Los trabajadores ferroviarios, el “motor” del Tren Patagónico
Los trabajadores ferroviarios, el “motor” del Tren Patagónico
Fotos: Facundo Pardo.
BARILOCHE Rio Negro 25 (El Cordillerano).- El Tren Patagónico, en su nueva excursión, que va los miércoles y jueves de Bariloche a la estación Perito Moreno –en el paraje Los Juncos–, no solo destaca por ser una propuesta que incluye lo gastronómico, con recepción, cena y postres, ni por lo agraciado del paisaje, que transforma la experiencia en un deleite para los ojos, sino también por el buen trato del personal ferroviario.
Arriba de la formación, el pasajero puede cruzarse con Gustavo Mariluan, por ejemplo, que trabaja en la empresa desde hace dieciséis años y, en este caso, se desempeña como limpiacoches.
Gustavo saluda a todo aquel con quien se cruza, y es raro no agarrarlo con una sonrisa en la cara.
También está Aldo Catrin, que es cambista, labor que, como él mismo cuenta, refiere a quien se encarga de hacer la señalización tendiente a que el conductor pueda efectuar las maniobras necesarias para dar vuelta el tren cuando debe emprender el regreso.
El conductor, en tanto, es Nelson Sepúlveda, que cuenta: “Hace treinta y cincos años que trabajo de esto… Desde que tenía dieciocho”.
Donde él se ubica, a través de los ventanales delanteros, se abre una inmensidad paisajística que deslumbra.Por lo vagones, en tanto, se ve al guarda, Jorge Esteban Añicoy, quien se presenta: “Soy de Jacobacci, y tengo veintinueve años. Empecé en 2015, como peón general. Limpiaba, vendía boletos, fui cambista… De todo un poco”, relata.
Jorge, que tiene veintinueve años y desde hace tres cumple la función de guarda, apunta: “Vengo de familia ferroviaria. Mi viejo laburaba en la cuadrilla, en lo que se llamaba Vías y Obras, hacía mantenimiento. Estamos hablando de alrededor del noventa. Después se paró todo. Dicen que seiscientas familias quedaron sin laburo en Jacobacci, porque la mayoría dependía del tren…”.
Jorge tenía tres años cuando su padre falleció. Fue antes de que llegara la fiebre privatizadora.
Las imágenes que tiene de él en su vínculo con el tren vienen más que nada por lo que le cuentan sus hermanos mayores. Así, por ejemplo señala: “En su época, si una formación descarrilaba a la madrugada, con nieve, mi viejo tenía que salir a laburar”.
Siguiendo una especie de legado familiar, Jorge disfruta de su tarea. Más allá del control de pasajes, indica que él está “para velar por la seguridad del pasajero”.Tras decir aquello, se despide con una sonrisa y camina a través del vagón.
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