Huyó de la crisis venezolana y hoy trabaja en el subte
CAPITAL FEDERAL 4 Sept(Radio Mitre).-El día que salió de la Universidad con su título de ingeniero, Jesús Alizo Rosales debió haberse imaginado muchas cosas para su futuro. Además, era técnico en seguridad industrial, por lo que, al menos académicamente, le sobraban recursos para conseguir un empleo más que digno. En eso estaba cuando empezó a sentir que la brutal crisis económica de Venezuela podía cambiarle la vida para siempre también a él.
En Venezuela, Jesús era gerente en una sucursal de motos a nivel nacional. La debacle económica empezó a repercutir en su trabajo. “Empezó a bajar la producción y las presiones aumentaban. Los precios se volvían inaccesibles, ya no solamente los de la comida, los precios de los medicamentos eran imposibles”.
En 2016 tuvo que tomar una decisión. A Jesús le estaba llegando el agua al cuello. La salud de su madre lo ponía en una encrucijada: “Estaba enferma y se complicó mucho el acceso a las medicinas. Teníamos que salir del país a buscar una solución que no encontrábamos en el lugar donde nacimos”.
Esto alentó la elección más crucial de su vida. En mayo le propuso casamiento a su mujer, Patricia María, y le mostró los dos pasajes que había sacado para su luna de miel. El destino era Buenos Aires. “Le dije que no podía ayudar a mi madre enferma, que teníamos que irnos del país, a afrontar un nuevo destino”. El 25 de junio llegaron a la Argentina, sin lugar donde dormir y sin amigos, aunque con frío, algo completamente hostil y casi desconocido para cualquier caribeño.
El desarraigo
Uno de los principales dramas de los miles de emigrantes de Venezuela es que parten de su tierra, donde muchos eran profesionales, y se ven obligados a dejar de lado sus años de estudio y sus títulos académicos para trabajar de lo primero que consigan. Continuar con la vocación elegida en su país es privilegio de muy pocos.
Tuvo suerte en ese sentido, Jesús. En Buenos Aires no tardó en conseguir un empleo relacionado a su especialidad y hoy es el jefe del turno noche de la Línea D de subtes. No tuvo la misma fortuna su mujer: “Ella es abogada y no pudo conseguir trabajo porque obviamente aquí las leyes son todas distintas. A ella le ha pegado más que a mí”.
Jesús se quiebra cuando explica cómo es vivir a la distancia de los seres queridos. “Ver a tus padres por una videollamada sin poder abrazarlos es muy dificil. Cuando te vas, empiezas y dices a tus familiares ‘tranquilos, nos vamos a ver todos los días’. Piensas que la tecnología hace todo y no, no lo hace todo”. Llega un momento en que te mienten por un teléfono y te dicen que están bien. Y después llamas a otro y te cuenta, ‘tus padres no están bien, tienen un problema’”, narra. Ambas partes mienten un bienestar que no tienen, para no preocupar a la familia y poder acortar un poco las distancias.
Como si no fuera suficiente con los traumas del desarraigo, Jesús asegura que muchos compatriotas critican duramente a quienes deciden exiliarse en otra nación. “Nos han criticado, nos han tratado de cobardes porque nos vamos, y resulta ser que cuando llegamos a otros países trabajamos para ayudar a los que se quedaron”, detalla.
Aún en las circunstancias actuales, ni Jesús ni su familia pierden la añoranza del regreso: “Muchas veces miras para atrás y ves tu país que se cae a pedazos y tu estás en otro país (…) El deseo de todo venezolano es volver a Venezuela. No es fácil pero es nuestro sueño. A la Venezuela que nos vio crecer, vivir, vivir momentos buenos, momentos malos… Aquella Venezuela donde te acostumbras a todo, hasta a los árboles, lo extrañas todo. Nosotros ya llevamos otra cultura, pensamos que podemos salvar a Venezuela de muchos errores que se están cometiendo. ”
La huída, en números
El drama del éxodo venezolano va camino a convertirse en el mayor moimiento migratorio de la historia de América. Así lo indicó Stephane Dujarric, vocera del Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres. Hasta el mes pasado, más de tres millones de venezolanos partieron de su país para huir de la crisis. Colombia fue el destino más elegido (1.100.000) y le siguieron Perú (410.000) y Estados Unidos (390.000). Hasta el momento, Argentina recibió alrededor de 120.000 inmigrantes venezolanos.
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