VC

domingo, 20 de abril de 2025

Experiencia MDZ

Metrotranvía: de Maipú a Las Heras en 45 minutos, con matices de todo tipo

MENDOZA 20 Abr (MDZol).-A bordo de uno de los transportes más utilizados, registramos el recorrido que une cuatro departamentos del Gran Mendoza. Cómo funciona el servicio, quiénes lo usan y qué dicen los pasajeros.

Metrotranvía: de Maipú a Las Heras en 45 minutos, con matices de todo tipo

El Metrotranvía recorre los departamentos de Maipú, Godoy Cruz, Ciudad y Las Heras. Foto: Alejandrina Zotelo

Viajar nos activa los sentidos y nos conecta con lo que sucede alrededor. Cada recorrido puede convertirse en una experiencia compartida, un espacio de escucha y de encuentro. Con esa mirada, desde MDZ subimos al Metrotranvía y recorrimos junto a los pasajeros el tramo que une Maipú con Las Heras. Una distancia de 17 kilómetros, 45 minutos de viaje, rutinas cruzadas y pequeños relatos que se entretejen en cada parador. 

La historia del Metrotranvía tiene apenas 13 años. Las obras comenzaron en marzo de 2009 y, dos años más tarde, en 2011, se inició una etapa de pruebas. Recién en 2012, el 28 de febrero, el sistema empezó a funcionar de manera regular recorriendo la traza del antiguo corredor ferroviario que correspondía al Ferrocarril General San Martín. En la actualidad, bajo la gestión de la Sociedad de Transporte Mendoza del Gobierno de la provincia, este sistema se extiende entre la estación General Gutiérrez de Maipú y el parador Avellaneda, en Las Heras, atravesando los departamentos de Godoy Cruz y la Ciudad de Mendoza. Y se expande hacia Luján y el Aeropuerto, con una obra de las más caras de la historia de Mendoza: ya se abonaron casi 100 mil millones de pesos y el contrato tiene indexación automática. 

Es un sistema de transporte acotado porque está restringido por la capacidad de las duplas. Desde su puesta en marcha, esta ruta se convirtió en un trayecto habitual para estudiantes, trabajadores y turistas que eligen el Metrotranvía como medio de transporte. Este recorrido, integrado a la vida cotidiana de muchos mendocinos, forma parte del paisaje urbano y social de la ciudad. ¿Cómo funciona el servicio? ¿Cuánto demora? ¿Por qué lo prefieren los usuarios? ¿Quiénes y para qué lo utilizan? Estas fueron algunas de las preguntas disparadoras que nos hicimos antes de hacer el viaje. 

El Metrotranvía, elegido a diario por estudiantes, trabajadores y turistas

El viaje: de Maipú a Las Heras 

Es un día de otoño, la estación preferida por los mendocinos -o de quien escribe- por sus coloridos paisajes amarillos. Son las 11:37 horas y, aunque está nublado, los pequeños rayos de sol ofrecen un particular reflejo dorado. Estamos en Maipú, listos para emprender el viaje.

El punto de partida es la estación General Gutiérrez. En este lugar, antiguamente funcionaba el Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, el ramal de Mendoza a Retiro. Acá, mientras esperamos la próxima unidad, algunos pasajeros aprovechan la pausa para comprar un cafecito en el kiosco del lugar; no falta la clásica tortita raspada.

Cuánto destinará el Gobierno al sistema para controlar que los usuarios del Metrotranvía paguen su boleto

 “Pasa cada 15 minutos”, dice Fabián sobre la frecuencia del Metrotranvía y espera sentado junto a los rieles. Es vecino de Maipú y va hasta el centro para reunirse con sus amigos en un café. A Fabián el parador Belgrano le resulta un punto “cómodo” para bajarse y caminar luego hasta el local. Dice que otro colectivo que lo deja cerca es el Cacique, pero que se demora 10 minutos más. 

El punto de partida: la Estación General Gutiérrez.

Alrededor, la postal aún conserva rastros del pasado y resulta perfecto para sacar fotos de recuerdo.  Allí está Silvia, posando al lado del cartel que indica el nombre de la localidad: “¿Me sacás una foto?”, dice con su tonada porteña. 

Definitivamente, el pintoresco paisaje de la estación Gutiérrez y el singular recorrido que ofrece el Metrotranvía forman parte de los atractivos turísticos urbanos de Mendoza. “Soy de Buenos Aires, de Quilmes. Estoy hace tres días, vine a Mendoza antes de la pandemia y la verdad que la pasé muy lindo. Es un lugar muy agradable, las personas son muy amables. Y bueno, después de varios años, volví a pasar unos días de tranquilidad”, comenta Silvia sobre su experiencia en la provincia. “Ahora me vine desde el centro hasta acá para pasear un ratito en el tranvía”, cuenta y, justo cuando apagamos el grabador, lanza una última observación: “Lo que me llama la atención son los vidrios rotos”. 

La espera continúa y conversamos con vecinos de otros departamentos. Están Cecilia y Leonardo, de Godoy Cruz, quienes estuvieron realizando trámites en Gutiérrez. Para ellos, aunque no utilizan el metro con frecuencia, “es copado” que exista una conexión rápida que atraviese la ciudad de punta a punta. 

Pasaron 13 minutos. Son las 11:50 y el sonido de la bocina del tren irrumpe en el ambiente marcando el inicio del paseo. Este silbido y el constante chirrido de los rieles serán la banda sonora de este trayecto. 

