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lunes, 6 de noviembre de 2017

Arte efimero

Arte efímero, cuando el papel se vuelve pared

GENERAL ROCA Rio Negro 6 Nov(Rio Negro).-Dos intervenciones, una en Roca y otra en Fernández Oro, traen a la región una técnica de muralismo que hace furor en las grandes ciudades. 
 La pegatina de molinos en la galería de la estación, contra las vías del tren, se ve desde varias cuadras de la ciudad y llama la atención de los orenses. (Foto: Florencia Salto) 
Rusty Deimos, integrante de la agrupación de artistas callejeros BA Paste Up, interviene con técnica de collage un bar roquense. (Foto: Emiliana Cantera) 
Las fotos en el museo muestran el trabajo colaborativo. (Foto: Florencia Salto) 
   Hola MEC y su mensaje a todo color. (Foto: Florencia Salto) 
    Colores estridentes y compromiso social definen a BA Paste Up. (Foto: Gentileza) 

Promediaba agosto cuando Diego Staffolni, conocido en el mundillo del street art como Rusty Deimos (“viejo satélite o, poéticamente, satélite oxidado”, aclaró), llegaba a Roca con varias cajas llenas de papeles.

Fueron tres días de imaginar, armar, pegar, trepar escaleras, para que el primer mural de BA Paste Up en la Patagonia quedara listo.

¿Por qué un mural de papel?, preguntamos a DIM Team, a cargo del diseño de El Nacional, el bar donde puede verse, hasta que el papel diga basta, la pegatina de este grupo de artistas callejeros de Buenos Aires. “Queríamos algo más urbano y el collage es una técnica que no hay en la zona, donde se hacen grafitis o murales tradicionales. Nos motiva traer cosas que están pasando en otros lugares y que acá tardan en llegar”.

Cuando entramos al bar, Rusty Deimos estaba en la punta de una escalera, pincel en mano, y el piso era un cúmulo de dibujos, impresiones y mensajes listos para ser pegados. Se alejaba, miraba la pared blanca como un lienzo virgen y elegía minuciosamente qué imagen venía después. “Hay un espíritu que está ahí, en la fuerza de la improvisación”, contó sin perder de vista lo que estaba haciendo.

Mensajes en la pared

Diego vino como representante de BA Paste Up, cinco artistas callejeros que hacen intervenciones en murales con papel y pegatinas. Sortearon entre ellos quién viajaría a hacer el ensamble y el azar lo eligió. “Ya confían en mí”, dijo entre risas, mientras acomodaba los trabajos de los cinco en la pared.
¿Qué es lo que vos hacés?, le preguntamos. “Básicamente lo que hago es un trabajo minucioso de ensamble, de encastre de objetos. Son objetos encontrados, cotidianos, los saco de contexto y los llevo a la parte figurativa, haciendo un guiño a la figura del robot, al reciclado, esa idea de los objetos sin destino”.

Y esa es la marca registrada de Rusty Deimos, que desde hace dos años comparte con BA Paste Up este mundo de pasar la obra a papel y visibilizarla en la calle.

“Yo soy un artista de taller, de soledad, muy caprichoso. Entonces se abrió un mundo nuevo para mí con el street art. Tengo que estar abierto a cuatro formas diferentes de pensar y eso es interesante. Creo que es enriquecedor para todos y que, a la hora de trabajar juntos, se ve que hay una comunicación, que estamos contentos de hacer lo que hacemos”, concluyó.

Molinos de origami

El miércoles pasado, un taller de plegado en el Museo Estación Cultural Lucinda Larrosa (MEC), en Fernández Oro, fue la original inauguración de la intervención en origami de Melendo&GO.

Pero Hola MEC, como dieron en llamarlo, no nació ahí. Allá por junio el grupo roquense hizo una convocatoria a diseñadores, artistas y amigos para, a través de un trabajo colaborativo, plegar entre todos los miles de molinos que formarían parte de la muestra.
“La verdad es que superó nuestras expectativas. Hubo más de 65 personas que plegaron cientos de molinos, que aprendieron cómo hacer esa forma y eso nos permitió transformar lo que iba a ser una intervención más chiquita, darle una impronta monumental teniendo en cuenta la dimensión del museo”, explicó María José Melendo, una de las hacedoras del proyecto.

Pero ¿por qué molinos? Victoria O’Reilly, otra de las integrantes de Melendo&GO, detalló que “habíamos presentado un par de proyectos a concursos a nivel nacional y buscábamos una figura en papel que nos represente como patagónicos. Entonces el molino vino a partir de su relación con el viento. Y desde entonces comenzamos a aplicarlo”.

Hola MEC

Ya antes de entrar, la fachada del museo recibe al visitante con una suerte de ola vibrante en amarillo, naranja, rojo, fucsia y azul. Y una vez adentro, un “hola” gigante saluda desde cuatro paneles en el fondo.

“La idea es generar un mensaje visual, que la palabra no remita sólo al hola sino a esa sincronía de colores que se arma en un mensaje que puede ser hola, amor, fiesta y que tiene al papel y el color como protagonistas”, destacó María José. Y continuó: “El hola ha tenido grandes defensores y grandes detractores, porque es un mensaje, para muchos, demasiado banal o superfluo. A nosotros nos parece que el Hola MEC es una forma de decir acá estoy de parte de la institución”.

Su compañera de grupo, Luján Martínez, agregó que “el hola es un lenguaje universal, una palabra amable y fácilmente comprendida por todos que no distingue ni condiciona a nadie. En el espacio público, esa pared que antes no la veías ahora te está saludando. Es superpotente la palabra. Y positivamente”.

Pero ahí no termina la muestra. En la parte trasera del museo, la que da a las vías del tren, cientos de molinos se cuelan sobre los muros, entre las puertas y ventanas de la galería de la estación. Y pueden verse, desde muy lejos, como manchones de colores que llaman la atención, que vuelven visible el espacio, el edificio, “para que la gente de Oro se pueda acercar y pueda descubrir el MEC, no esta intervención en particular sino todo lo que este lugar puede ofrecerles”, concluyó Melendo.

La obra Hola MEC, en Fernández Oro, estará expuesta hasta fin de mes en el interior del museo regional y, en el exterior, lo que el papel resista.

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