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viernes, 6 de octubre de 2023

El Taller Ferroviario

TALLERES JUNÍN: Pedro "El Grande"

JUNIN 6 Oct (Semanario Junin).-Si volviéramos al apogeo de los talleres de Junín, los salarios de sus trabajadores representarían un ingreso anual para nuestra ciudad de unos 16 mil millones de pesos, dos veces el presupuesto municipal de 2023. Pensar en que podría llegar al circuito comercial juninense 1.300 millones de pesos mensuales resulta propio de una utopía, que alguna vez fue real. Pedro Rodríguez, el dirigente que resistió el cierre de la cooperativa, en una entrevista fuerte y emotiva.

Pedro Rodríguez fue el que lideró durante casi tres décadas el sostenimiento de la Cooperativa de Trabajadores Ferroviarios, luego del “ferrocidio” generado por el menemismo y que dejó reducidos a su mínima expresión los talleres de Junín que supieron albergar a casi 5.000 trabajadores directos y otro importante número de indirectos.

Acaso suponer hoy semejante magnitud en la economía regionalrepresentaría un ingreso anualextra para nuestra ciudad de aproximadamente unos 16 mil millones de pesos, dos veces el presupuesto municipal de 2023. Pensar en que podían llegar al circuito comercial juninense 1.300 millones de pesos mensualmente resulta propio de una utopía que alguna vez fue real.

En concreto, las propuestas liberales de los ’90se llevaron puesto el futuro del distrito, que en materia ferroviaria, hoy celebra que el ministro Mario Meoni, antes de su trágico final, haya recuperado al taller en 2020, tras pasar la cooperativa a manos del Estado y que sus poco más de 50 operarios de aquel entonces, hayan pasado a ser 120 en la actualidad.

Ahora los fantasmas del saqueo vuelven a estar presentes por eso no es casual que el candidato a presidenteSergio Massa esté pensando realizar en Junín la presentación del proyecto de Ley de Reparación histórica de los Ferrocarriles, que consistiría en una inversión de 18 mil millones de dólares en 10 años.

Pedro Rodríguez, el dirigente ferroviario que resistió el cierre de la cooperativa.

Rodríguez fue entrevistado por SEMANARIO. Actualmente es asesor del taller que lleva el nombre del ex intendente juninense y por estos días suele participar de charlas con el fin de “generar conciencia respecto a la ligazón íntima que mantiene la economía local con los ferrocarriles y la necesidad de evitar la estafa de los ’90 en el caso que ganen la Presidencia nacional alguno de los candidatos que prometen achicar el Estado y volver a privatizar”.

-¿En qué condiciones están hoy los talleres, a poco más de dos años de haber pasado a manos del Estado nacional?

-Han cambiado un ciento por ciento. Si bien quedan cosas por hacer se puso en valor varias máquinas que teníamos funcionando a medias. Además, se están llevando a cabo mejoras en infraestructura destinadas al personal. Más allá de eso hay un montón de muchachos nuevos trabajando y lo fundamental es la capacitación que está brindando, algo que en los últimos 30 años perdimos, como es el trasvasamiento del conocimiento de los viejos a los jóvenes en lo que hace a los oficios que eran parte esencial de los talleres. Hay innumerables cursos de oficios que se están brindando lo cual resulta algo inédito. Hay capacitaciones destinadas al manejo de puente grúa que ofrecen incluso el carnet oficial habilitante, lo cual le otorga un gran valor. Es algo que habíamos perdido.

-Si uno mira los vagones que se siguen usando, son de hace más de medio siglo, quiere decir que el ‘expertise’ lo siguen teniendo los “viejos”

-Exactamente hay vagones que algunas de las concesionarias habían tirado al costado de la vía y se empezaron a recuperar reparándolos a nuevo. También se están arreglando los vagones chinos que ingresaron al país en 2013. Los funcionarios de ferrocarriles han reconocido que no es necesario comprar vagones nuevos habiendo talleres que tenemos la capacidad para trabajar y dejarlos cero km.

