“Un jefe de Metrovías me dijo que el Gobierno les ordenó echarme”
BUENOS AIRES 15 Nov(Perfil).-Es conocido por liderar los paros del subte, en reclamo de libertad sindical contra UTA. Su otro yo: un hombre sensible y campechano.
—¿Quiere empezar por revelar su punto débil?
—Mis hijos. No les puedo decir que no. Mi papá me dijo mucho que no. Era muy estricto y yo ligaba mucho. No podía jugar a la pelota ni ir a los cumpleaños.
—¿Una fortaleza?
—Reconozco mis errores.
—¿Qué hacía antes de ser mecánico del subte?
—Fui inspector de colectivos en la empresa de mi tío en Paraguay. Me echó porque le perdonaba a los choferes cuando “dibujaban” boletos. Ganaban muy poco. Me volví a Moreno. Trabajé de panadero y repostero de noche, en Once. Me echaron porque me quedé dormido y se quemaron dos horneadas de pan. En 1994, fui a pedirle trabajo a un señor de Metrovías. Me tomaron como peón del taller mecánico de la línea C.
—¿No sabía nada de mecánica?
—La verdad, nada. No me daban los manuales porque no tenía estudios. Me enseñó un compañero del taller que no sabía leer, me llevó al tren y me enseñó a aplicar todo a la práctica. Cuando me evaluaron me saqué el puntaje más alto. Pero los jefes siempre beneficiaban a los suyos y no me ascendieron. Por eso decidí hacerme delegado.
—Tiene a la CGT en contra...
—Si todos los sindicatos fueran como el de Moyano, el país sería otra cosa. Pero no tiene que velar sólo por los camioneros. Si están contra los monopolios de los medios, en el sindicalismo tiene que ser igual. Yo no quiero que el Gobierno se caiga, pero le exijo que cumpla lo que promete. Hace dos años, la empresa me debía un año y medio de sueldos. Mis compañeros me hacían una colecta y cuando volvía del subte me dedicaba a las changas. Un día me llamaron de la UTA y me pidieron que vaya a un restaurante por Salta y Rivadavia a verlo a Roberto Fernández (líder del gremio), que me ofreció la secretaría gremial del subte si me unía a la UTA. Le dije que volvía sólo si había elecciones limpias, porque creo que el cambio hay que hacerlo adentro de la UTA. Un jefe de Metrovías me llevó a una oficina y se puso a llorar. “Segovia, nos llevamos bien, pero tengo orden del Gobierno de echarte. Acordá con la UTA”. Tengo muchas diferencias con la izquierda. El problema es que los trabajadores se organizan, pero los partidos de izquierda protegen sus aparatos y no se unen. Aprendamos de la derecha y del campo, que se unieron por sus intereses.
—¿Alguna vez pensó dar un paso al costado?
—Sí, hace dos años, cuando me llegó el telegrama con pedido de desafuero para despedirme y la prensa me salió a matar. Me encerré en mi casita casi un mes, sin ir ni al trabajo. Vivía de lo que sembraba en el terreno. Lloraba, escuchaba música y me sentía muy solo. Hasta que vinieron mis compañeros y me sacaron. Desde hace cuatro años no tengo un momento de paz en mi mente. Pero no puedo aflojar.
—Es muy sentimental...
—Sí, lloro mucho, soy sensible. La militancia me costó mucho: no comprar muebles, libros y cosas a mi familia. Mi hijo usa las zapatillas que le da el comedor. Mi mujer no se bancó más la militancia y yo la desatendí. Separarme fue lo peor que me pasó y lloré. Pero nos llevamos bien, somos amigos interminables.
Kirchner recibió en Olivos a la “zurda loca” del subte
BUENOS AIRES 15 Nov(CriticaDigital).-“Pueden parar dos meses seguidos que yo no los voy a reprimir”, prometió. Pero les advirtió que, para no romper con el jefe de la CGT, Hugo Moyano, no les otorgará la personería gremial. La reunión fue el miércoles último en la residencia de Olivos. Sólo veinticuatro horas después del paro total del cuerpo de delegados de Metrovías que reclama fundar un sindicato autónomo de la UTA. Ese día, Néstor Kirchner se cansó de ver por televisión los reclamos de un sector que no sólo no le responde ni le debe nada, sino que además tiene la capacidad de paralizar la ciudad de Buenos Aires. Con la mayor discreción posible, el ex presidente convocó a tres representantes de los trabajadores de subterráneos para plantearles una negociación y, sin proponérselo, confesarles también su debilidad. Llegaron en un auto con vidrios polarizados acompañados por un dirigente social que reporta al matrimonio presidencial. El encuentro se prolongó durante una hora. Pero de los tres delegados, dos ingresaron a la Quinta Presidencial y sólo uno se reunió en privado con el santacruceño. La selección no fue antojadiza: el ex presidente evita siempre que haya más de un testigo en las citas que concreta. Por eso, Kirchner estaba acompañado por un funcionario de su indudable confianza. La información fue confirmada por fuentes del oficialismo y del cuerpo de delegados. El diputado electo inició el diálogo con una promesa que buscó establecer un marco de confianza. “Pueden parar dos meses seguidos que yo no los voy a reprimir”, aseguró. La decisión que, apenas dos días antes, había tomado el gobierno que encabeza su esposa lo desmentía. El lunes pasado, el Poder Ejecutivo acordó una estrategia con Metrovías para declarar al subte como servicio básico esencial, equiparando a ese medio de transporte con el servicio que prestan los trabajadores de los hospitales. Con esa decisión, la Justicia podría hallar elementos para declarar ilegal el paro y forzar su prestación. Pero la medida de fuerza se llevó a cabo, una vez más, sin fisuras y Kirchner terminó de asimilar que, para resolver ese conflicto, debía intervenir él. Pese a que enfrentan a la concesionaria, a la UTA, a la administración Macri y al gobierno nacional, el cuerpo de delegados que tiene casi 10 años de antigüedad puede dejar varados nada menos que a un millón y medio de personas. Kirchner buscó mostrar que la intransigencia estaba del lado de los empleados que buscan el reconocimiento gremial de la nueva Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y el Premetro. “Ustedes quieren 10 de 10 y yo no puedo darles eso”. El oficialismo promete que obligará a la UTA a que dé marcha atrás con el descuento compulsivo del uno por ciento que el sindicato cegetista les cobra a los trabajadores del Subte desde el mes pasado. Pero eso es apenas un primer paso y está muy lejos del reclamo principal. “No puedo pelearme con la UTA en este momento, es un gremio que tiene 90 años de historia”, reconoció Kirchner. Pese a las diferencias que mantiene su titular, Roberto Fernández, con el jefe de la CGT, Hugo Moyano, el gremio de colectiveros forma parte del andamiaje sindical que respalda al camionero. El santacruceño sostuvo que un acuerdo antes de fin de año les conviene a todos. “Durante los meses de enero y febrero, un paro tendría la mitad de la incidencia que tiene hoy”, argumentó. Un día después de la reunión en Olivos, llegó el llamado del Ministerio de Trabajo para que los representantes se presenten mañana a las 18 en la sede de su cartera. En un nuevo encuentro en busca de acercar posiciones, el ministro de Planificación, Julio De Vido, les dijo algo similar ayer a dos de los delegados más representativos del Subte: “Les doy todo lo que quieren menos la inscripción ahora”. El ex presidente pareció asimilar una frase que uno de los delegados pronunció en conferencia de prensa esta semana. “Metrovías puede estar hoy, pero mañana no. En cambio, nosotros siempre vamos a estar”. Pese a que no cuenta con el reconocimiento legal del Ministerio de Trabajo, el sindicato funciona formalmente desde hace tiempo. Los afiliados al gremio tienen 81 delegados electos, hacen un aporte voluntario a modo de cuota sindical y se reparten en comisiones de trabajo, como las de Higiene y Seguridad, Salud y Seguridad Laboral y Formación y Cultura. La cita con los metrodelegados fue parte de un intento de los Kirchner por diferenciarse de la ortodoxia cegetista que define como “zurda loca” cualquier intento de organización que prescinda del sindicalismo empresario. También lo fue el freno de Cristina a la marcha que había convocado la CGT para el viernes próximo. El paro del subte es apenas la expresión más visible de una conflictividad que, imprevistamente, desborda al kirchnerismo por izquierda. Como confesó el jueves el ex presidente en un encuentro en Olivos con Hugo Moyano, Julio Piumato y Omar Viviani. “Estábamos preparados para pelearnos con la derecha y ganarle, pero no estamos preparados para pelear con los grupos de izquierda”. No se trata de una cuestión ideológica o de principios sino de un análisis cantado del escenario actual. Kirchner tiene claro que el barco de los candidatos neoconservadores hacia 2011 ya zarpó y está lleno. En los últimos siete días, la encrucijada del kirchnerismo se tornó más clara que nunca. La pareja presidencial pretende construir una alianza con sectores de centroizquierda de cara a 2011. De hecho, esta semana el ex secretario de Cultura de Kirchner, José Nun, consideró que no es descabellado pensar en una fórmula que reúna al santacruceño con el socialista Hermes Binner. La paradoja es que los pilares de la gobernabilidad kirchnerista son los intendentes del conurbano y la dirigencia de la CGT, sectores que en su mayoría sufren urticaria cuando ven avanzar a “la zurda” y que, en muchos casos, ven que su ciclo político y biológico se va acabando.
Habría un acuerdo parcial entre los Kirchner y los trabajadores de Subterráneos/CTA (sin la UTA)
CAPITAL FEDERAL 15 Nov(Urgente24).-¿Néstor Kirchner se entrevistó con los delegados sindicales de Subterráneos que reclaman independizarse de la Unión Tranviarios Automotor, sindicato aliado de Hugo Moyano en la Confederación General del Trabajo? La versión supone una traición de Kirchner al líder camionero y su gente, y explica porqué se reclamó la suspensión de la convocatoria a Plaza de Mayo. Sin duda que esto no terminará aqui...Los Kirchner quieren impedir que la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) se convierta en una fuerza social opositora. Por lo tanto serán presionados para aceptar un acuerdo parcial entre los trabajadores de Metrovías, concesionaria del servicio de subterráneos, la propia empresa de Aldo Roggio y el sindicato Unión Tranviarios Automotor.Los Kirchner creen que así pueden dar por superado un conflicto que los desbordaba.Sin embargo, si tienen o no éxito, ya se verá. Es muy prematuro para obtener una respuesta definitiva y hay argumentos sólidos tanto por el sí como por el no.
Aqui algunos recortes de lectura imprescindible:
Diego Genoud en el diario Crítica de la Argentina:
"La reunión fue el miércoles último en la residencia de Olivos. Sólo 24 horas después del paro total del cuerpo de delegados de Metrovías que reclama fundar un sindicato autónomo de la UTA. Ese día, Néstor Kirchner se cansó de ver por televisión los reclamos de un sector que no sólo no le responde ni le debe nada, sino que además tiene la capacidad de paralizar la ciudad de Buenos Aires. Con la mayor discreción posible, el ex Presidente convocó a tres representantes de los trabajadores de subterráneos para plantearles una negociación y, sin proponérselo, confesarles también su debilidad.
Llegaron en un auto con vidrios polarizados acompañados por un dirigente social que reporta al matrimonio presidencial. El encuentro se prolongó durante una hora. Pero de los tres delegados, dos ingresaron a la Quinta Presidencial y sólo uno se reunió en privado con el santacruceño. La selección no fue antojadiza: el ex Presidente evita siempre que haya más de un testigo en las citas que concreta. Por eso, Kirchner estaba acompañado por un funcionario de su indudable confianza. La información fue confirmada por fuentes del oficialismo y del cuerpo de delegados.
El diputado electo inició el diálogo con una promesa que buscó establecer un marco de confianza. “Pueden parar dos meses seguidos que yo no los voy a reprimir”, aseguró. La decisión que, apenas dos días antes, había tomado el gobierno que encabeza su esposa lo desmentía. El lunes pasado, el Poder Ejecutivo acordó una estrategia con Metrovías para declarar al subte como servicio básico esencial, equiparando a ese medio de transporte con el servicio que prestan los trabajadores de los hospitales. Con esa decisión, la Justicia podría hallar elementos para declarar ilegal el paro y forzar su prestación.
Pero la medida de fuerza se llevó a cabo, una vez más, sin fisuras y Kirchner terminó de asimilar que, para resolver ese conflicto, debía intervenir él. Pese a que enfrentan a la concesionaria, a la UTA, a la administración Macri y al gobierno nacional, el cuerpo de delegados que tiene casi 10 años de antigüedad puede dejar varados nada menos que a 1 millón y medio de personas.
Kirchner buscó mostrar que la intransigencia estaba del lado de los empleados que buscan el reconocimiento gremial de la nueva Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y el Premetro. “Ustedes quieren 10 de 10 y yo no puedo darles eso”.
El oficialismo promete que obligará a la UTA a que dé marcha atrás con el descuento compulsivo del 1% que el sindicato cegetista les cobra a los trabajadores del Subte desde el mes pasado.
Pero eso es apenas un primer paso y está muy lejos del reclamo principal. “No puedo pelearme con la UTA en este momento, es un gremio que tiene 90 años de historia”, reconoció Kirchner. Pese a las diferencias que mantiene su titular, Roberto Fernández, con el jefe de la CGT, Hugo Moyano, el gremio de colectiveros forma parte del andamiaje sindical que respalda al camionero.
El santacruceño sostuvo que un acuerdo antes de fin de año les conviene a todos. “Durante los meses de enero y febrero, un paro tendría la mitad de la incidencia que tiene hoy”, argumentó. Un día después de la reunión en Olivos, llegó el llamado del Ministerio de Trabajo para que los representantes se presenten mañana a las 18:00 en la sede de su cartera.
En un nuevo encuentro en busca de acercar posiciones, el ministro de Planificación, Julio De Vido, les dijo algo similar ayer a dos de los delegados más representativos del Subte: “Les doy todo lo que quieren menos la inscripción ahora”.
El ex Presidente pareció asimilar una frase que uno de los delegados pronunció en conferencia de prensa esta semana. “Metrovías puede estar hoy, pero mañana no. En cambio, nosotros siempre vamos a estar”.
Pese a que no cuenta con el reconocimiento legal del Ministerio de Trabajo, el sindicato funciona formalmente desde hace tiempo. Los afiliados al gremio tienen 81 delegados electos, hacen un aporte voluntario a modo de cuota sindical y se reparten en comisiones de trabajo, como las de Higiene y Seguridad, Salud y Seguridad Laboral y Formación y Cultura. (...)".
Ricardo Kirschbaum en el diario Clarín:
"El Gobierno está dispuesto a hacer algunas concesiones a los delegados del subte. Podría anunciarles que el descuento sindical que va para la UTA les sería reintegrado.
Alguien, seguramente la empresa, pondrá la diferencia para que el gremio del transporte no sienta la merma. Este anuncio, además del diálogo en sí mismo, es una de las fórmulas que el oficialismo explora para desactivar la protesta en el subte, algo que Kirchner ha reclamado con vehemencia.
Pero no habrá reconocimiento de un sindicato como pretenden estos dirigentes de la izquierda dura y del peronismo combativo. Si se aceptara el planteo sindical, habría otros similares de la militancia dura pidiendo nuevos sindicatos.
Es un límite que el Gobierno no puede atravesar sin que ocurriera una grave crisis con el sindicalismo peronista ortodoxo.
Cristina ha olfateado que la marcha de la CGT y los piqueteros K escondía una trampa. Los sindicalistas, como lo han dicho con claridad, temen que la "zurda loca" les dispute sus gremios y que el Gobierno finalmente termine haciendo concesiones a quienes han sido sus enemigos.
Suspendiendo el acto, Cristina y Néstor evitaron el abrazo del oso, tan repetido en su época por Juan Domingo Perón, pero no han resuelto el problema que les ha causado muchos trastornos. Hasta los adversarios de Moyano salieron con el mismo libreto que había usado el segundo del camionero.
