Crece el anhelo por ver sobre rieles al Tren Metropolitano
PARANA Entre Rios 2 Dic (Uno Entre Rios).-El tren espera en la estación Paraná su horario de partida hacia Colonia Avellaneda bajo un sol de mediodía que hoy es tenaz, impiadoso. Por momentos la maquinaria resopla un bufido impaciente, con su carrocería blanca y azul expuesta a los rayos que confirman un verano adelantado.
De a uno van subiendo los pocos pasajeros que transportará el servicio de las 13, uno de los dos que están funcionando desde julio, cuando se redujeron los horarios debido a la caída de la demanda por la pandemia. Un policía federal pide papeles antes de permitir el abordo: durante la emergencia sanitaria el tren sólo está habilitado para trabajadores considerados esenciales. Luego de exhibir su permiso y de subir la rampa para acceder al vagón, el pasajero pondrá sus manos al rocío del alcohol diluido que reparte un empleado ferroviario. El policía y el responsable de la desinfección son dos de los cinco miembros que componen la tripulación, junto con un guarda y dos maquinistas.
Los pasajeros y pasajeras van acomodándose en las butacas, de confort nivel colectivo de mediana distancia. Es una de las ventajas que le valoran al tren al compararlo con el colectivo. Las otras son la puntualidad, la posibilidad de mantener el distanciamiento en los amplios vagones, el aire acondicionado y el precio del boleto: 2 pesos, una moneda que no hace falta decir qué más podría comprar hoy.
Es cada vez mayor el anhelo por ver sobre rieles al Tren Metropolitano
Foto: UNO/Juan Manuel Hernández
A las 13 en punto empiezan el traqueteo por las vías y los primeros bocinazos que anuncian la partida. Lentamente van quedando atrás el Ferrocarril General Urquiza y su cementerio de locomotoras, las que nunca se recuperaron del desmantelamiento de los 90. El mismo oxidado panorama ofrecen los galpones, vacíos, con vidrios rotos en las ventanas pero nada para ver tras ellas. Las excepciones son un par de talleres que volvieron a trabajar en los últimos años y, dicen en la estación, albergan un vagón-comedor casi listo para usarse de paseo recreativo cuando las autoridades permitan que salga a rodar. Después del primer pastizal, por las ventanas empieza a verse el caserío de la Villa 351, que acompaña al ramal por buena parte del trayecto. Los costados de las vías hasta las afueras de Paraná están ocupados mayormente por yuyales que a menudo rozan las ventanillas y por asentamientos: de a ratos verde, luego chapas, maderas y algunos ladrillos. Cada tanto, un cruce con alguna calle importante de algún barrio, esquinas que el tren supera con un andar lento y sonoros bocinazos.
El recorrido mantiene un promedio de velocidad de 25 o 30 kilómetros por hora. Hay un tramo en especial donde el estado de las vías no la soporta: entre los pasos a nivel de Gobernador Maya y Francia los rieles obligan una reducción a cinco kilómetros por hora, casi paso de hombre.
Los ferroviarios esperan el material y el tiempo para ponerlo en condiciones. “Es un trabajo que se podría haber hecho en los primeros meses de la pandemia, cuando se paró el servicio”, indicó a UNO Nelson Santini, delegado de la Unión Ferroviaria. En los últimos meses los trabajadores han tenido que reparar las vías con un ojo puesto en el reloj, suspendiendo la labor al escuchar la bocina y reanudándola luego del paso de la formación.
Santini, por otra parte, ve con expectativa la extensión del servicio hasta La Picada y Oro Verde. “Se va a revolucionar el transporte. La gente no se da cuenta de la dimensión que tiene, aunque los paros de colectivos sirvieron para que se conozca”, señaló.
Los pasajeros del tren a Colonia Avellaneda, que hoy no son más de 15, ratifican el cambio que les significó empezar a usarlo. La mitad regresa a la ciudad metropolitana, los demás bajan en apeaderos de Paraná: Las Garzas, Gobernador Parera, Gobernador Caputto. Trabajan en casas particulares, locales gastronómicos, en el Hospital Militar, farmacias, carnicerías, salas de velatorio, la Municipalidad paranaense, entre otros lugares. “Empecé a tomarlo por la demora de los colectivos. El servicio es perfecto y la atención es buenísima”, comentó una empleada de una funeraria céntrica.
“Es más seguro con la higiene, porque viajan menos personas”, ponderó una mujer que limpia una casa en el centro cívico. El empleado de una pollería cercana a la estación de calle Racedo explicó que “el colectivo está imposible de caro y acá pago 4 pesos entre ida y vuelta”.
El tren del mediodía no vuelve más lleno debido a su horario: muchos de los que se lo tomaron a las 6.55 en Colonia Avellaneda no salen de sus trabajos antes de las 13. Sin embargo, hasta 150 personas han llegado a viajar a diario durante la pandemia, cuando la capacidad máxima es de 70 asientos. El año pasado, cuando Paraná vivió más de dos semanas sin servicio de colectivos, miles de personas se volcaron al ferrocarril, que llegó a transportar en sus dos vagones hasta cerca de 300 pasajeros a la vez.
Avanza el Tren Metropolitano
El uso del tren se intensificará con su extensión y el flujo entre la capital provincial y las localidades cercanas –que juntas totalizan más de 30.000 habitantes, según estiman sus gobiernos- sumará más profesiones, oficios y estudiantes.
En La Picada, elevada a categoría de comuna el año pasado y que ronda los 1.300 habitantes, están expectantes. Su intendente, Emilio González, dijo a UNO que este año terminaron los trabajos de limpieza y desmalezado de las vías de su jurisdicción y que resta la construcción de un nuevo apeadero frente a la comuna, ya que la vieja estación quedó muy lejos del pueblo. En la localidad entusiasma, incluso, que la venida del tren fomente el turismo.
Sauce Montrull, la estación entre Colonia Avellaneda y La Picada, también espera la concreción del objetivo de años. El presidente comunal, Carlos Salas, afirmó que comenzaron la limpieza de los alrededores de las vías y destacó los alcances del arribo del General Urquiza al pueblo. La localidad, de unos 3.200 habitantes fijos, creció en los últimos tiempos con el arraigo de jóvenes que han construido allí sus viviendas y trabajan en Paraná. La extensión del tren también genera expectativas en el ámbito educativo, con la posibilidad de transporte de alumnos desde y hacia las tres escuelas ubicadas en el Parque Escolar Berduc, distante 23,5 kilómetros de Paraná por la ruta 12. Son la escuela Normal Rural Almafuerte, la Primaria Nº 12 Dominguito y la escuela de Educación Integral Nº 1 Zulema Embon.
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