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miércoles, 14 de abril de 2010

PERU - Los Viajes de Koki

‘Surfeando’ en el Ferrocarril Central del Perú

Aquel mediodía del 4 de Abril de 2010, por un momento pensaba que me encontraba en un balneario del sur de Lima, pero no era así, estaba a bordo de la locomotora del tren de regreso a Lima, y luego del peregrinaje realizado por Semana Santa, en la ‘Incontrastable’ ciudad de Huancayo y alrededores. Traía a colación ese paralelismo, porque sentía esa misma pasión por las olas del mar, y que se asemejaba al zigzagueante recorrido del Ferrocarril Central del Perú, y, sobre todo, en la parte más agreste y con más altitud de la ruta. Aquella vez, la bodyboard era la locomotora que se deslizaba sobre las fuertes gradientes, las curvas se mostraban como son y eran las olas del mar y los túneles eran los tubos u ovillos que se forman en las olas y para deslizarse hacia -casi- la orilla del mar. Fue un viaje para recordar. Hay que tener mucho temple para estar allí, en la misma nariz de la locomotora, donde realmente se aprecia toda la magnitud de esta portentosa obra de ingeniería ferroviaria, arrojo que se ve acompañado por el gran profesionalismo de uno de los mejores maquinistas del ferrocarril, hablo de Daniel García, “El Correcaminos”, y que por lo general nos acompaña en casi todos los viajes por tren a Huancayo y eso dice mucho de su profesionalismo y de sus agallas para ser uno de los domadores de los Andes y del bello escenario que se presenta en todo el trayecto ferroviario entre Lima y Huancayo. Para esa oportunidad, nos acompañaron 360 turistas, entre peruanos y extranjeros, respectivamente. El tren estuvo ‘full’, y desde días atrás a la partida, los boletos ya habían ‘volado’. No cabe duda de que el tren es un medio que ofrece ese magnetismo y esa pasión que no lo tiene otro medio de comunicación. Hoy son otras épocas. El tren, en la actualidad, ofrece otros servicios a bordo y muy superiores a los trenes de antaño y que hoy solo son recordados con una incontenible nostalgia. Galera, es la última estación que se encuentra en el lado oriental de los Andes centrales del Perú. Es el día de regreso a Lima y es la conocida parada turística que se ofrece al turista, a 4.781 msnm, km 172.7 del trayecto. El día se mostraba preciso para esta nueva faena ferroviaria, puesto que en el viaje de ida, una gruesa capa de neblina cubría esta zona altoandina y hubiera sido imposible filmar y ver in situ, esta parte vertiginosa del recorrido férreo. La visibilidad era casi nula el 1° de Abril, pero el domingo 4° se tornaba aparente, a pesar de que el sol no brillaba como antes. Una tenue lluvia se deja soltar desde el enmarañado cielo serrano de los Andes orientales del Perú, estación de Galera, distrito de Morococha, provincia de Yauli, región Junín. En la estación de Galera se hace el cambio de personal de operaciones; igualmente se hace el cambio de locomotora, debido a que algunas máquinas no pueden ingresar a los túneles, por la altura de sus estructuras. Se hace el cambio de máquina. Daniel García y su personal a cargo, recibe la Autorización de Uso de Vía (AUV) para proseguir la marcha, no sin antes recibir la visita de ávidos pasajeros por retratarse tanto en el interior como en los exteriores de esta máquina, la N ° 1009, de unas 180 toneladas de peso y de 3.900 HP. La ‘loco’ deja arrojar sus pitos de advertencia y para que los pasajeros suban a sus respectivos coches, luego de haber gozado de este paisaje de maravilla y que por años quedarán grabados en la memoria de los turistas. Mientras tanto, había que ponerse alerta. La magia del Ferrocarril Central, me envolvería otra vez y como en las épocas en que desarrollaba el trabajo de campo y para lograr aquella hazaña de publicar la primera guía turística de un viaje por ferrocarril en el Perú. Todo quedaba listo. Había que ponerse todo lo indispensable para la seguridad ¡¡¡SEGURIDAD ANTE TODO!!! Casco, Guantes, Tapones para los oídos y Lentes. El tren empieza a moverse y entraríamos segundos después, al túnel “Galera”, próximo a la estación del mismo nombre. Realmente la sensación que se siente dentro de ese túnel no tiene punto