sábado, 30 de agosto de 2025

Del Esplendor al Abandono

Del esplendor al abandono: cuando el FFCC Sarmiento llegaba a Mendoza

CABA 30 Agos (El Grito del Sur).-Este 30 de agosto se celebra el Día del Ferrocarril Argentino. Entre recortes y ramales abandonados, quedan historias y huellas de lo que alguna vez fue la red ferroviaria más extensa de América Latina. 

Este 30 de agosto se celebra el Día del Ferrocarril Argentino, una fecha para recordar cómo los trenes atravesaron el país uniendo ciudades y llevando no solo pasajeros, sino también trabajo e historias cotidianas. Las vías del ferrocarril eran el hilo que cosía el territorio y acercaba a comunidades enteras. Hoy, en medio de recortes y ramales abandonados, quedan historias, memorias y huellas de lo que alguna vez fue la red ferroviaria más extensa de América Latina. 

Existió un momento en el que los trenes conectaban cada rincón del país. El Ferrocarril Sarmiento llegaba hasta Mendoza, llevando pasajeros y cargas, y conectando ciudades y pueblos que hoy parecen olvidados. Cada estación era un punto de encuentro, de comercio y de intercambio cultural. A lo largo de los años, y tras las privatizaciones de los años noventa, gran parte de esa red se desarmó; ramales cerrados, trenes que dejaron de pasar y pueblos enteros aislados del transporte público. En ese contexto, quedó grabada en la memoria popular la frase de Carlos Menem: “Ramal que para, ramal que cierra”. Una sentencia que se convirtió en símbolo del desprecio hacia los ferroviarios y en un recordatorio doloroso de cómo el Estado le dio la espalda a un servicio que conectó a muchas provincias a lo largo del país.

Hoy, el panorama está lejos de aquel esplendor. En el Sarmiento, los servicios de larga distancia solo alcanzan Bragado, una mínima parte de la traza histórica que llegaba hasta Mendoza. Para los usuarios cotidianos, la reducción de frecuencias y recorridos trastoca la vida diaria: trayectos como Merlo-Lobos o Moreno-Mercedes se ven cada vez más acotados, lo que significa pasajes más caros en colectivos que tardan más en hacer el mismo recorrido. A esto se suma el deterioro del servicio en Once-Moreno, con cancelaciones frecuentes y accidentes evitables. 

“Cada cierre significó la pérdida de puestos de trabajo, de más de 2300 compañeros aproximadamente” señaló Ernesto Bardos, delegado del ferrocarril Sarmiento. Además de la pérdida de empleo, el ajuste golpea en lo salarial, en la falta de elementos de seguridad e higiene y la dificultad para reparar el material rodante y las vías. “De seguir este rumbo, vamos al colapso del sistema ferroviario”, advirtió a El Grito del Sur Bardos, miembro de la Comisión Ejecutiva de la seccional oeste.

El impacto social y político es enorme. Miles de personas ya no pueden trasladarse de manera rápida, barata y segura. La reducción de ramales va de la mano de una decisión histórica de priorizar el negocio automotor, una política que comenzó con el Plan Larkin en los años sesenta y que nunca pudo revertirse. Las consecuencias están a la vista: pueblos fantasmas, empresas regionales fundidas por los costos de la logística en camión, rutas destrozadas y un aumento de la siniestralidad vial por la sobrecarga de camiones.  

El contraste con la historia es brutal. El ferrocarril argentino fue motivo de orgullo nacional, pieza clave en el proceso de industrialización impulsado por el peronismo, porque hacía posible fletes baratos y rápidos. Pero también jugó un papel político, consolidar la soberanía en un territorio tan extenso como el argentino, uniendo regiones y pueblos, dándole vida y oportunidades a miles de habitantes.

En el conurbano, el tren sigue siendo indispensable ya que es un medio barato, rápido y que funciona los 365 días del año. Basta pensar qué pasa cuando no hay tren, la ciudad colapsa y viajar en colectivo se vuelve una odisea. “Ser ferroviario no es solo un laburo, es historia, es pasión, es el sueño de reconstruir Ferrocarriles Argentinos como locomotora del crecimiento económico y parte de una Argentina justa, libre y soberana”, concluye Ernesto Bardos.

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