Viajando con el tren turístico "El Valdiviano"
VALDIVIA 23 Feb(MDV).-Luego de viajar por más de 850 kilómetros hacia el Sur a la altura de Junín de los Andes de nuestro país y sobre las 9:00 hs llegaba a Valdivia con un bus desde Santiago. Allí en la Terminal fui recibido como embajador de otras tierras por el amigo Nelson Beseler, conductor del tren "El Valdiviano". Con él nos fuimos rápidamente a la estación apeadero, ya que Valdivia se encuentra a doscientos metros atrás de donde sale este tren turístico, la misma se encuentra fuera de servicio desde el año 2000. Nuestro amigo se vistió con mameluco y ropa a fin de poner, junto a otros miembros de la Corporación, la puesta en marcha de la vieja locomotora a vapor 620 rodado 2-6-0 de origen escoces, el cual llevaba acoplado dos salones, restaurante y dos salones más Linke & Hoffman. Dicho tren parte prácticamente a orillas del Rio Calle Calle con un paisaje de grandes características, ya que el rio es de forma sinuosa al costado del riel y el paisaje se confunde entre sierra, bosque y montaña. Sobre las 11:30 hs ya numeroso público dejaba sus autos en la playa contigua a la estación para abordar a sus respectivas comodidades previo sacarse la foto delante del tren. Sobre las 12:00 hs el tren partía a Antilhue lleno de turistas, casi 400 pasajeros, para ese entonces ya me encontraba en auto de alquiler para perseguirlo lateralmente por ruta los 28 kilómetros que separaban ambas cabeceras. Valió la pena hacerlo de esta manera ya que ver el inmenso paisaje que rodea al tren desde afuera lo hace más imponente, para mi o cualquiera que lo haga de esta manera será un recreo para sus ojos, en el viaje el tren hace dos paradas de descanso en los apenas 120 minutos de recorrido, en la primera estación Huallel Hue, los turistas son bien recibidos con refrigerios que van desde el Mote con Huesillo (es una bebida refrescante chilena, no alcohólica, que se compone de una mezcla de jugo acaramelado, con mote de trigo y duraznos deshidratados), pan con chicharrón, empanadas caseras, tortas y refrescos. En una segunda estación Pishuinco, sucede lo mismo. Recorriendo unos kilómetros más mi viaje a Valdivia ponía fin a esta persecución ya que debería volver a la terminal de buses para abordar uno a Concepción, mi siguiente parada. Para ello en una de las paradas me despedí de la gente que operaba este tren agradeciendo la atención dispensada. (Texto y fotos © Juan Carlos Gonzalez)
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