Forja: un monstruo que no está tan dormido
CORDOBA 6 May(La Voz).-Es el taller ferroviario más grande de la Argentina y con mayor capacidad instalada. Trenes Argentinos quiere certificar la forma de trabajo y ampliar su oferta a los privados.
“Ramal que para, ramal que cierra”. La frase hiere como un puñal a los trabajadores ferroviarios que siguen en actividad. Y, aunque el ferrocarril está lejos de sus tiempos de gloria, lucha como puede por salir de la sombra en la que quedó tras los ’90.
Los talleres del Belgrano Cargas son los más grandes del país y los únicos donde se reparan locomotoras en todo el centro y norte de la Argentina. Ahora apuestan por dar un nuevo salto y ampliar sus servicios.
La ilusión de las inversiones siempre está. En un par de semanas, el taller espera una auditoría para certificar normas ISO. La llave para comenzar a ofrecer sus servicios de reparación a los privados, como a las cerealeras que tienen flota propia.
“La empresa tiene mucho potencial. En su momento tenía licencia de la General Motors. Ahora estamos trabajando para certificar nuestros procesos y para poder brindar nuestros servicios a terceros”, dijo a La Voz Martín Orihuela, jefe del taller de la empresa Trenes Argentinos.
Las bestias
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Para muchos, los predios de Forja son sólo un recuerdo. Lo que no saben es que, en esas hectáreas que tiene el predio en avenida Malvinas 1, se esconde el taller más imponente de locomotoras de todo el país.
“Es importante que se conozca todo lo que se hace acá. Es el más grande de la Argentina. Estamos permanentemente capacitándonos porque sabemos que hay una gran capacidad instalada. Somos muchos los trabajadores ferroviarios que sentimos ese orgullo”, aseguró Carlos Severo Márquez, directivo la Unión Ferroviaria y ferroviario desde 1983.
Los galpones son inmensos. La chapa oxidada y el vidrio tiritan cada vez que se enciende una locomotora.
En este lugar, todo es descomunal. Motores, cigüeñales, bogues tienen dimensiones abrumadoras. Son bloques de metal que pasan por los puentes grúa de un área a otra para ser lavados, reparados, soldados, calibrados y pintados. Es el sitio donde se arreglan a las bestias.
“En estos talleres se hacen tres cosas fundamentales: reparación total de locomotoras, reparación parcial y mantenimiento”, explica con sencillez Jorge Bianchini, jefe de Producción y ferroviario desde hace más de 30 años.
Los galpones son fríos. Sólo el rugido de un motor diésel emociona y calienta a los obreros que distinguen el sonido de una maquina General Motors de una China en un instante, como su tuvieran oído absoluto.
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No tan dormido
Por su capacidad instalada, Forja fue mucho más grande. Pero sigue siendo un monstruo.
Cuando la Argentina tenía un ojo puesto en su industria pesada, el complejo tenía una fundición que se encargaba de realizar las ruedas (donde hoy está el Complejo Forja). Ahora son importadas de Brasil o de China.
La mayoría de los repuestos son importados. Con la reciente escalada del dólar, los operarios se agarraron la cabeza. Las experiencias con productos nacionales no los dejaron conformes.
La reutilización de las piezas es una costumbre de años. Es parte de la cultura del ferrocarril: no tirar nada. En un año, los talleres reparan en promedio entre 10 y 12 locomotoras a nuevo. Y le realizan el mantenimiento periódico al parque de 80 unidades que depende del Belgrano Cargas más al de las líneas General Urquiza, que recorren la Mesopotamia argentina, y General San Martín, que pasa por el sur de Córdoba y comunica Mendoza con Buenos Aires.
En los talleres trabajan 112 operarios, un poco más de 10 por ciento de los obreros ferroviarios de toda la provincia.
La tragedia de Once impactó en toda la industria ferroviaria. En 2012, el Gobierno nacional puso la lupa sobre los trenes y anunció inversiones millonarias. La compra de 40 locomotoras chinas ilusionó a los trabajadores cordobeses, que viajaron para capacitarse en tres oportunidades al país oriental.
A nuevo. Se restauran íntegramente 12 locomotoras por año. (Nicolás Bravo)
Concretada la operación –con financiación china también– los coches llegaron en dos tandas: 20 en enero de 2017 y otros 20 en febrero de este año. Con las locomotoras llegó también un contingente de operarios chinos de la empresa CRRC que están para reparar los desperfectos contemplados en la garantía.
El taller tiene al menos nueve áreas: motores de tracción, diésel mecánico, alistamiento, carrocería, pintura, bogues, compresores, tornería y almacenes. Cada una tiene las dimensiones de una cancha de fútbol, pero en lugar de arcos y césped hay bancos de trabajo y herramientas y el piso luce un gris pastoso, producto de años de aceites y grasas.
La desinversión produjo una brecha generacional en los talleres. Por un lado, están los operarios experimentados con más de tres décadas de antigüedad y, por otro, los que no llegan a los 30 años.
La red del Belgrano Cargas abarca a 14 provincias. El tren viaja a un promedio de 15 kilómetros por hora y transporta 100 mil toneladas al mes.
El flujo mayor es de norte a sur. Azúcar, soja y otros granos viajan hasta el puerto de Rosario. En la dirección inversa, la carga es menor. Desde Buenos Aires, lo más transportado son las autopartes de la empresa Renault.
Piezas gigantes. Los operarios dan muestra de la escala humana.
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Las locomotoras que están en Salta son General Motors.
Por la altitud, los trenes que recorren el pintoresco trayecto por los Andes salteños que llega hasta San Antonio de los Cobres necesitan un dispositivo de control de altura. Se trata de un mecanismo que mide la inyección de combustible que requiere el motor en función de la cantidad de oxígeno.
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