Tolar Grande alimenta la esperanza del regreso del tren
SALTA 18 0ct(ElTribuno).-El municipio gestiona, incesante, el retorno del transporte que revitalizará al pueblo. Cambiaron rieles, renovaron durmientes y trabajan en el mantenimiento de las vías.Son en total 260 los kilómetros de vías que el municipio de Tolar Grande mantiene por convenio con la Provincia y la Nación.Este pueblo del departamento Los Andes se encuentra a 380 kilómetros de la ciudad de Salta.Una cuadrilla de seis trabajadores corta el viento en esa llanura interminable que forma el Salar de Arizaro. La cordillera volcánica, la de los hielos eternos y la vía que va en esa dirección, forman el telón de fondo.En ese entorno está el grupo de hombres que mantienen las vías del ramal C 14. "Ya pasó una máquina y nosotros estamos supervisando cómo se comportan los rieles. Vemos los niveles y que la tierra que arrastra el viento constante no tape las vías", explicaron cubiertos hasta los ojos por las crudas condiciones climáticas que soportan cada día.Sin embargo, esta imagen casi surrealista se ve por estos días a lo largo del trayecto que cubre el Salar de Pocitos hasta el paso de Socompa, en plena Puna salteña. Son 260 kilómetros aproximadamente en donde ya se cambiaron rieles, renovaron durmientes y se realiza un metódico mantenimiento.Es el territorio que pertenece al municipio de Tolar Grande por donde transitó El Tribuno y visitó al intendente para conocer los detalles del caso."Estamos esperando que regrese el tren", dijo Sergio Villanueva en su despacho, a casi 400 kilómetros de la capital."Tenemos un convenio entre la Municipalidad y el Belgrano Cargas para reparar las vías entre Salar de Pocitos y Socompa porque se viene la reactivación del tren de cargas. Estos es toda una movida entre Tolar Grande, Provincia y Nación, para restablecer el servicio entre Chile y Argentina por el ramal C-14", amplió.
SALTA 18 0ct(ElTribuno).-El municipio gestiona, incesante, el retorno del transporte que revitalizará al pueblo. Cambiaron rieles, renovaron durmientes y trabajan en el mantenimiento de las vías.Son en total 260 los kilómetros de vías que el municipio de Tolar Grande mantiene por convenio con la Provincia y la Nación.Este pueblo del departamento Los Andes se encuentra a 380 kilómetros de la ciudad de Salta.Una cuadrilla de seis trabajadores corta el viento en esa llanura interminable que forma el Salar de Arizaro. La cordillera volcánica, la de los hielos eternos y la vía que va en esa dirección, forman el telón de fondo.En ese entorno está el grupo de hombres que mantienen las vías del ramal C 14. "Ya pasó una máquina y nosotros estamos supervisando cómo se comportan los rieles. Vemos los niveles y que la tierra que arrastra el viento constante no tape las vías", explicaron cubiertos hasta los ojos por las crudas condiciones climáticas que soportan cada día.Sin embargo, esta imagen casi surrealista se ve por estos días a lo largo del trayecto que cubre el Salar de Pocitos hasta el paso de Socompa, en plena Puna salteña. Son 260 kilómetros aproximadamente en donde ya se cambiaron rieles, renovaron durmientes y se realiza un metódico mantenimiento.Es el territorio que pertenece al municipio de Tolar Grande por donde transitó El Tribuno y visitó al intendente para conocer los detalles del caso."Estamos esperando que regrese el tren", dijo Sergio Villanueva en su despacho, a casi 400 kilómetros de la capital."Tenemos un convenio entre la Municipalidad y el Belgrano Cargas para reparar las vías entre Salar de Pocitos y Socompa porque se viene la reactivación del tren de cargas. Estos es toda una movida entre Tolar Grande, Provincia y Nación, para restablecer el servicio entre Chile y Argentina por el ramal C-14", amplió.