de comparación. A diferencia del viaje del 13 Junio de 2009, esta vez uno estaba más aclimatado y preparado. El tren ingresa despacio y en los tres minutos y medio que duró nuestra permanencia en las entrañas de ese socavón, hasta ahora no sé cómo diablos pudieron perforar estos agrestes Andes, aquellos mártires del ferroviarismo nacional y cuando no existía nada de tecnología, más o menos por el año de 1890. Cosas de la vida, hoy con todos los avances en cuanto a construcción de grandes obras, no se hace nada. El túnel tiene 1,176.85 metros de extensión y en su interior está el punto máximo de todo el recorrido ferroviario: 4,781.70 msnm. Sus paredes son frígidas, las filtraciones son intensas y a forma de una lluvia pegajosa. Algunas partes de la vía están sumergidas como producto de esas filtraciones, aunque a ambos márgenes del túnel, existen unas canaletas que sirven para desaguar el líquido elemento. El túnel tiene un punto interior que está inclinado para ambas bocas y de esa forma evitar una inundación total de la vía férrea. Ya falta poco para salir del 2do. túnel más largo del ferrocarril (el otro es el Balta con 1.375 metros de luz) y a lo lejos se aprecia el gálibo de la otra boca del túnel. El clima de la región Lima nos recibe con una granizada persistente (unas bolitas blancas y que golpean algo fuerte) y con algunos tenues rayos solares. Ahora nos encontramos en el lado occidental de los Andes peruanos, en la estación de Ticlio, km 171 y a 4.758 msnm. Este territorio pertenece al distrito de Chicla, provincia de Huarochirí. Nos encontramos en pleno descenso. La vía está de maravillas. Los rieles han sido cambiados después de más de 60 años de actividad por unos modernos de 115 libras por yarda y que dan mayor seguridad al tránsito ferroviario. El tren discurre sobre los rieles como cual alfombra mágica de Aladino, del famoso cuento de las “Mil y Una Noches”. Las curvas se suceden a cada momento. La mano diestra de Daniel sabe en donde ‘apretar’ a la máquina y así sucede. No hay problema. La temperatura comienza a bajar. El viento helado cala mis huesos, pero aún así sigo al frente de este nuevo reto. Pasamos un’ by pass’ con la carretera central y es la hora de enfocar una curva del trayecto.De un momento a otro nos recibe aquel espejo de agua alojado en estas alturas andinas de la región Lima, es la laguna de Ticliococha y que se ha formado gracias a todos los deshielos que se suceden en esta parte de Ticlio. Los cerros que la circundan lucen desnudos, sin aquel manto blanco que antes los cubría. El monte Meiggs, el más alto de la zona (5.085 msnm), solo luce la bandera peruana en sus alturas y como extrañando las nieves perpetuas de antes. No hay nada que hacer que el calentamiento global sigue afectando a los nevados de esta parte del país, así como a otros de la sierra peruana. La tierra es rojiza, media arcillosa, casi no hay vegetación, solo el ichu parece el único vegetal que se adapta a estas alturas, aunque el frío extremo a veces lo quema. El tren ruge, los pitos de la máquina rompen la melancolía y el silencio del km 170 del ferrocarril. La carretera también se muestra serpenteante y muestra un sinuoso recorrido. Vamos bajando en altitud y el frío sigue acechando. Se nos viene una ráfaga de 8 túneles en contados minutos. El trayecto se pone bravío, pero este tren que se asemeja a una serpiente multicolor, sigue derrotando a los Andes hace más de 100 años y nunca se ha dejado vencer y ha hermanado a turistas de casi todo el mundo. Túneles para todos los gustos, unos muy largos, rectos, curvos, Etc., ofreciendo un bello espectáculo en el trascurrir de este incontenible descenso. Escenas como para ponerlas en un marco de oro. La carretera se ve abajo, muy abajo, más o menos a unos 250 metros . Los autos, buses o camiones parecen ser sacados de un museo de miniaturas y así lo muestran las imágenes de mi cámara viajera y que se sigue comportando como los dioses del Olimpo griego. El ferrocarril se está poniendo a punto. Los rieles son nuevos y eso se siente al paso del convoy. Los rieles que fueron cambiados en su integridad, todavía siguen adornando ambos lados de la vía, son parte de la historia del