martes, 5 de marzo de 2024

La extrana Estacion en Congreso

La extraña estación fantasma frente al Congreso: ¿un viejo subte abandonado?

CABA 5 Mar (MDZol).-A metros de la línea A, la más antigua de Latinoamérica, hay una extraña estación cerrada al público que muchos creen que es de subte.

La vieja boca de estación del correo neumático de Buenos Aires. Foto: X: @paisajeante

La Ciudad de Buenos Aires llegó a ser una de las más modernas del mundo durante la primera mitad del siglo XX, con rascacielos, grandes avenidas, transporte público y comunicaciones del primer mundo. Entre los subtes e icónicos edificios, destacó un antiguo sistema de comunicaciones que permitía enviar mensajes de forma casi inmediata: el correo neumático. Fue aquel tiempo de esplendor el que dejó su huella y las curiosidades que aún hoy llaman la atención de todos los que pasan por la ciudad.

En la Plaza Congreso, frente al palacio legislativo, se ve algo similar a una boca de la línea A que permanece cerrada en medio de la plaza. Aunque la lógica indicaría que puede ser un acceso para el mantenimiento del subte que pasa a metros suyo, bajo la Avenida de Mayo y la Avenida Rivadavia, esta entrada es para el viejo servicio de correo neumático, que mantenía interconectado al centro de la ciudad en tan solo un momento.

El correo neumático fue un sistema para enviar mensajes de forma casi instantánea entre oficinas públicas, bancos y también de forma privada, logrando agilizar distintos aspectos de la vida diaria. En Buenos Aires se inauguró en 1934 y funcionó hasta 1970, con una extensión de 60 kilómetros, lo que permitía conectar la zona del Congreso, el Casco Histórico, el sur de la ciudad y hasta la zona de Barrio Norte, toda por medio de tubos subterráneos que llevaban los mensajes por medio de un sistema de aire comprimido.

Este sistema tenía un funcionamiento en el que el aire comprimido funcionaba como las ondas de radio para transmitir un mensaje radial. Para transmitir el mensaje se ponía un papel en un cilindro que luego se colocaba en uno de los tubos, que rápidamente hacía viajar el mensaje hasta su destinatario.

Antigua foto de la estación, cuando aún se encontraba en funcionamiento. Foto: X/@paisajeante.

La autorización para su construcción llegó de la mano del expresidente Miguel Juárez Celman en 1887, pero recién fue construido en 1936, durante la presidencia de Agustín Pedro Justo en 1934, durante la Década Infame. Cada cilindro podía contener hasta 30 telegramas, pudiendo viajar a 12 metros por segundo, lo que es equivalente a 43,2 kilómetros por hora. Todo este proyecto fue llevado a cabo por Otto Krause, el histórico pedagogo e ingeniero argentino.

Plano del sistema de correo neumático y telégrafo de la Ciudad de Buenos Aires. Foto: X/@paisajeante.

Aunque originalmente nació como un sistema de comunicación interna de los edificios empresariales, con el tiempo se crearon otros de gran complejidad que atravesaron grandes ciudades. Lo malo fue la vorágine del mundo de las comunicaciones durante el siglo XX, lo que llevó a este sistema a ser reemplazado por otros más simples y prácticos, por lo que ya es difícil encontrar alguno en funcionamiento.

La estación del correo neumático con el Palacio del Congreso, por detrás. Foto: X/@paisajeante.

Aquella antigua estación del correo neumático de Buenos Aires se encontraba conectada con la línea A, como también con el ferrocarril que unía la Casa Rosada con Once; hoy, sirve como salida de emergencia para el subte, mientras que el ferrocarril oculto nunca volvió a funcionar y la estación que administraba Correos y Telégrafos fue desmantelada y solo subsiste su estructura externa.

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