La expectativa del retorno
“El transporte es básico para la Puna. Con el tren nos abrimos al mundo y él a nosotros” Sergio Villanueva, intendente.El antecedente del archivo de noticias es que en abril de este año, el Gobierno nacional terminó el cambio de rieles en 27 kilómetros, en la zona del Salar de Arizaro. Los trabajos costaron cerca de $57 millones y fueron el puntapié inicial para que una locomotora cruce de Chile a la Argentina por esas vías."No se imaginan la emoción que se sintió en todo el pueblo cuando escuchamos de nuevo al tren. Era de noche, la formación se detuvo en la estación y salimos todos a recibirlo", recordó Villanueva con un entusiasmo que roza la nostalgia.Es que este pueblo se formó en la década del 40 para aprovisionar de agua a las locomotoras del tren binacional que atraviesa esta inhóspita geografía y se integra a una red vial que es una verdadera obra de arte que logró el ingeniero Ricardo Maury.Los pueblos puneños siempre estuvieron ligados al ferrocarril y luego de 2002 tuvieron que mutar y adaptarse para sobrevivir sin trenes."El tren es la pata que nos falta. El cierre del ferrocarril hizo que busquemos alternativas para no desaparecer y ahora, cuando regrese, serán el turismo y la minería la base perfecta para desarrollarnos como un municipio sustentable", dijo Villanueva.
Piden El Pasajerito
El simpático mote le pertenece a la formación mixta que fue cancelada en 2002 y que causó angustia en la comunidad andina.Era un tren de carga tradicional, pero que remolcaba en la cola uno o dos coches de pasajeros. Salía los miércoles desde Salta y llegaba hasta Socompa, en el límite con Chile. Cuando el tren partía desde la capital, la postal se componía del lugareño con bolsas de mercadería, ollas, camas, bicicletas y plásticos. Cuando volvía, venían cargados de papas, sal o algunas artesanías que realizaban para ofrecer en la ciudad. Se completaba con turistas con grandes mochilas y cámaras fotográficas y parejas de jóvenes aventureros. Eso se perdió.“Hablamos con el Gobierno provincial para volver a anexar ese vagón de pasajeros y reactivar El Pasajerito. Eso reforzaría el turismo en nuestro pueblo”, aseguró el intendente de Tolar Grande, Sergio Villanueva.
“El transporte es básico para la Puna. Con el tren nos abrimos al mundo y él a nosotros” Sergio Villanueva, intendente.El antecedente del archivo de noticias es que en abril de este año, el Gobierno nacional terminó el cambio de rieles en 27 kilómetros, en la zona del Salar de Arizaro. Los trabajos costaron cerca de $57 millones y fueron el puntapié inicial para que una locomotora cruce de Chile a la Argentina por esas vías."No se imaginan la emoción que se sintió en todo el pueblo cuando escuchamos de nuevo al tren. Era de noche, la formación se detuvo en la estación y salimos todos a recibirlo", recordó Villanueva con un entusiasmo que roza la nostalgia.Es que este pueblo se formó en la década del 40 para aprovisionar de agua a las locomotoras del tren binacional que atraviesa esta inhóspita geografía y se integra a una red vial que es una verdadera obra de arte que logró el ingeniero Ricardo Maury.Los pueblos puneños siempre estuvieron ligados al ferrocarril y luego de 2002 tuvieron que mutar y adaptarse para sobrevivir sin trenes."El tren es la pata que nos falta. El cierre del ferrocarril hizo que busquemos alternativas para no desaparecer y ahora, cuando regrese, serán el turismo y la minería la base perfecta para desarrollarnos como un municipio sustentable", dijo Villanueva.
Piden El Pasajerito
El simpático mote le pertenece a la formación mixta que fue cancelada en 2002 y que causó angustia en la comunidad andina.Era un tren de carga tradicional, pero que remolcaba en la cola uno o dos coches de pasajeros. Salía los miércoles desde Salta y llegaba hasta Socompa, en el límite con Chile. Cuando el tren partía desde la capital, la postal se componía del lugareño con bolsas de mercadería, ollas, camas, bicicletas y plásticos. Cuando volvía, venían cargados de papas, sal o algunas artesanías que realizaban para ofrecer en la ciudad. Se completaba con turistas con grandes mochilas y cámaras fotográficas y parejas de jóvenes aventureros. Eso se perdió.“Hablamos con el Gobierno provincial para volver a anexar ese vagón de pasajeros y reactivar El Pasajerito. Eso reforzaría el turismo en nuestro pueblo”, aseguró el intendente de Tolar Grande, Sergio Villanueva.
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