ferrocarril. Esta zona es muy fofa; es por eso se han formado ciertos andenes y se han forrado con bolsas, algo así como adoquines y para evitar los derrumbes o aniegos por la caída de huaicos y que puedan dañar la vía. Las lluvias han golpeado fuerte, porque cuando llueve es como que el cielo desatara toda su furia y contra eso es imposible de luchar muy a menudo. El trajín continúa en la nariz de la máquina. Parece un sueño estar allí, pero es la realidad la que me ha transportado a este mundo mágico del ferrocarril, que por un momento creía estar en el desaparecido Ferrocarril Chimbote-Huallanca y que nunca lo llegué a recorrer. Su recorrido y sus túneles eran muy similares al Ferrocarril Central, al haber podido días antes observar su antigua ruta y gracias a unos videos que han sido colgados en You Tube. Seguimos avanzando. Pasamos por el puente Ernesto Copello (antes Van Broklyn), km 166.3 y a unos 4.630 msnm. Los cerros parecen embutir y acechar al tren, pero hay suficiente sitio para su paso. Los cerros cambian de color, ya no se muestran rojizos, ahora muestran un color oro quemado y agrestes y como cortados a pico. Llegamos a una zona increíble, mientras los pitos de la máquina siguen retumbando las estribaciones andinas y alertando de cualquier imprevista visita en el avance. Vemos desde las alturas a Casapalca, uno de los enclaves mineros del viaje. Desde el tren, km 165, nos encontramos a unos 4.600 msnm, pero Casapalca se encuentra ubicada a 4.154 msnm. El paisaje es apasionante y por un momento estamos casi por rozar las nubes y segundos después Casapalca se pierde en una curva y para después volverla a ver ya en el llano. Nos aproximamos a la estación de Chinchán y lograremos bajar más de 200 metros en altitud en un dos por tres. Desde lo alto, vemos que la carretera está muy transitada y el paso a nivel con ella, nos espera. En Chinchán, reposarán los relaves de la mina de Tamboraque y que están poniendo en grave peligro al ecosistema de esa zona del km 120 del ferrocarril y a la principal fuente de agua de Lima, como es el río Rímac. Esta bajada es un giro en herradura y que fue conceptuada en el trazo definitivo de la ruta y como la única forma de bajar o subir hacia el punto más alto del recorrido. Chinchán está en los 4.360msnm, km 160. Es otra zona minera por excelencia. Los auquénidos así como el ganado ovino, son otros infaltables espectadores de este trayecto ferroviario. Nuevamente ingresamos a otra parte de la vía que ha sido renovada. Los rieles brillan de un color plateado. Viene un pequeño puente, llamado Chinchán y aunque parezca mentira, es el río Rímac, minimizado a un riachuelo. Son los inicios del “Río Hablador”. Nos aproximamos al paso a nivel con la carretera, km 158.7. Personal de la empresa (Asuntos Internos) solo espera contados segundos y cerrar por breve tiempo el tránsito y así permitir el paso seguro del tren y ante cualquier absurda y arriesgada maniobra de algún desprevenido chofer. Las banderas rojas son agitadas por el personal y cierran el paso a los autos y a otros vehículos que esperan en fila india que el tren pase con su frenético andar. El paso del tren llama la atención, porque es un espectáculo que no se da todos los días. El sonoro pito de la máquina da más ánimo y el triunfo nuevamente está cerca. Vamos camino rumbo a Casapalca. Esta nueva experiencia sobre rieles está a punto de concluir. Fueron unos mágicos 17 km a bordo de la locomotora y como no podía ser de otra forma, El tiempo voló y llegamos al zigzag de Casapalca, uno de los 6 que se encuentran en todo el recorrido. Era el momento de decirle adiós a Daniel. Conjuntamente bajo con el brequero y para que haga el cambio en el punto llamado G. W. Morkill km 155.2 y había que regresar a bordo y para el trabajo de costumbre. Así transcurrió todo este recorrido. En 35 minutos bajamos más de 500 metros en altitud y gracias a la magia de este ferrocarril, maravilla de la ingeniería ferroviaria mundial.







Saludos desde Lima, Koki Zelaya

Próximas Salidas del tren a Huancayo:
Viernes 16 de Abril
Viernes 30 de Abril
Viernes 21 de Mayo

Mayores Informes al fono: 226-6363
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