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lunes, 25 de septiembre de 2017

Que se mueva hasta el tren

Que se mueva hasta el tren 

Cruce y Conexión se presenta el jueves en Florida y el sábado en la estación de Retiro.  
La original propuesta múltiple de Cruce y Conexión

BUENOS AIRES 25 Sept(Pagina12).-La estación Aristóbulo del Valle y la de Retiro serán los espacios donde se desarrollará la propuesta ideada por Carlos Casella junto al músico Santiago Vázquez y el coreógrafo Gustavo Lesgart, a la que definen como “un experimento de transformación permanente”.

Una de las sorpresas de esta edición de la Bienal son las intervenciones urbanas. Cruce y conexión se llama la que ideó Carlos Casella –artista polifacético que canta, baila, actúa y dirige– junto al músico Santiago Vázquez y el coreógrafo Gustavo Lesgart. Tres artistas inmensos que mostrarán en dos estaciones de tren, Retiro y Aristóbulo del Valle, el trabajo realizado en una residencia con dieciocho músicos jóvenes, a los que se sumaron sobre el final bailarines de la Compañía de la Universidad Nacional de las Artes. Pero como anticipa el nombre de la propuesta, no habrá compartimentos estancos. “La idea fue trabajar con jóvenes de la ciudad y del conurbano, integrarlos e integrar lenguajes, que es lo mío. Quería trabajar con un músico y armar una orquesta coreográfica, con movimiento. Llamé a Santiago Vázquez para trabajar con músicos profesionales jóvenes, quienes a su vez trabajarían con Gustavo (Lesgart) el movimiento”, comenta el director a Página 12.

“Es una orquesta que toca y que se mueve a la vez, todo el tiempo”, adelanta sobre esa especie de organismo vivo que se desplegará en dos espacios públicos por donde circulan miles de personas, alterando el curso natural y generando una experiencia artística. Al comienzo del proyecto, Lesgart se preguntó: “¿Cómo hago para que los músicos tengan ganas de moverse? ¿Cómo me vínculo con Santiago, a quien conocía de verlo en La Grande pero con quien nunca había trabajado?” Las incógnitas resultaron alentadoras. “Fue tirar un fósforo y que se encienda. Los músicos se comprometieron muchísimo, se entusiasmaron con mis ideas y se divirtieron en el proceso. Todos estamos tan entusiasmados que queremos que esto continúe”, asegura. Habrá pocos momentos individuales, será un trabajo grupal con un total de cuarenta intérpretes formando un único cuerpo, una masa en mutación. Y hasta los bailarines de la UNA tocarán una suerte de instrumento de viento inventado. El intercambio fue mutuo: músicos adentrándose en el movimiento, bailarines en los instrumentos y pasajes en los que las voces de todos suenan juntas. “La yunta entre Santiago y Gustavo funcionó genial. Santiago quería trabajar con vientos: trombón, trompetas, flautas, saxos. Sumó violinistas y percusionistas. Se mueven y hacen de todo sin dejar los instrumentos”, añade Casella, director general de la performance, que tendrá secciones fijas y otras improvisadas dentro de una estructura trabajada.

En las instancias de jam, Vázquez dirigirá la orquesta a través de su lenguaje de señas y Lesgart hará algo parecido. En cierto momento, todo estarán en escena: intérpretes y directores. El sonido tendrá aires experimentales, contemporáneos: “Sonará medio marítimo”, arriesga Casella. “Es un experimento de transformación permanente”, sostiene Lesgart. “Las ideas que yo traigo de la danza, en contacto con los músicos, se modifican, y cuando se suman los bailarines se vuelven a transformar. Y cuando aparece el lenguaje de señas de Santiago todo cambia de nuevo”. En esta aventura, los músicos no tocarán de pie ni sentados: lo harán acostados, en cuclillas, sentados uno arriba del otro, caminando, corriendo. Doble desafío: no sólo atender a la interpretación musical, también a los movimientos. “Es complejo pero todo empezó a funcionar”, cuenta Lesgart.

El debut será el jueves a las 14 y 16 horas en la estación Aristóbulo del Valle (Av. Maipú 130, Florida, muy cerca de Puente Saavedra), más precisamente en los halls que lindan con las boleterías. El sábado 30 a las 16 y a las 18, la acción se muda a la renovada estación de Retiro (José María Ramos Mejía 1430), donde la amplitud del espacio generará formas y sonidos distintos. El coreógrafo sugiere que habrá momentos muy orgánicos, “como una masa de átomos y moléculas moviéndose en el espacio, de cardúmenes, manadas y enjambres”, y otros donde “ese masa de cuerpos e instrumentos musicales se vuelve geométrica con columnas, grillas”. “Nos gustaría sorprender, generar preguntas y algo que tiene que ver con el nombre de la performance: cruzarnos, conectarnos, ensamblarnos de otra manera”, sostiene Casella.

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