se quiere encontrar una solución surgen ideas: en primera instancia se formó una fiesta con el nombre del Día Nacional del Ferroviario. Era una estrategia para atraer a los miembros de directorio de Ferrocarriles Argentinos a San Cristóbal.
Para que vieran y conocieran lo que era nuestro taller con toda la capacidad que tenía. La propuesta tuvo éxito en primera instancia porque vinieron las autoridades, vieron el taller y nos dieron un año más. Se buscó una segunda estrategia y ahí nace la idea de darle vida a la Plazoleta Almirante Brown, que hasta el momento era un paseo que se utilizaba para caminar y esperar el coche motor. La Plazoleta adopta ese nombre cuando se colocó el busto del Almirante fue una idea de Ingaramo» recordó Garrido.
En el mismo lugar que hoy se puede ver la fuente de agua, estaba el busto que dio nombre a la Plazoleta y cuya estrategia sirvió para que los directivos repararan en la majestuosidad de los talleres ubicados en la ciudad cabecera departamental. «El 8 de septiembre de 1979 llegaron los representantes de las tres fuerzas de la Junta Militar para la inauguración del busto.
Ya por 1960 Frondizi había tenido un intento para privatizar el ferrocarril, pero fue sin un éxito. En el año 1979 contábamos con 600 empleados. Todas las instituciones locales se interesaron y fue un movimiento social, masivo. Los resultados están a la vista, porque los que han venido juzgaron que el taller no podía cerrarse por todo lo que significaba para esta ciudad» indicó Vicente Assenza que cuenta con 89 años y una memoria impecable.
Assenza y Garrido son los portadores de la historia ferroviaria de la ciudad. El día 8 de septiembre realizaran en la mismísima plazoleta un homenaje a aquella gesta que sirvió para que los talleres tomaran visibilidad para aquellos que debían decidir sobre el futuro laboral de más de 600 personas.
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