Oficializan el cierre del ramal de cargas a estación Sola, en Barracas
CABA 14 Feb (EnElSubte).-Mediante una resolución publicada en el Boletín Oficial, el Gobierno desafectó de la concesión de Ferrosur el ramal de cargas entre kilómetro 5, en Avellaneda, y la estación Sola, en el barrio porteño de Barracas. La traza quedó bajo custodia de la ADIF. La circulación de trenes por el ramal se encontraba interrumpida desde 2021, tras un accidente en la villa 21-24. El problema estructural de las intrusiones y la pérdida de ramales operativos.
El Gobierno formalizó el cierre del ramal de cargas a la estación Sola, en Barracas.
La decisión fue oficializada mediante la publicación en el Boletín Oficial de la resolución 99/2025 del Ministerio de Economía.
De acuerdo con la norma, “parte del Ramal 38 (R38) desde Kilo Cinco (sic) hasta la Estación Sola” quedó desafectado de la concesión de Ferrosur Roca y fue entregado a Trenes Argentinos Infraestructura (ADIF).
La medida fue tomada a solicitud de la concesionaria, quien al menos desde 2021 viene pidiendo a las autoridades desafectar no solo el citado ramal sino también la totalidad de la playa de cargas Sola -una parte no operativa, cabe recordar, fue desafectada para dar paso a las obras del viaducto de la línea Belgrano Sur a Constitución, obra que permanece frenada desde hace más de un año-.
Dado que Ferrosur es la única empresa que corría trenes por el sector, es dable considerar que la desafectación implica el cese definitivo del tráfico ferroviario por este tramo: no existe ninguna otra empresa interesada y el Estado no ha mostrado ninguna intención de asumir las prestaciones.
Cabe recordar que el ramal no registra tráfico de trenes desde agosto de 2021: la circulación fue suspendida luego del fallecimiento de una niña en la Villa 21-24, que fue arrollada por una formación. A raíz del trágico hecho, los ocupantes del sector bloquearon el paso de los trenes y llegaron a incendiar el puente del ramal sobre el Riachuelo, que quedó intransitable.
Si bien se estimaba que la medida sería temporaria hasta que se adoptaran medidas de seguridad operacional, lo cierto es que la concesionaria no tuvo interés de reanudar el tráfico ni de realizar las inversiones necesarias para garantizarlo, a la par que el Estado tampoco tomó las medidas necesarias para conservarlo en condiciones operativas.
Sin ir más lejos, la propia Ferrosur -cuya concesión está vencida y fue prorrogada en forma precaria en dos ocasiones– fue una de las cargueras privadas que se opuso a la aplicación del protocolo para combatir intrusiones y asentamientos en terrenos ferroviarios, a la par que solicitó que se dejara sin efecto una norma técnica de mantenimiento y seguridad de vía, al considerar que ambas exigencias excedían las obligaciones de su contrato de concesión.
Un ramal intrusado
Buena parte del ramal desafectado atraviesa la Villa 21-24, y es uno de los sectores más complicados de la red, porque las construcciones han ido avanzando cada vez más sobre las vías, apenas respetando el gálibo mínimo para que las formaciones puedan transitar.
Además, a lo largo de prácticamente un kilómetro, la vía es utilizada como calle pública por los habitantes de la villa, por lo que es común que esté invadida por automóviles, motos, personas, animales o cualquier clase de objetos ante la falta de alternativas para circular.
Desde 2021 hasta ahora la problemática no ha hecho más que agravarse producto de la suspensión del tráfico ferroviario regular y la inexistencia de medidas para conservar la traza despejada.
Desde ya, este no es el único sector de la red ferroviaria afectado por problemáticas de esta naturaleza: tal como explicó enelSubte, situaciones similares obligaron a cancelar las prestaciones de los ramales Temperley – Haedo de la línea Roca -que estuvo suspendido durante un año y medio por razones similares– y Puente Alsina – Aldo Bonzi de la línea Belgrano Sur, que no circula desde hace más de siete años a causa de las intrusiones.
La paulatina intrusión de las trazas ferroviarias operativas es un problema de características estructurales: de acuerdo con un relevamiento del ex Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat de la Nación, hasta un 5% de los barrios precarios de todo el país están asentados sobre vías del ferrocarril o a menos de 10 metros de ellas.
En 2022, y con el objetivo de atacar esta problemática, se estableció el citado protocolo, que buscaba desplegar una serie de acciones para evitar la propagación de estas intrusiones. Sin embargo, las crecientes problemáticas económicas, sociales y habitacionales, sumadas a la pasividad estatal y a la actitud de escasa colaboración de las cargueras -que prefieren perder los ramales y desafectarlos antes que mantenerlos en condiciones de operatividad-, han derivado en una continuidad de las intrusiones y la proliferación de construcciones irregulares en el ámbito ferroviario.
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