En Resistencia

Profundos sentidos del regreso de un tren

RESISTENCIA 5 Agos(Diario Norte).-El servicio metropolitano volvió a circular esta semana.  Una periodista de NORTE hizo el trayecto completo del servicio recuperado.

Después de tres años de inactividad el Tren Metropolitano comenzó a circular en el tramo Cacuí (Fontana) – Resistencia y NORTE compartió un viaje vía Facebook e Instagram. En el coche que partió puntual a las 12.05, había solo otros dos pasajeros.  

“Lo extrañaba porque me deja a dos cuadras de mi trabajo”, expresó Miguela, una de las trabajadoras esenciales que vive en Fontana y cuida a una mujer con discapacidad en Resistencia. El lunes fue una de las primeras en usar el servicio. Como otros habitantes de la Ciudad del Abrazo Cordial asegura que el tren “conviene más que el colectivo”.

Dos filas más adelante está Carlos, que también va al trabajo: “El tren está muy bien, es económico, es más directo y sin tantas paradas”, dice. En los tres años de paralización cuenta que se movía en un vehículo particular y que en comparación con tomar un colectivo para él los tiempos se reducen a la mitad: 40 minutos contra 20. “Va bastante rápido y cuando era estudiante universitario también lo usaba”, porque lo dejaba a unos 300 metros del campus Resistencia de la UNNE.  

El costo del pasaje es tan bajo que parece un anacronismo y no es el único. A los ¡cinco pesos! del boleto, se suma que el hecho de que haya un guarda que completa manualmente el comprobante, y que el vuelto sea un manojo de monedas de 50 centavos. El trato amable, sin apuro, o el ‘paciencia, que ya se van a ir agregando frecuencias’, todo junto, se parece más a un viaje en el tiempo.  

Después está la advertencia de no asomarse por las ventanas porque ‘pueden arrojar cascotes’ desde los márgenes de casitas precarias y cientos de metros de basurales. Un paisaje que sincera lo que nadie quiere ver en la periferia de ciudades latinoamericanas como Fontana y Resistencia. En las áreas más urbanizadas, al sonoro toque de sirena más de una mano respondió con un saludo entusiasta. O al menos eso interpretó esta cronista imaginando sonrisas detrás de los tapabocas.