Lescano, un histórico de Luz y Fuerza, también criticó el avance de la izquierda en los gremios. ¿Pueden los Kirchner sostener a sus aliados de la CGT sin perder, definitivamente, a la CTA que ha respaldado al Gobierno pero que no ha obtenido nunca el reconocimiento legal? No pueden: Moyano es su aliado principal."
Joaquín Morales Solá en el diario La Nación:
"Zurda loca. IV Internacional. ¿Desde hacía cuánto tiempo que no se oía esa terminología en la discusión política? Tres décadas, por lo menos. El kirchnerismo tiene del don de convertir la realidad en una noria, en la que todo lo que se ha ido debe volver fatalmente.
Aníbal Fernández desafió con que no los echarán del poder, como si fueran las vísperas de diciembre de 2001. ¿Quién amenazó con echarlos? Nadie. Entre tanto dramatismo, una nueva Mesa de Enlace opositora (¿también destituyente?) fue integrada por Susana Giménez, Mirtha Legrand y Marcelo Tinelli. El Gobierno les respondió con desplantes, ofensas y aprietes. Como si fuera en serio. La desestabilización es teatro en estado puro.
Otras conspiraciones son peores. Juan Belén es un metalúrgico de cabo a rabo y autor de aquellas referencias recientes a la "zurda loca" y a la "IV Internacional", una reunión de 1938 de seguidores de Marx, Lenín y Trotsky, inspirada sobre todo por las ideas de este último. Ambas referencias fueron frecuentes entre los líderes metalúrgicos de los años '60 y '70, cuando se enfrentaron a tiro limpio con los grupos guerrilleros de aquella época.
La contradicción actual es que Belén es un importante dirigente de la CGT de Hugo Moyano, aliada de los Kirchner, y sus misiles estaban dirigidos a la CTA, la otra central obrera también cercana al matrimonio presidencial. Con semejante petardeo verbal, con Moyano y sus camioneros en el medio y con Luis D´Elía dispuesto como siempre a esparcir violencia, ¿qué otra alternativa le quedó a Cristina Kirchner que no fuera levantar el acto cegetista convocado para respaldarla? Con respaldos como esos, siempre resultará más amable caer en las trampas del enemigo.
Nadie sabe si Belén fue espontáneo o no, pero lo cierto es que nadie maquinó tanto como él para que Cristina Kirchner se quedara sin el acto moyanista. También es veraz que una franja importante del oficialismo (que no incluye a Néstor Kirchner) comenzó a precaverse de Moyano, que como todo líder sindical peronista es un barril sin fondo acumulando poder. Las páginas políticas de los diarios de los últimos días sólo hablaron de los Kirchner y de Moyano. Estaban en igualdad de condiciones. El resto de la política oficial retrocedía.
Pero resulta que nadie avanza a esa velocidad sin chocar con una reacción. Moyano la tuvo. Fueron los partidos y grupos piqueteros de ultraizquierda los que anunciaron que saldrían a la calle para competir por el control del espacio público. Y los "gordos" sindicales lo dejaron solo. Moyano y D´Elía son veneno puro cuando se trata de seducir a los sectores medios, sean éstos urbanos o rurales. El jefe piquetero oficialista es detestado, además, por la propia corporación política peronista, sobre todo por los dirigentes gremiales históricos y por los barones del conurbano.
Ya es hora de preguntarse si los Kirchner tienen la intención, entre sus desordenados proyectos, de volver a conquistar a una mayoría de la sociedad argentina. Imposible aspiración, si existiera, de la mano de Moyano y D´Elía (...)".
Horacio Verbitsky en el diario Página/12:
"En una semblanza autobiográfica, Juan Belén dijo que “somos simples, católicos apostólicos romanos, solidarios, trabajadores, no cabe la posibilidad de que no fuéramos justicialistas”. El ex delegado en la fábrica SIAM de Avellaneda y ex concejal de Lanús en la lista de Manuel Quindimil cree que “Perón nunca se equivocaba porque tenía millones de neuronas, no diez como cualquiera de nosotros” y explica que los metalúrgicos “tocamos acero y nos hace escalofríos en la columna”.
