A paso lento: crónica de un mediodía en tren
RESISTENCIA Chaco 5 Nov(Diario Norte).-En una hora y media, a lo largo de 23 kilómetros, el tren urbano une a Puerto Tirol, Fontana, Barranqueras y Puerto Vilelas. Indagando sobre sus particularidades, NORTE se adentró en un viaje para conocer las historias, los detalles del servicio, y la situación actual de uno de los medios más económicos que existen en la actualidad.A las 11:43, una banderita verde asoma por el costado derecho del tren, frente a la estación de Puerto Tirol. Es la señal de un guarda a otro, que indica que estamos listos para salir. Es el tren del mediodía, uno de los más de diez viajes que parten de la vera de laguna Beligoy, con destino de Puerto Vilelas. Daniel Maciel, uno de los 14 guardas, dice que “a nivel social, el tren tiene un valor muy importante”, lo dice con cierto apuro: éste es su último tramo antes de volver a casa, y el peso de haber entrado a las 4 de la madrugada, ya se siente en los párpados.
RESISTENCIA Chaco 5 Nov(Diario Norte).-En una hora y media, a lo largo de 23 kilómetros, el tren urbano une a Puerto Tirol, Fontana, Barranqueras y Puerto Vilelas. Indagando sobre sus particularidades, NORTE se adentró en un viaje para conocer las historias, los detalles del servicio, y la situación actual de uno de los medios más económicos que existen en la actualidad.A las 11:43, una banderita verde asoma por el costado derecho del tren, frente a la estación de Puerto Tirol. Es la señal de un guarda a otro, que indica que estamos listos para salir. Es el tren del mediodía, uno de los más de diez viajes que parten de la vera de laguna Beligoy, con destino de Puerto Vilelas. Daniel Maciel, uno de los 14 guardas, dice que “a nivel social, el tren tiene un valor muy importante”, lo dice con cierto apuro: éste es su último tramo antes de volver a casa, y el peso de haber entrado a las 4 de la madrugada, ya se siente en los párpados.
Claudio Aguirre y Alejandro Peralta, dos muchachos que acceden a este servicio diariamente.
El viento norte confirma las características de estas latitudes, levanta tierra y golpea el exterior de este tren fabricado en Córdoba, de los últimos adquiridos por la provincia. Uno de los servicios que corren dentro del Ramal C3 del Ferrocarril General Belgrano.Un pito suena, se cierran las puertas e inicia el viaje.Para los no acostumbrados a este transporte, las tareas de leer y escribir se vuelven un poco difíciles. No son saltos, más bien es como un meneo constante. Entre los dos vagones, debemos ser diez pasajeros, entre ellos, una maestra, un bombero voluntario, una madre que acompaña a su hijo a la escuela y otros hombres un poco más lejos, que preguntan por el precio del pasaje.Para ir desde ahí hasta el final del recorrido, sólo se necesita 1,50, y desde la estación Cacuí en Fontana, apenas 1 peso. A paso lento, pero casi sin pausa, avanzamos a un ritmo que deja ver en detalle las particularidades de los paisajes.Entre las historias que se encuentran en el andar, está por ejemplo, la de Miguel Romero, un joven de Fontana, bombero voluntario en Tirol y que, a esta hora, emprende el regreso. Entre sus argumentos –además de que en el tramo que necesita recorrer es el más corto- está el hecho de que es más cómodo y el mejor para la “gente que no tiene recursos; por pocas monedas podés viajar”. Miguel recorre este camino hace 15 años y cada mañana camina ocho cuadras para tomar el tren: cuatro desde su casa a la estación de Fontana, y otras cuatro desde la última estación en Tirol, hasta la sede de los Bomberos.
Los viajeros
Lagunas, algunos árboles y arbustos, casas y barrios dispersos componen la mayor parte de lo que uno puede ver. Verde y amarillo son los colores predominantes en esta primavera de noviembre. La temperatura debe llegar a los 38 grados, pero adentro, la sensación térmica parece de 45.Con una visera rosada, una piel blanca que encandila y su uniforme azul, Mónica Cáceres va lista para dar su clase en el Jardín de Infantes Nº 52 del barrio Cacique Pelayo. “Cuando no anduvo el tren, sufrí mucho”, dice refiriéndose al período de abril a julio de este año, tiempo en el que el servicio estuvo suspendido. Pero ahora que todo “marcha normal”, lo define más práctico, más rápido, más cómodo y más económico que cualquier otro transporte.Si tuviera que hacer este recorrido en colectivo, debería tomar el interurbano que la lleva desde Tirol hasta la Casa de Gobierno en Resistencia, y caminando unos pocos metros, alcanzar el 107, que va por la avenida Alvear, en Fontana. En tiempo, seguramente sería algo así como 40 o 50 minutos, y en plata, el 150 por ciento más: pasaría de gastar 1,50, a 15 pesos aproximadamente para llegar hasta su trabajo. ¿La gran desventaja? Ahora ya no se puede cargar la bicicleta.Ella es tan sólo uno de los casos que muestran la importancia de este servicio. “Le facilita muchísimo el traslado a la gente que trabaja, pero cuando no está realmente se complica”, reflexiona. Comenta también que muchas escuelas piden la autorización y realizan un viaje para que los chicos puedan tener la experiencia.Llegamos a Cacuí, en Fontana, donde está la sede administrativa de Trenes Argentinos Operadora Ferroviaria (SOFSE) de la región. Hay cambio de guarda, son las 12:04 y el tren renueva energía para seguir hasta entrada la noche, cuando a las 21, pase por última vez por cada apeadero.
17 años atrás
En el año 99 comenzó a funcionar este servicio metropolitano que, con algunas intermitencias, sigue uniendo los puertos en 23 kilómetros. En tiempo, todo el recorrido significa alrededor de una hora y media. Desde Puerto Tirol a Puerto Vilelas, pasando por Fontana y Resistencia, los trenes urbanos son la alternativa diaria de cientos de pasajeros que tranquilizan su andar para dejarse llevar por el medio más económico –después de la bici- que existe en la actualidad.Luis Lizondo y Daniel Settimin, son desde la estación Cacuí, los responsables de cobrar los pasajes, de cuidar las puertas y de darle en cada parada, la orden de salida al conductor. Sus caras se ven alegres, parecen felices de su tarea diaria, y sus palabras lo confirman. Uno hace 19 años y el otro ocho, que se desempeñan como guardas y amigos de los pasajeros. Y, aunque aseguran que en el verano la “pasan mal”, porque “en horas pico el calor es agobiante”; también saben que “la gente viaja por necesidad”, y entonces se esfuerzan por dar lo mejor.“Acá te esperan, los guardias son piolas”, dice Claudio Aguirre, quien junto a Alejandro Peralta, “se rebuscan” en la intersección de las avenidas Alberdi y Alvear, vendiendo tarjetas entre los autos, en sus sillas de ruedas. Además de esa actividad, los jóvenes usan el tren para ir hasta los lugares donde entrenan básquet. Les queda cerca, y además les permite acceder a un espacio cómodo y a la ayuda de los trabajadores que les dan una mano para subir y bajar.
A la vieja usanza, Daniel grita a viva voz, cada vez que llegamos a un apeadero. Dice por ejemplo: Belgrano, Alberdi, calle 20, o avisos similares.
La familia ferroviaria
“Ahora estamos con un solo servicio, desde las 4:30 de la mañana, hasta las 21”, cuenta Luis Lizondo, y agrega que esta dupla está activa desde febrero. Dice también, que la mayoría de los viajeros son trabajadores, incluso empleados de Casa de Gobierno, de la Cámara de Diputados o de Anses: “Toman el trencito a las 7:20, que pasa por Fontana, y 7:50 ya están en Resistencia. Después tenés el servicio que pasa a las 12:20, que les queda bien a los chicos del colegio”.“Los pasajeros son fieles”, dice orgulloso y agradecido por su trabajo, y menciona: “Acá a la gente se la atiende bien y ellos también tiene trato cordial con nosotros. Somos como una familia, ya nos conocemos todos”. Entre otros detalles del día a día, Luis también relata que tiene por ejemplo a un grupo de 15 pasajeros que va todos los días de Tirol a Barranqueras con sólo 1,50, un costo que resulta casi un regalo.“Nosotros siempre venimos mirando, y cuando vemos a alguien que viene corriendo, lo esperamos. Porque cuando tenemos algún problema en el coche, ellos nos esperan, así haga calor o frío. Cómo nosotros no los vamos a esperar, si la mayoría de los pasajeros son fieles al servicio”, cuenta entre sonrisas.
La última estación
“Cuando llueve demasiado, se sacan dos trenes al interior, porque no hay camino y nuestro servicio se vuelve indispensable”, comenta Luis, Daniel también lo confirma: “En el interior, el tren es más ocupado que acá, más en los días de lluvia, cuando les salva la vida a la gente”.Ambos reconocen que cuando no sale al interior –por algún problema técnico- la gente no tiene opción, porque sólo hay colectivo hasta Charadai y los que necesitan ir o venir de La Sabana y Los Amores, no puede viajar.Son las 13:10, estamos llegando a la última estación. Daniel recién arranca su jornada laboral. Dice que ayer (por el lunes 31 de octubre), lo agotó el calor.
Algunos datos del servicio
El Servicios Ferroviarios del Chaco (SEFECHA) fue una empresa pública argentina propiedad de la provincia, creada en 1996, y fue la que administró los servicios por 14 años. En 2010, estos servicios pasaron a ser administrados por el Estado Argentino, a través de la Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado (SOFSE).
Actualmente, cuenta con tres alternativas:
Metropolitano: incluye las localidades de Puerto Tirol, Fontana, Resistencia y Puerto Vilelas. Estos servicios corren dentro del Ramal C3 del Ferrocarril General Belgrano. Con 24 viajes por día, tiene un promedio de 1200 pasajeros de lunes a viernes; los días sábados, con horario reducido, 450 aproximadamente. Se hace con un coche motor Materfer de capacidad 124 pasajeros sentados.
Cacuí - Los Amores: servicio interprovincial entre Chaco y Santa Fe que va desde Resistencia, pasa por Fontana (Cacui), Cote Lai, Charadai, La Sabana, La Vicuña, hasta Los Amores, a través de los ramales C3 y F del Ferrocarril General Belgrano. Tiene un promedio de 195 pasajeros por día, y realiza un recorrido de 153 kilómetros.
Sáenz Peña – Chorotis: El interurbano que va desde Sáenz Peña, pasa por Napenay, Avia Terai, Campo Largo, Corzuela, Las Breñas, Charata, General Pinedo, Hermoso Campo, Venados Grandes, Chorotis, a través de los ramales Ramal C3, y C6 del Ferrocarril General Belgrano. Tiene un promedio 398 pasajeros diarios. Recorre en total 185 kilómetros, y se hace con un solo coche motor Apolo con capacidad para 120 pasajeros.
El viento norte confirma las características de estas latitudes, levanta tierra y golpea el exterior de este tren fabricado en Córdoba, de los últimos adquiridos por la provincia. Uno de los servicios que corren dentro del Ramal C3 del Ferrocarril General Belgrano.Un pito suena, se cierran las puertas e inicia el viaje.Para los no acostumbrados a este transporte, las tareas de leer y escribir se vuelven un poco difíciles. No son saltos, más bien es como un meneo constante. Entre los dos vagones, debemos ser diez pasajeros, entre ellos, una maestra, un bombero voluntario, una madre que acompaña a su hijo a la escuela y otros hombres un poco más lejos, que preguntan por el precio del pasaje.Para ir desde ahí hasta el final del recorrido, sólo se necesita 1,50, y desde la estación Cacuí en Fontana, apenas 1 peso. A paso lento, pero casi sin pausa, avanzamos a un ritmo que deja ver en detalle las particularidades de los paisajes.Entre las historias que se encuentran en el andar, está por ejemplo, la de Miguel Romero, un joven de Fontana, bombero voluntario en Tirol y que, a esta hora, emprende el regreso. Entre sus argumentos –además de que en el tramo que necesita recorrer es el más corto- está el hecho de que es más cómodo y el mejor para la “gente que no tiene recursos; por pocas monedas podés viajar”. Miguel recorre este camino hace 15 años y cada mañana camina ocho cuadras para tomar el tren: cuatro desde su casa a la estación de Fontana, y otras cuatro desde la última estación en Tirol, hasta la sede de los Bomberos.