-O sea que en materia de conocimiento el tiempo no ha pasado para los ferroviarios

-Si claro, lo que pasó es que muchos de los chicos que entran a trabajar en nuestros talleres no conocían como era un vagón de ferrocarril. Cuando vienen a hacer pasantías –que es otro tema para destacar en materia educativa- se llevan una gran sorpresa porque no hubieran imaginado que dentro de ese predio había semejante capacidad laboral  y el potencial que existe. Nosotros como cooperativa tuvimos 27 años de lucha constante y nos costó un montón conseguir trabajos para hacer. Éramos pseudo empresarios, no teníamos capacitación y nos daban trabajos esporádicos. En estos dos años se han reparado casi 120 vagones y algunos de ellos completamente en toda su estructura ya que los plegados se hacen dentro del taller con máquinas que se fueron recuperando en este tiempo.

-¿Por qué cree usted que hay chicos que ni sabían de los talleres ferroviarios? Pareciera que después de los ’90 el tren en Junín pasó a ser un tema tabú.

-Si, es cierto. No hay que olvidarse que hubo intendentes que quisieron cerrar nuestros talleres. La comunidad también se quedó con una mala impresión porque hubo una campaña en la que se hablaba mal de los ferroviarios y de su trabajo. Sin embargo hay que destacar que la ciudad se hizo grande gracias a los ferrocarriles. Por eso hay volver a inculcarle a los vecinos el potencial del sector para la generación de empleos de calidad. También lo vengo diciendo que en 1994 se crearon cuatro cooperativas a nivel nacional a partir del desguace y una de ellas fue la nuestra. Algunas de aquellas fueron absorbidas por talleres privados y desaparecieron. Hay que difundir esta gran oportunidad que ofrece Junín en capacitación para quienes están buscando una salida laboral.

-¿Hay distintos niveles de capacitación?

-Estamos implementado además del conocimiento laboral, la posibilidad de terminar la escuela secundaria. Otra cosa importante es tener personal dentro del taller que al mismo tiempo puede ir avanzando intelectualmente.

Siempre les recalco a los muchachos cuando tenemos charlas que deben seguir estudiando y además hoy tienen la posibilidad de hacerlo al lado de nuestra casa, en nuestra universidad que es gratuita. Antes había que irse de la ciudad y era complicado. Hablando con Juan Dall’ Occhio, quien fue el último jefe del taller antes de la privatización, me decía que los primeros profesionales de Junín eran hijos de ferroviario.

-¿Cuál es el futuro del taller ferroviario?

-Tiene un gran futuro, mientras los proyectos políticos no cambien. Ojalá no pase que venga alguno y diga ‘cerramos el taller porque da pérdida’ como pasó en otros tiempos. Ojalá no nos pase.

-¿O sea que sobre el optimismo logrado en estos dos años se cierne un peligro inminente tras las elecciones del 22 de octubre? ¿Cuál es su opinión?

 -Estoy muy preocupado. Siempre hablo de lo mismo en las charlas. Muchos de nosotros vimos como ‘bajaban la persiana’, desmantelaban todo, se llevaban maquinarias y un montón de cosas con la idea de que los talleres no funcionaran nunca más, pero ‘los locos’ que éramos nosotros, conseguimos que la llama no se apagara a pesar de los vientos que soplaron hasta hace poco nada más. Gracias a la decisión política de Mario Meoni, conseguimos tener nuevamente un taller productivo en la ciudad y ojalá que el gobierno que venga no sea el que lo cierre.

-Justamente en una de las charlas con empleados ferroviarios, había alguno de ellos que decía que sus propios compañeros, que trabajan en el taller que recuperó el Estado nacional, votaron en las PASO a candidatos que prometen que van a dejar los ferrocarriles otra vez en las manos de privados que los saquearon. ¿Cómo se entiende eso?

-Si, es así. La mayoría de los presentes en esa charla que menciona éramos los viejos trabajadores ferroviarios. Hoy hay casi 120 trabajadores y no había presencia de los jóvenes en esa reunión. Eso demuestra la falta de interés y la verdad que me siento responsable de no haber sido uno de los que haya mantenido vivo el relato de las luchas que llevamos a cabo, lo cual no nos permitió transferirle a los más jóvenes el amor hacia el ferrocarril. Hoy tienen un sueldo como corresponde con obra social y aportes, pero siempre hay gente disconforme. Lamentablemente, no hay que olvidarse que en Junín hubo gente que se puso contenta cuando se cerró el taller en 1993. No sé si la historia se está repitiendo. Espero equivocarme.

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