Escalofríos es lo que provocó en el gobierno y en la CGT el pensamiento maniqueo y anacrónico de Belén cuando dijo que el acto convocado para el próximo viernes por la CGT era una advertencia a los tres poderes del Estado en defensa del modelo sindical de personería única, amenazado por la zurda loca, manejada desde afuera. “Por la CTA, que es la cuarta internacional”, aclaró.
Con buenos reflejos, la presidente CFK pidió que no se realizara el acto anunciado en apoyo de su gobierno y el secretario general de la CGT Hugo Moyano llamó por teléfono al de la CTA, Hugo Yasky, quien estaba en España, para explicarle que la posición de Belén no era la suya. Lo completó con una declaración pública en la que manifestó su respeto por los trabajadores que representa la CTA y por el derecho a reclamar su personería.
Sin detenerse en la provocación de Belén, cuyas efusiones folklóricas nadie toma demasiado en serio ni en su gremio ni en la CGT, Yasky se había limitado a contestar que la libertad sindical es una flecha que está en el aire y que nadie podrá detener.
La relación personal entre el Hugo Blanco y el Hugo Negro se inició en abril de 2007, cuando anunciaron un repudio conjunto de ambas centrales al asesinato del maestro neuquino Carlos Fuentealba, que se concretó en un cese de actividades. Pero antes de que ambos ocuparan sus actuales cargos, la CTA que por entonces conducía Víctor De Gennaro y el Movimiento de los Trabajadores Argentinos (MTA) que inspiraban Moyano y el dirigente de los colectiveros Juan Manuel Palacios, compartieron paros y movilizaciones en contra de las políticas de desguace del Estado, precarización laboral y ajuste.
A esta coincidencia histórica, los secretarios generales le agregaron la buena sintonía personal, sostenida en la relación entre el abogado de la CGT, Héctor Recalde, y el vocal de la Comisión Ejecutiva de la CTA, Edgardo De Petri, ambos diputados nacionales del Frente por la Victoria.
Quien contribuyó a aclarar lo que estaba sucediendo fue el secretario general de Luz y Fuerza, Oscar Lescano, quien de tan Gordo ya no puede caminar sin un bastón, cuando respaldó a Belén. Pese a la imagen mediática de liderazgo todopoderoso, Moyano conduce la CGT en un equilibrio inestable. Primero formó un triunvirato con Susana Rueda y José Luis Lingeri y recién en 2005 llegó a la Secretaría General. En la renovación de 2008, los gremios que recelan de su afinidad con el kirchnerismo recortaron su autonomía y sólo pudo conservar el cargo por la intervención directa de Julio De Vido.
Al anunciar la suspensión del acto del viernes, la Presidente se declaró “admiradora de nuestra organización sindical, del trabajo en blanco, los salarios decentes”. CFK atribuye a esa organización la vigencia de convenciones colectivas de trabajo, un salario y una participación en el PIB superiores a los de otros países de la región, la existencia de obras sociales y hoteles para los trabajadores. Sin embargo, los beneficios para quienes mueven los subterráneos de Buenos Aires no se deben a la Unión Tranviaria Automotor (UTA) sino al cuerpo de delegados que formó una Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y Premetro (AGTSyP), cuya inscripción reclama al ministerio de Trabajo.
Desde 2000, ese cuerpo de delegados consiguió la estabilidad laboral, por la que desde hace años no hay más despidos; recuperó la jornada de seis horas correspondiente a un trabajo insalubre, que se había perdido con la privatización. También pudo suprimir la tercerización de parte del trabajo con empresas contratistas que no reconocían los derechos laborales. Las condiciones de trabajo y la capacidad adquisitiva del salario mejoraron y, al reducirse la explotación de los trabajadores, se crearon 1.500 nuevos empleos. Esto explica que en febrero, el 99% de los votantes apoyara separarse de la UTA.
La mayoría del cuerpo de delegados tiene algún tipo de relación con la CTA. No obstante, se han abstenido de cualquier pronunciamiento sobre la pertenencia de la nueva asociación gremial a cualquiera de las centrales, para no agregar ese elemento de división a una lucha de por sí compleja.
Uno de los partidos de la izquierda extraparlamentaria a pesar de sí misma que influye entre los delegados abrió un cauce de negociación. Moyano se mostró predispuesto pero chocó con la intransigencia absoluta del líder de la UTA, Roberto Fernández, quien amenaza con un paro de colectiveros si se reconoce al cuerpo de delegados del subte.
Moyano no apoyaría esa medida, pero tampoco tiene espacio para enfrentarlo en la discusión por el subte, ya que la UTA es uno de los gremios con los que puede contar en su fragmentado consejo directivo.
(...) El gobierno, las dos centrales y el cuerpo de delegados buscan vías de solución para un conflicto en el que cada uno debe lidiar con sus propios frentes internos. Intervinieron en esas gestiones integrantes de Foetra, el único sindicato cuya conducción es compartida entre dirigentes de la CGT y de la CTA.
Uno de los puntos de la protesta del cuerpo de delegados era el descuento de la cuota sindical destinada al gremio del cual los trabajadores se separaron. La empresa absorbería ese costo adicional, para cumplir con ambas representaciones.
El principal temor del cuerpo de delegados es que a partir de diciembre, cuando venzan los mandatos de 20 de ellos, Metrovías los despida.
El viernes la Presidente decidió garantizar la estabilidad de los delegados aún después de la finalización de sus mandatos, mientras continúa el trámite para la inscripción gremial, que con alta probabilidad será resuelto por la justicia.
“Si Roggio toca a un delegado, le revoco la concesión. Nosotros fuimos los que garantizamos que no despidieran a los delegados de Kraft, aunque más bien no simpatizaban con el gobierno”, fueron las exactas palabras presidenciales.
De ese modo también sería posible el descuento de la cuota sindical por planilla para la nueva asociación. Este rumbo evitaría la desmesura de zanjar cuestiones de encuadramiento sindical mediante un paro de 48 horas, contribuyendo al malhumor social con el que cuentan todas las fuerzas políticas interesadas en golpear al gobierno y a los trabajadores de cualquier central, mientras el ex senador Eduardo Duhalde sueña con diciembre de 2001 y las cámaras patronales agropecuarias preparan un nuevo zarpazo disciplinador, y las banderas del maoísmo aborigen se preparan para flamear al aire como en la concentración de 2008 en Palermo.
Un acuerdo en el subte también restaría margen a quienes intentan alinear a la CTA como fuerza de oposición frontal, con el cálculo oportunista de que ese giro sería aprobado por las clases medias urbanas, en retirada de su apoyo inicial al gobierno. La inequitativa distribución de neuronas no es privativa de ningún partido o central. (...)".
En una nota editorial del diario Clarín:
"La política de confrontación oficial nacional tiene el propósito de disimular falencias propias y está derivando en un peligroso nivel de conflicto que puede afectar la convivencia. La escalada ha llegado a un punto en el cual el propio Gobierno se ha visto obligado a desactivar una movilización de fuerzas aliadas. De todos modos, mantiene viva la ofensiva contra la prensa independiente.
Desde el comienzo de su gestión el ex presidente Néstor Kirchner emprendió una política confrontativa dirigida contra fuerzas opositoras, empresas y medios, y que se endureció con el paso del tiempo. Su sucesora, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner prometió, en su campaña electoral y en los primeros tramos de su mandato, un cambio de orientación dirigido a mejorar el funcionamiento de las instituciones y, como explicitó, a mejorar la calidad de la democracia. Esas promesas no fueron cumplidas: la orientación confrontativa se profundizó con el consiguiente daño institucional y con el deterioro de la calidad democrática.
Como parte de esa política, y ante el aumento de la conflictividad social, el oficialismo argumenta que la misma es promovida por sectores que no especifica, con propósitos desestabilizadores.
Sin embargo, esa conflictividad es en buena medida, como ya analizáramos en esta columna, una consecuencia inevitable de su política clientelística y, en estos momentos, del propósito de distribuir programas sociales excluyendo a grupos no oficialistas.
Por otra parte, el argumento de la desestabilización es insostenible porque ninguna fuerza política, salvo quizá pequeños grupos muy radicalizados, aboga por una ruptura del orden institucional.
La denuncia sobre la supuesta desestabilización es un recurso propio de los regímenes autoritarios que califican como enemigos a la oposición o el disenso, que son propios de un sistema democrático. En esta línea se inscribe también la política de agresión sistemática a la prensa independiente.
Por otra parte, el argumento de la desestabilizacion es utilizado por el Gobierno para eludir las responsabilidades que le caben por la conflictividad social y para ocultar su falta de proyecto constructivo para la superación de la crisis y la mejora de la convivencia.
La utilización de grupos sociales o sindicales como parte de la política confrontativa ha derivado, además, en la posibilidad de un enfrentamiento entre esos nucleamientos y los que cuestionan al Gobierno. Esto sí constituye una política que atenta contra las instituciones y podría reeditar momentos dramáticos de la historia argentina.
Este peligro se puso de manifiesto con las declaraciones agresivas de un dirigente sindical oficialista, poco después de un acuerdo entre grupos sindicales y sociales para hacer una marcha de apoyo al Gobierno. La propia Presidenta se vio obligada a desactivar esta peligrosa iniciativa."
Reactivación de Tafí Viejo, otra promesa incumplida
BUENOS AIRES 15 Nov(ClarinporAntonioRossi).-Cristina anunció en 2008 la incorporación de máquinas que aún no están disponibles.Presentada como un hito de la recuperación del ferrocarril y anunciada media docena de veces desde 2003 hasta ahora, la reactivación del taller ferroviario de Tafí Viejo sigue integrando la lista de las promesas incumplidas de la administración kirchnerista.Pese a los reiterados cortes de cintas, el complejo ferroviario tucumano nunca llegó a funcionar a pleno. Hoy cuenta con sólo 56 operarios que pasan las horas limpiando las naves a la espera de los grandes trabajos que no llegan.Políticas erráticas, disputas administrativas y presiones sociales se conjugaron para relegar a Tafi Viejo, el taller emblemático del esplendor y la caída de los ferrocarriles que fue reflejado en la película La próxima estación, de Pino Solanas.Actualmente, una situación de ribetes insólitos envuelve al taller taficeño. Desde hace 13 meses, están terminadas las obras de remodelación y reequipamiento del taller, que costaron $ 12,8 millones. Pero, por atrasos en los pagos y cortocircuitos con la firma contratista, la Nación aún no se pudo hacer cargo de las instalaciones.La modernización del taller se había adjudicado a mediados de 2006 a la firma tucumana Metalúrgica Di Bacco. Los trabajos para reconvertir una nave con capacidad de trabajo mensual de 40.000 hs/hombre iban a durar un año. Pero, por diversos cambios en el proyecto y diferencias económicas, la obra se extendió al doble del tiempo previsto.A fines de octubre de 2008 y por teleconferencia, la presidenta Cristina Kirchner y el ministro de Planificación, Julio De Vido encabezaron un acto de reapertura de los talleres, cuyo eje central fue la recepción de las instalaciones.Pese a lo anunciado, la planta remodelada nunca se transfirió al Estado. Di Bacco retuvo las llaves y recién ahora se aprestaría a entregarlas previo reclamo de los gastos adicionales en los que dice haber incurrido por la "custodia provisoria" del taller y las máquinas.Si bien admiten las demoras, en la Secretaría de Transporte atribuyen este desaguisado a los problemas heredados de la gestión del polémico Ricardo Jaime. Los colaboradores del actual titular del área Juan Pablo Schiavi prometen resolver el problema en los próximos días e iniciar la tantas veces prometida reactivación del taller.Antes de eso, los funcionarios tendrán que aclarar otra cuestión polémica. Por un acuerdo con el gobernador de Tucumán, José Alperovich, la Nación se apresta a designar como nuevo jefe del taller a Carlos Varela, un ex gerente de Di Bacco. Como está cerca de cumplir 65 años, el nombramiento de Varela duraría sólo tres meses porque en febrero deberá obligatoriamente iniciar los trámites jubilatorios, un paso que ninguna empresa estatal puede ignorar.
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