Cada unidad tiene una capacidad para 180 pasajeros

El recorrido avanza rápidamente. En cuestión de segundos, la gente sube y baja intercambiándose constantemente. De la misma manera, el paisaje a través de las ventanas va mutando. Aparecen construcciones precarias, murales con graffitis, el emblemático cartel de la calle Arístides, la icónica Estación Mendoza y los descampados. 

En los primeros asientos, justo detrás del conductor, viajan Jorge y Victoria. Ella es de Guaymallén, pero nunca había subido al tranvía. Por eso, decidieron aventurarse y vivir la experiencia como si fueran turistas en su propia ciudad. “Me queda a trasmano y no lo uso. A no ser que vaya hasta el centro y del centro lo tome, no hay manera”, explica Victoria que, como muchos mendocinos, nunca había realizado este viaje. “Me encantó, es lindo, es cómodo, es hermoso”, dice sobre la nueva vivencia. 

En los primeros asientos, Victoria viaja por primera vez en el metro junto a Jorge.

Por supuesto que en cada recorrido conviven rutinas diferentes. Araceli, por ejemplo, viaja todos los días desde Gutiérrez hasta la última parada del circuito. Es de Coquimbito y trabaja como ayudante terapéutica en Las Heras, aunque confiesa que le gustaría conseguir un empleo remoto. Y es que su jornada laboral es exigente: cada mañana llega a la estación en moto, deja su vehículo al resguardo y desde allí emprende el viaje hacia su trabajo. Lógicamente, ha logrado hacer una evaluación minuciosa del Metrotranvía. 

“Ahora está hermoso, pero en el verano algunas veces es medio feo por el tema de los aires, algunos no andan. Pero la experiencia es buenísima porque es lo más directo”, comenta y cuestiona que, además, a algunas unidades no les funcionan las rampas para discapacitados. “En Las Heras, cuidado con el celular”, nos advierte al despedirnos. 

El Metrotranvía recorre los departamentos de Maipú, Godoy Cruz, Ciudad y Las Heras.

El viaje sigue su curso con algunos pasajeros de pie entre los pasillos. No hay asistentes a bordo, aunque en este caso parece no ser necesario para controlar el pago del boleto, ya que la mayoría de los usuarios lo abonan con normalidad. Sin embargo, la opinión entre los pasajeros sobre esta situación es diversa: mientras algunos opinan que en general la gente no paga, otros aseguran que sí lo hacen. Lo cierto es que este tema preocupa a las autoridades del Gobierno, quienes hace unos días anunciaron la instalación de “molinetes” para fortalecer el sistema de control. 

A pesar de que aún no es horario pico, se nota la presencia de estudiantes universitarios. Los auriculares, los apuntes entre las manos y las mochilas en los hombros conforman la imagen típica entre los jóvenes. 

Marcelo, de 23 años, estudia para contador en la Universidad Nacional de Cuyo. Sube al metro en el parador Independencia y se baja en la Estación Mendoza, donde toma una línea del 120 que lo deja en la universidad. Sobre el servicio, opina: “Me gusta, sí siento que hay horarios, pero es algo que no se puede controlar, en los que se colapsa y directamente no podés subir al metro, eso sería una desventaja; pero es bastante rápido y es más directo que otros colectivos. 

Por su parte, Sofía hace el mismo recorrido pero en sentido contrario. Se sube en Avellaneda y, antes de ir a cursar el profesorado de Educación Primaria, se baja en la estación. 

Muchas padres usan el Metrotranvía para ir a buscar a sus hijos a la escuela

Ya casi es el horario de la entrada y salida de las escuelas. De manera que, como Lorena, muchas madres y padres usan el Metrotranvía para ir a buscar a sus hijos. “Viajo todos los días, en este horario, voy a buscar a mi hija”, afirma.  

En este recorrido coincide Victoria, vicedirectora de un colegio de Las Heras. “A veces, en las horas pico, viene repletísimo; pero es cómodo”, comenta la vice sobre el servicio.  También, casi al final de nuestro recorrido, sube Rocío con sus mellizos. Para ella el metro es más seguro que los colectivos para viajar con los chicos, por la comodidad de los asientos, el movimiento lineal del transporte y el amplio espacio de las unidades. 

Ya estamos a solo dos paradas del final y nos encontramos con un ciclista en el vagón. Este hombre, que prefiere no decir su nombre, viaja aferrado a su bicicleta y señala  que, como usuario habitual, considera que la capacidad destinada a estos vehículos es insuficiente (solo se permiten 2 por unidad). Por eso, sugiere que este espacio debería ampliarse porque son muchas las personas que lo utilizan. 

Parador Avellaneda, Las Heras

A continuación, la aventura llega a su fin. Rápidamente, entre charla y charla, pasaron 45 minutos. Son las 12:35 del mediodía y llegamos al Parador Avellaneda de Las Heras. En este sitio, al bajar, el entorno es absolutamente diferente al punto de partida. 

Frente a nosotros, nuevos estudiantes, trabajadores, madres y niños esperan para iniciar su propio viaje en dirección contraria. Otras rutinas, otras historias que se cruzan en la estación. Detrás, los autos que circulan por calle Sáenz Peña y una nueva advertencia que resuena: “Acá cerca hay una villa, cuidado con el celular y la cartera”, nos dice un conductor al pasar



No hay comentarios.: