La Fraternidad, cuna de gremios neuquinos
NEUQUEN 23 Ene(Rio Negro).-La sede calle Brown fue escenario de históricas luchas obreras, entre ellas la de los trabajadores de El Chocón, en 1969. Se fundaron sindicatos y hasta la CGT neuquina.
“Un local era la oficina de La Fraternidad y otra de la Unión Ferroviaria”, relató Hugo Tamborindegui, quien ingresó a la empresa a los 16 años, como mensajero.
Con su puerta de cedro, los alargados ventanales desvencijados y las paredes de ladrillos a la vista, la casona que fue sede de los gremios ferroviarios La Fraternidad y la Unión Ferroviaria sigue desafiando el paso del tiempo en Almirante Brown al 50, en el corazón de la capital neuquina.
A su lado se elevan, imponentes, los modernos edificios de oficinas, iluminados locales comerciales y departamentos.
No es casualidad su ubicación, muy cercano a la estación, donde estaban las vivienda de los trabajadores y las diversas instalaciones ferroviarias. A pocos metros está, entre los árboles, el edificio que supo albergar el taller de las locomotoras y vagones, convertido hoy en el museo Gregorio Álvarez. No pudo tener mejor destino ese edificio que ser refugio de la historia provincial.
En el recuerdo de algunos viejos ferroviarios, y no tan viejos, debe aparecer la pileta de cemento a donde iba a parar el renegrido y viscoso aceite de los motores y la pesada grasa de los engranajes de las máquinas.
El sindicato se construyó en 1926 y no sólo fue el centro de las luchas de los obreros y trabajadores del riel, sino que como bien lo relata el actual secretario general de la delegación Neuquén de La Fraternidad, Hugo Tamborindegui, “fue cuna de otros sindicatos de la región”.
El gremio de los trabajadores de la construcción, de los metalúrgicos y hasta CGT provincial, fueron creados en esa sede.
Escenario de luchas históricas por las reivindicaciones de los trabajadores, la casona de la calle Almirante Brown fue protagonista de uno de los hitos del gremialismo neuquino. En el epílogo de 1969 y los inicios de 1970 fue el lugar donde se armó la huelga de la represa El Chocón, con la figura señera del obispo Jaime Francisco De Nevares.
Sobrevinieron las intervenciones durante los gobiernos dictatoriales militares y todos los avatares que sufrió el sindicalismo nacional y de los que, naturalmente, no escaparon los ferroviarios.
Parecía que el golpe de gracia se lo daba el expresidente Carlos Saúl Menem cuando, en medio la ola privatista que impulsaba, consagró la triste frase “ramal que cierra, ramal que cierra”.
Sin actividad, La Fraternidad y la Unión Ferroviaria no tuvieron otra opción que, en 1993, vender la propiedad.
La Fraternidad en diciembre de 2000 compró su local actual.
Pero los dirigentes gremiales no se dieron por vencidos y, mediante la decisión del Concejo Deliberante de la ciudad, la casona fue declarada monumento histórico y por lo tanto fue puesta a resguardo de la piqueta que esperaba el momento de la demolición.
La salvaron y es testimonio de una época de luchas y conquistas del sindicalismo neuquino.
Con la actividad ferroviaria paralizada por decisiones políticas, el gremio se quedó sin afiliados y se vendió la propiedad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario