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jueves, 10 de julio de 2025

Sindicalismo Ferroviario

Entrevista mano a mano con las voces del sindicalismo combativo en el ferrocarril argentino

AMBA 17 Jul (Diario Red).-Rubén "Pollo" Sobrero y Mónica Schlotthauer analizan sin filtros cómo Argentina va perdiendo su tren, señalando las responsabilidades de todos los gobiernos y cúpulas sindicales en su vaciamiento

El Secretario General de la Unión Ferroviaria, Rubén "Pollo" Sobrero, y la delegada y diputada nacional, y Mónica Schlotthauer - Alfonso Gardi

Alfonso Gardi 

Rubén "Pollo" Sobrero y Mónica Schlotthauer, delegada y diputada nacional, no se muerden la lengua. Analizan sin filtros cómo Argentina va perdiendo su tren, señalando las responsabilidades de todos los gobiernos y cúpulas sindicales en su vaciamiento. Además, nos revelan su modelo de democracia sindical, reivindican la histórica lucha de los trabajadores tercerizados del Roca —un triunfo clave que narra Hugo Testa en su nuevo libro*—, y lanzan una clara advertencia: el sindicalismo combativo es vital frente a las políticas de Javier Milei y la precarización laboral.

Es increíblemente contradictorio, cuando alguien llega a la Argentina con afán de conocer ese extenso y diverso país, encontrarse con la falta de un servicio ferroviario que permita hacerlo. ¿Cómo explican desde el sindicalismo el proceso que ha provocado esto?

SOBRERO: Mirá, nuestra geografía es muy vasta. Somos el octavo país en el globo y no existe posibilidad de conectarla si no es con una red compatible con esas dimensiones y, por supuesto, articulando con otros modos de transporte. Argentina tuvo un desarrollo ferroviario muy importante y sostenido desde que se inauguró en 1857 hasta mediados del siglo XX. Fijate que una de las locomotoras que hacían el servicio de 10km partiendo del centro de Buenos Aires llevaba una inscripción en su frente que decía "Voy a Chile". Es decir, que hubo un proyecto de país desarrollado, que tenía en el ferrocarril su instrumento esencial.

Pero desde finales de la década del '50 hasta hoy, a nuestro sistema lo han ido adecuando a las necesidades de los sectores más concentrados de la patronal argentina y del imperialismo yanqui, y no del pueblo. Gobierno tras gobierno han ido vaciando y destruyendo nuestros ferrocarriles con diferentes intensidades.

En la presidencia del peronista Carlos Menem (1989-1999), se desata la gran ofensiva privatista y la dirigencia de los gremios ferroviarios (La Fraternidad y Unión Ferroviaria) acuerdan con el gobierno dar vía libre al concesionamiento de los servicios. Pero un gran sector de los ferroviarios, fundamentalmente fraternales, enfrenta, por fuera de sus dirigentes, el ataque al salario y a los anuncios privatistas. Fueron dos huelgas importantísimas, en 1991 y 1992, ambas de 40 días, que se llevaron adelante por medio de asambleas y plenarios que aspiraban a unir a las bases ferroviarias de los cuatro gremios. Por el contrario, todos los esfuerzos de lo que nosotros denominamos la burocracia sindical fueron destinados a quebrar las medidas y a derrotar la huelga. En ese marco se concesionaron las líneas, descuartizando a la empresa Ferrocarriles Argentinos y haciendo líneas de carga para las grandes corporaciones exportadoras y de pasajeros para cuatro grupos empresarios. Fijate que de los 35.746 km de red operable que había en 1988, tras el concesionamiento quedaron 11.600, es decir, que se levantaron el 66% de las vías, quedando más de 24.000 km menos. Más de 90 mil ferroviarios fueron despedidos y 900 pueblos desaparecieron por quedar incomunicados.

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Todo este verdadero saqueo fue para poner el ferrocarril al servicio de la logística de las multinacionales y los grandes empresarios nacionales y fue enfrentado siempre, aún contra sus propias conducciones gremiales.

Algo de este desarme se puede ver en la película de Pino Solanas ‘La próxima estación’. ¿Es en este escenario que surge la agrupación Bordó?        

SOBRERO: Efectivamente, recomendamos totalmente la película de Pino. Incluso como cuerpo de delegados salimos y somos parte del film.

Nuestra agrupación es tributaria de aquellos que nos antecedieron, que aún en la derrota nos enseñaron a defender los ferrocarriles. Por esos años ingresamos al ferrocarril algunos compañeros que veníamos de distintas experiencias sindicales en empresas estatales, en mi caso de telefonía, de las que fuimos despedidos también a causa de las privatizaciones. De a poco nos organizamos en tres líneas: Mitre, Belgrano Norte y Sarmiento. Alrededor del 2005, por diferentes circunstancias, nuestra línea, Sarmiento, quedó como única oposición. Y eso continúa hasta hoy.

La actividad ferroviaria tiene cuatro gremios: ASFA, que nuclea al personal que tiene a su cargo el sistema de señales; APDFA, que pertenece al personal jerárquico; La Fraternidad, que agrupa a los conductores de trenes; y la Unión Ferroviaria, que reúne a diversas funciones que hacen al servicio. Se extiende por 13 provincias con alrededor de 30.000 afiliados repartidos en 32 seccionales.

En nuestra seccional Oeste, del ferrocarril ex Sarmiento, somos alrededor de 2500 trabajadores distribuidos en 174 km de extensión. Su línea central es de tracción eléctrica, y en los ramales la tracción es diésel. Transportamos un promedio de 250.000 pasajeros diarios.

Cuéntame un poco, para aquellos que no conocen, ¿cómo es su organización al interior de La Bordó y qué los diferencia con otras?

SOBRERO: Se basa en la plena democracia sindical, con un fuerte centralismo democrático, donde en cada asamblea se discute duramente todo y, una vez votado algo, se lleva adelante por todos.

Esa es la gran diferencia con la burocracia sindical, que no practica la democracia sindical, donde los dirigentes se manejan como patrones de estancia, donde son ellos los que deciden los pasos a seguir, sin importar en nada lo que deciden y deseen los trabajadores y trabajadoras, ya que tienen el concepto de un sindicalismo verticalista y, en muchos casos, terminan convirtiéndose en negocios familiares. Salen de las filas de los trabajadores y no trabajan nunca más.

¿Por qué crees que hace tantos años dirigen el cuerpo de delegados del Sarmiento?

SOBRERO: Creo que haber logrado instalar un sistema donde todos los trabajadores y trabajadoras sean parte fundamental de las decisiones lleva a que haya una conciencia entre trabajadores, trabajadoras y sus representantes gremiales, los delegados. Además, y sumado a que nunca dejamos colgado a ningún compañero o compañera ante cualquier problema que se les haya presentado, es lo que lleva a que la confianza formada entre los trabajadores, trabajadoras y la agrupación sea muy sólida. Y también porque los que tenemos mayores responsabilidades no somos más ricos. Seguimos siendo los mismos, viviendo en la misma casa, en el mismo barrio, etc. Esa es la clave. Somos todos iguales, con la misma voz y voto. Los delegados llevamos adelante lo que vota la asamblea.

Conociendo la Historia reciente, es innegable el papel de La Bordó en el triunfo de los trabajadores tercerizados del ferrocarril Roca, lucha que Hugo Testa aborda exhaustivamente en su libro ‘Un ejemplo de lucha’. En tu opinión, ¿cuál fue la clave del éxito en ese proceso?

SOBRERO: Nosotros creemos que la clave fue la organización y decisión de las y los trabajadores tercerizados que vieron afectados sus salarios. Cuando vieron y entendieron que alguien que realizaba la misma tarea cobraba el doble o más. Eso fue lo que encendió la lucha.

Y sí, fue importante el acompañamiento de la Bordó, claro. Máxime cuando en la lista verde (que dirige el sindicato), en cabeza de Sergio Sasia, se descubre que eran ellos los dueños de esas mismas empresas tercerizadas. Es decir, el sindicato, en vez de reclamar por el encuadre sindical de esos compañeros, prefería avalar una estafa laboral en pos de sus ganancias, que, para defenderlas, no dudaron en matar al compañero Ferreyra.

Y gracias a las imágenes del hecho, a través de un medio de TV que estaba en el lugar. Todo esto llevó a que toda la sociedad se indignara por lo que se veía. Incluso el presidente de aquel entonces, Néstor Kirchner, tuvo que involucrarse dada la magnitud del escándalo.

Nosotros acompañamos la lucha desde el inicio. Nos reunimos con las comisiones que los propios tercerizados estaban organizando, fuimos a sus asambleas y, por supuesto, a sus cortes de vías y/o movilizaciones.

La que fue el nexo entre los dos ramales, como parte del cuerpo de delegados de la Bordó, fue Mónica Schlotthauer, que está acá con nosotros, Así que le podés preguntar a ella…

MÓNICA SCHLOTTHAUER, delegada sindical del ferrocarril Sarmiento y diputada nacional por cuarta vez con el Frente de Izquierda. Cuéntanos primero cómo fue tu intervención en la lucha del Roca.

