jueves, 24 de octubre de 2024

Sinonimo de decadencia

Los trenes argentinos: sinónimo de la decadencia

FOTO: Trenes argentinos cargas (Foto: NA)

CORDOBA 24 Oct (Cadena3).- La realidad de los trenes en Argentina es una metáfora clara de la decadencia que enfrentamos. El tren de pasajeros que conecta Córdoba con Buenos Aires opera a una velocidad inferior a la que tenían nuestros bisabuelos en 1930. Esta es una señal contundente de lo que hemos perdido.

La historia del ferrocarril argentino es un relato de privatizaciones y destrucción. Desde la época de Menem, donde se cerraron ramales y se privatizaron servicios, hasta el kirchnerismo que buscó recuperar lo que alguna vez fue un sistema robusto. En 1910, Argentina contaba con la red ferroviaria más extensa de América, incluso más que la de Estados Unidos. Sin embargo, el Estado Nacional ha contribuido a su destrucción, dejando un legado de chatarra y abandono.

Hoy, el gobierno parece intentar retomar la senda de la privatización como solución para que los trenes funcionen. Sin embargo, la privatización no es suficiente. Es crucial que el país restablezca una red ferroviaria eficiente para trasladar tanto la producción como lo que necesitamos importar. La dependencia del transporte en camiones, en lugar de trenes, resulta insostenible a largo plazo.

Es inimaginable que en un mundo donde los trenes pueden alcanzar velocidades de 400 kilómetros por hora, en Argentina aún discutamos si podemos operar a 20 o 25 kilómetros. La infraestructura ferroviaria ha sido relegada, y las nuevas construcciones han invadido antiguos trazados. Hace tiempo que nos despedimos del sistema ferroviario.

Me gustaría creer que, a través de la privatización, podemos recuperar algo de lo perdido, aunque sé que será un proceso largo y complejo. La reconstrucción de un país que se ha destruido a sí mismo requiere no solo de trenes, sino de un esfuerzo colectivo y un compromiso con el futuro. La oportunidad de revivir el sistema ferroviario es una de las muchas tareas pendientes que tenemos como sociedad.

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