Los viajeros
Lagunas, algunos árboles y arbustos, casas y barrios dispersos componen la mayor parte de lo que uno puede ver. Verde y amarillo son los colores predominantes en esta primavera de noviembre. La temperatura debe llegar a los 38 grados, pero adentro, la sensación térmica parece de 45.Con una visera rosada, una piel blanca que encandila y su uniforme azul, Mónica Cáceres va lista para dar su clase en el Jardín de Infantes Nº 52 del barrio Cacique Pelayo. “Cuando no anduvo el tren, sufrí mucho”, dice refiriéndose al período de abril a julio de este año, tiempo en el que el servicio estuvo suspendido. Pero ahora que todo “marcha normal”, lo define más práctico, más rápido, más cómodo y más económico que cualquier otro transporte.Si tuviera que hacer este recorrido en colectivo, debería tomar el interurbano que la lleva desde Tirol hasta la Casa de Gobierno en Resistencia, y caminando unos pocos metros, alcanzar el 107, que va por la avenida Alvear, en Fontana. En tiempo, seguramente sería algo así como 40 o 50 minutos, y en plata, el 150 por ciento más: pasaría de gastar 1,50, a 15 pesos aproximadamente para llegar hasta su trabajo. ¿La gran desventaja? Ahora ya no se puede cargar la bicicleta.Ella es tan sólo uno de los casos que muestran la importancia de este servicio. “Le facilita muchísimo el traslado a la gente que trabaja, pero cuando no está realmente se complica”, reflexiona. Comenta también que muchas escuelas piden la autorización y realizan un viaje para que los chicos puedan tener la experiencia.Llegamos a Cacuí, en Fontana, donde está la sede administrativa de Trenes Argentinos Operadora Ferroviaria (SOFSE) de la región. Hay cambio de guarda, son las 12:04 y el tren renueva energía para seguir hasta entrada la noche, cuando a las 21, pase por última vez por cada apeadero.
17 años atrás
En el año 99 comenzó a funcionar este servicio metropolitano que, con algunas intermitencias, sigue uniendo los puertos en 23 kilómetros. En tiempo, todo el recorrido significa alrededor de una hora y media. Desde Puerto Tirol a Puerto Vilelas, pasando por Fontana y Resistencia, los trenes urbanos son la alternativa diaria de cientos de pasajeros que tranquilizan su andar para dejarse llevar por el medio más económico –después de la bici- que existe en la actualidad.Luis Lizondo y Daniel Settimin, son desde la estación Cacuí, los responsables de cobrar los pasajes, de cuidar las puertas y de darle en cada parada, la orden de salida al conductor. Sus caras se ven alegres, parecen felices de su tarea diaria, y sus palabras lo confirman. Uno hace 19 años y el otro ocho, que se desempeñan como guardas y amigos de los pasajeros. Y, aunque aseguran que en el verano la “pasan mal”, porque “en horas pico el calor es agobiante”; también saben que “la gente viaja por necesidad”, y entonces se esfuerzan por dar lo mejor.“Acá te esperan, los guardias son piolas”, dice Claudio Aguirre, quien junto a Alejandro Peralta, “se rebuscan” en la intersección de las avenidas Alberdi y Alvear, vendiendo tarjetas entre los autos, en sus sillas de ruedas. Además de esa actividad, los jóvenes usan el tren para ir hasta los lugares donde entrenan básquet. Les queda cerca, y además les permite acceder a un espacio cómodo y a la ayuda de los trabajadores que les dan una mano para subir y bajar.
A la vieja usanza, Daniel grita a viva voz, cada vez que llegamos a un apeadero. Dice por ejemplo: Belgrano, Alberdi, calle 20, o avisos similares.
La familia ferroviaria
“Ahora estamos con un solo servicio, desde las 4:30 de la mañana, hasta las 21”, cuenta Luis Lizondo, y agrega que esta dupla está activa desde febrero. Dice también, que la mayoría de los viajeros son trabajadores, incluso empleados de Casa de Gobierno, de la Cámara de Diputados o de Anses: “Toman el trencito a las 7:20, que pasa por Fontana, y 7:50 ya están en Resistencia. Después tenés el servicio que pasa a las 12:20, que les queda bien a los chicos del colegio”.“Los pasajeros son fieles”, dice orgulloso y agradecido por su trabajo, y menciona: “Acá a la gente se la atiende bien y ellos también tiene trato cordial con nosotros. Somos como una familia, ya nos conocemos todos”. Entre otros detalles del día a día, Luis también relata que tiene por ejemplo a un grupo de 15 pasajeros que va todos los días de Tirol a Barranqueras con sólo 1,50, un costo que resulta casi un regalo.“Nosotros siempre venimos mirando, y cuando vemos a alguien que viene corriendo, lo esperamos. Porque cuando tenemos algún problema en el coche, ellos nos esperan, así haga calor o frío. Cómo nosotros no los vamos a esperar, si la mayoría de los pasajeros son fieles al servicio”, cuenta entre sonrisas.
La última estación
“Cuando llueve demasiado, se sacan dos trenes al interior, porque no hay camino y nuestro servicio se vuelve indispensable”, comenta Luis, Daniel también lo confirma: “En el interior, el tren es más ocupado que acá, más en los días de lluvia, cuando les salva la vida a la gente”.Ambos reconocen que cuando no sale al interior –por algún problema técnico- la gente no tiene opción, porque sólo hay colectivo hasta Charadai y los que necesitan ir o venir de La Sabana y Los Amores, no puede viajar.Son las 13:10, estamos llegando a la última estación. Daniel recién arranca su jornada laboral. Dice que ayer (por el lunes 31 de octubre), lo agotó el calor.