MÓNICA: Desde la asamblea del Sarmiento nos enviaron a mí y al delegado José Sebriano para acompañar la lucha de los tercerizados del Roca. Fuimos a acompañar a esas asambleas que llegaron a un récord de más de 500 compañeros organizados. Esta lucha no solo vino a traer justicia sobre la desigualdad y discriminación laboral que padecían miles de trabajadores, sino que abrió el camino para la regularización de otros miles, tanto de las otras líneas en nuestro gremio como de otras empresas y ramas como Luz y fuerza, Telefónicos, etc. Y demostró la importancia de la unión de los trabajadores.

Fue una pelea que buscaba terminar con la flexibilización laboral impuesta con la privatización y que tenía como beneficiarios y cómplices a empresarios y sindicalistas. La complicidad de la dirigencia sindical de nuestro gremio llegó a tal impunidad, que los recibos de sueldos de los trabajadores tercerizados tenían la dirección de nuestra central nacional y del gremio de la fraternidad (conductores).

Estaban tan asustados porque se les caía el negocio, que terminaron en el asesinato de Mariano Ferreyra, que puso al descubierto todo el entramado de corrupción y complicidad. Quedó aún más claro con la masacre de once meses más tarde (el choque que se produjo en nuestra línea), que dejó un saldo de 52 muertos y más de 780 heridos.

Todo esto, sumado a un promedio de 430 descarrilamientos anuales, han demostrado que las privatizaciones fracasaron.

Eres delegada ferroviaria hace muchos años, elegida por tus compañeros, y a la vez diputada en el Congreso Nacional por Izquierda Socialista dentro del Frente de Izquierda. ¿Cómo conjugas esa doble faceta?

MÓNICA: Es una misma voz, la que defiende a los trabajadores en el lugar de trabajo y la que los defiende socialmente en la Cámara de Diputados. Por ejemplo, desde el cuerpo de delegados de la Bordó hicimos y demostramos más de 372 denuncias que precedieron a la masacre de Once; por eso hemos presentado, ya por cuarta vez, un proyecto en el Congreso Nacional de re-estatización de todos los servicios, de carga y pasajeros. Proyecto que impulsamos a través del Frente de Izquierda. Creemos que es la única manera, además, de tener ingresos genuinos e inversiones necesarias para recuperar la industria y el servicio ferroviario en todo el territorio nacional.

Ahora yendo a lo actual, ¿cómo afecta la motosierra de Milei contra el Estado a los ferrocarriles en particular?

SOBRERO: La motosierra no es otra cosa más que el desfinanciamiento y el vaciamiento de todas las empresas del estado con un solo objetivo: el de dar las empresas rentables del Estado Nacional a los grupos económicos que financiaron la campaña electoral de Milei.

No hay que olvidarse que el ferrocarril de carga es muy rentable.

El otro tema que interesa a los empresarios es la posesión de las tierras para realizar negocios inmobiliarios a los largo y ancho de todo el país.

MÓNICA: Siempre nos peleamos con el capital y los capitalistas, y los gobiernos que los representan, para intentar mantener las conquistas que fuimos adquiriendo con mucha lucha y organización. Y en eso las mujeres, bajo el gobierno de Milei, somos las principales afectadas. Tanto en nuestros lugares de trabajo, como en la vida cotidiana.

Pero no estamos solas. Hay redes por todos lados, lo demostramos en la calle cada 8 de marzo, cada 3 de junio, cada 25 de noviembre, en cada encuentro Nacional de mujeres, y cada vez que se nos convoca. Tenemos mucho que aportar en la lucha por la igualdad, y nadie va a pelear por nosotras, así que seguiremos desarrollando feminismos en la calle y en nuestros lugares de trabajo, espacios para que las compañeras puedan expresarse, denunciar, tener guarderías para madres y espacios para amamantar, etc. Y seguiremos cuidando al ferrocarril, no solo como espacio laboral, sino como parte de la batalla cultural. Es un patrimonio argentino que quisieron desguazar para hacer negocio, todos los gobiernos.

¿Cómo se organizan para enfrentar a Milei y su motosierra?

SOBRERO: Nosotros estamos organizando a nuestros compañeros para hacer frente a esta política destructiva del sistema ferroviario a través de la democracia sindical, que se expresa en las asambleas, donde el conjunto de los trabajadores da su opinión y resuelve de qué forma resistiremos este atropello.

 A la vez, establecemos un diálogo con los usuarios que, por supuesto, también padecen los recortes de servicio y la falta de seguridad. Somos absolutamente claros cuando decimos que el negocio de los privados trajo consigo, por ejemplo, la masacre de la estación Once, que los trabajadores ya habíamos advertido.

Todo esto sin dejar de reclamarle a las centrales sindicales (la CGT y las CTA's) que desarrollen un Plan de Lucha arrancando con una Huelga General uniendo a todos los trabajadores y trabajadoras, peleando juntos para terminar con el plan de hambre de este gobierno.

Se está atacando con mucho énfasis a las organizaciones populares y a sus dirigentes. Es el caso del movimiento piquetero surgido post crisis del 2001, el de los comedores populares, el de las economías populares. ¿Cómo ves esta situación?

SOBRERO: El gobierno de ultraderecha de Milei ataca a todos los sectores populares. Por el contrario, tiene políticas que benefician a todo lo que tenga que ver con la bicicleta y los negocios financieros, sobre la idea de que el Estado tiene que dejar en manos del mercado todo. Llegando a extremos ridículos como querer privatizar calles, lagunas, y hasta ballenas, algo reconocido por el propio presidente en un reportaje periodístico.

Si pensamos, todo esto no es ilógico. Es su manera de ver el mundo, y lo expresa cuando confiesa públicamente que es el topo que viene a destruir al Estado Nacional desde adentro.

La perspectiva es la agudización de la crisis económica, política y social. Por eso es indispensable la coordinación de todas las luchas que se dan en los diferentes sectores.

Estamos en una coyuntura internacional de mucho ataque a algunos significantes que siempre estuvieron del lado popular, como la palabra ‘Libertad’, la ‘AntiCasta’, ‘Revolución’, etc. ¿Qué le dirías a las, les y los más jóvenes?

SOBRERO: En primer lugar, creo que hay que entender que el resultado de que muchos jóvenes hayan apoyado a personajes como Milei, Trump o Bolsonaro, está íntimamente ligado a las crisis que han dejado los distintos gobiernos de corte popular anteriormente. Éstas llevaron a dejar un saldo de desigualdades sociales muy profundas y muchos reclamos no satisfechos.

Sumado a la tremenda política de manipulación de los medios y las redes sociales, con la que estos personajes han logrado llegar de una manera veloz a los más jóvenes.

Lo que hay que hacer es seguir hablando y luchando, esperando a que los pibes tengan y hagan la experiencia con estos gobiernos, para poder desnudar el verdadero propósito de la ultraderecha en el mundo.

Estamos en una especie de mundo 2.0, en que lo laboral ya no tiene las mismas características de hace apenas 20 años. Hablo específicamente del trabajo telemático, freelance, etc. ¿Crees que sigue sirviendo la sindicalización como organización de los trabajadores?

SOBRERO: ¡Obvio! Los únicos que producimos riquezas en el mundo somos las y los trabajadores. Por lo tanto, nuestra organización es fundamental para evitar el robo y atropello a nuestros derechos (salarios, vacaciones, obra social, jubilación, etc).

Para que te quede más claro, fijate: fábrica sin patrones existen, y muchas. Fábricas sin obreros no.

Y mientras sigan existiendo las distintas clases sociales, existirán las luchas de clase. Producto de eso es que la organización de las y los trabajadores es fundamental.

Por otro lado, los cambios tecnológicos deben servir para mejorar la calidad de vida de las y los trabajadores, por ejemplo, reduciendo la jornada laboral, sin perder salario. Y no que sean una herramienta para que se enriquezcan unos pocos en el mundo, los mismos de siempre además.

¡Y esos…esos son de una clase, y no es la nuestra!

*HUGO TESTA, trabajador del Ferrocarril Roca, presenta su libro: Un ejemplo de lucha, tercerizados del Roca

Un ejemplo de lucha, tercerizados del Roca, de Hugo Testa

Coincidiendo con esta nota, se publica "Un ejemplo de lucha", el libro de Hugo Testa que relata la histórica batalla de los tercerizados de la línea Roca (2010-2011) en Argentina. Este conflicto, centrado en la reincorporación de despedidos, la equiparación salarial y el pase a plantilla fija, logró que más de 2.000 trabajadores alcanzaran sus objetivos.

Fruto de tres años de investigación, el libro ofrece una visión profunda del proceso, incluyendo entrevistas a protagonistas claves, como uno de los implicados en el asesinato de Mariano Ferreyra.

Sobre la relevancia de su obra, Testa afirma: "La importancia de sacar este libro en estos momentos, no es solo porque se cumplen 15 años de aquel triunfazo, sino para denotar dos cosas: una, que se ganó porque se peleó, y otra, por el modelo de organización que se adoptó, la elección directa de sus dirigentes y el funcionamiento democrático en asambleas masivas.". Este esquema, subraya, remite a la experiencia de la seccional oeste ferroviaria y la agrupación La Bordó, liderada por Rubén "Pollo" Sobrero, y que hoy son parte fundamental de la resistencia contra los ataques a los derechos laborales y las organizaciones obreras.

Más allá del relato del hecho, el libro analiza el contexto político de la época y propone reflexiones sobre la organización obrera, el poder sindical y la memoria colectiva.

Especial agradecimiento a la colaboración de compañera Flor Marconi, sin la que esta entrevista y esta nota no habría sido posible.

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