Algunos datos del servicio
El Servicios Ferroviarios del Chaco (SEFECHA) fue una empresa pública argentina propiedad de la provincia, creada en 1996, y fue la que administró los servicios por 14 años. En 2010, estos servicios pasaron a ser administrados por el Estado Argentino, a través de la Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado (SOFSE).
Actualmente, cuenta con tres alternativas:
Metropolitano: incluye las localidades de Puerto Tirol, Fontana, Resistencia y Puerto Vilelas. Estos servicios corren dentro del Ramal C3 del Ferrocarril General Belgrano. Con 24 viajes por día, tiene un promedio de 1200 pasajeros de lunes a viernes; los días sábados, con horario reducido, 450 aproximadamente. Se hace con un coche motor Materfer de capacidad 124 pasajeros sentados.
Cacuí - Los Amores: servicio interprovincial entre Chaco y Santa Fe que va desde Resistencia, pasa por Fontana (Cacui), Cote Lai, Charadai, La Sabana, La Vicuña, hasta Los Amores, a través de los ramales C3 y F del Ferrocarril General Belgrano. Tiene un promedio de 195 pasajeros por día, y realiza un recorrido de 153 kilómetros.
Sáenz Peña – Chorotis: El interurbano que va desde Sáenz Peña, pasa por Napenay, Avia Terai, Campo Largo, Corzuela, Las Breñas, Charata, General Pinedo, Hermoso Campo, Venados Grandes, Chorotis, a través de los ramales Ramal C3, y C6 del Ferrocarril General Belgrano. Tiene un promedio 398 pasajeros diarios. Recorre en total 185 kilómetros, y se hace con un solo coche motor Apolo con capacidad para 120 pasajeros.
Llegada de nuevos coches
El martes llegó una dupla Materfer nueva desde fábrica de Córdoba al Chaco, con destino a la red Sáenz Peña – Chorotis, la que deberá pasar por las distintas pruebas de control por parte de CNRT y la Operadora Ferroviaria para su habilitación. Con estas ya son cuatro las duplas nuevas, de las cuales, dos están en circulación con habilitación correspondiente, otra está en taller de Cacuí, a la que falta la instalación del Registrador de Eventos (cámaras de filmación, monitores y grabadoras). Y, la última en llegar, que también tiene que pasar por la aprobación técnica.Las duplas, son coches para circulación en tramos cortos, es decir en áreas urbanas, por ello no cuentan con baño para pasajeros. En cambio las triplas tienen baño, una mayor capacidad de pasajeros, y son aptas para trayectos de media y larga distancia. Los administradores del servicio, reconocen que el estado de vías no es el óptimo en muchos sectores, tanto del área metropolitana como la traza de Cacuí - Los Amores, lo que hace que se produzcan eventos (descarrilos, desperfectos mecánicos, etc), que impiden un normal funcionamiento y también incide en los tiempos de recorrido, haciendo mucho más lento el viaje y que no se cumplan las frecuencias programadas.
El martes llegó una dupla Materfer nueva desde fábrica de Córdoba al Chaco, con destino a la red Sáenz Peña – Chorotis, la que deberá pasar por las distintas pruebas de control por parte de CNRT y la Operadora Ferroviaria para su habilitación. Con estas ya son cuatro las duplas nuevas, de las cuales, dos están en circulación con habilitación correspondiente, otra está en taller de Cacuí, a la que falta la instalación del Registrador de Eventos (cámaras de filmación, monitores y grabadoras). Y, la última en llegar, que también tiene que pasar por la aprobación técnica.Las duplas, son coches para circulación en tramos cortos, es decir en áreas urbanas, por ello no cuentan con baño para pasajeros. En cambio las triplas tienen baño, una mayor capacidad de pasajeros, y son aptas para trayectos de media y larga distancia. Los administradores del servicio, reconocen que el estado de vías no es el óptimo en muchos sectores, tanto del área metropolitana como la traza de Cacuí - Los Amores, lo que hace que se produzcan eventos (descarrilos, desperfectos mecánicos, etc), que impiden un normal funcionamiento y también incide en los tiempos de recorrido, haciendo mucho más lento el viaje y que no se cumplan las frecuencias programadas.
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