sábado, 1 de septiembre de 2018

Se jubila el “guarda buena onda”:

Se jubila el “guarda buena onda”: el más querido del subte

CAPITAL FEDERAL 31 Agos(Clarin).-Se llama Pedro Kalaydjian y trabaja en la línea B. Con sus mensajes alegró el viaje de miles de pasajeros agobiados. 
Héroe subterráneo. Pedro Kalaydjian, guarda "buena onda" de la línea B del subte. / David Fernández

En invierno o en verano, en hora pico o fin de semana, el subte de Buenos Aires despierta amores y odios. Hace seis años, la voz y los mensajes de Pedro Kalaydjian se convirtieron en un alivio para muchos usuarios de la línea B. Se trata del guarda “buena onda” que causó sorpresa bajo tierra y fue una de las primeras historias virales de las redes sociales. Se hizo conocido por desearle "buen regreso a sus hogares" a los pasajeros a través de los altoparlantes de las formaciones. Hoy, Kalaydjian se prepara para su último día sobre los rieles. “El 31 de agosto me jubilo. Me voy con la conciencia tranquila por haber hecho el bien”, confesó.

Descendiente de armenios, técnico agropecuario de profesión, padre de cuatro hijos y viudo hace tres años, Kalaydjian llegó al subte porteño tras cinco meses buscando trabajo. “Un domingo, esperando para almorzar ravioles, me puse a mirar los clasificados de Clarín. Vi un aviso que se ajustaba mucho a mi perfil y al día siguiente me presenté. Era para trabajar como boletero en el subte. El 19 de febrero de 1998 entré y ya pasaron 20 años y medio: 14 como boletero y 6 como guarda”, recordó en diálogo con Clarín.
Toda una vida. Pasó 20 años y medio en el subte porteño. / David Fernández

“Por favor, cuide sus pertenencias. Muchas gracias por elegirnos y buen retorno a sus hogares”. Por esa frase, que sonó durante meses por los altoparlantes de las formaciones de la línea B, Kalaydjian se transformó en un héroe subterráneo. “Me pongo mucho en el lugar del otro. Soy una persona muy sociable y comprometida. Nosotros ganamos el sueldo gracias al boleto que paga la gente para viajar en subte. Nos debemos al usuario. Entonces, un día pensé qué podía hacer por ellos además de abrir y cerrar puertas. Y se me ocurrió empezar a dar sugerencias, mensajes de seguridad, agradecerle al usuario por viajar. Fue natural”, reflexionó.

Con respecto a lo que sucedió después, agregó: “A partir de ahí, me llamaron de todos lados. Hubo un revuelo en todo el subte. Me felicitaron los gerentes, se pusieron a disposición. Los compañeros se alegraron, otros me cargaron. Lo que pasa en un trabajo. Fue muy lindo”.
A descansar un poco. Así se imagina la jubilación, que arranca en septiembre. / David Fernández

Aunque a Kalaydjian ya no se lo escuche en los vagones, él todavía sigue ahí. “Todos me preguntan por qué no hablo más. Lo que pasó es que, con la llegada de los coches nuevos, la empresa puso grabaciones predeterminadas. Pero, a veces, en las formaciones más antiguas, me toca decir algo”, despejó dudas.

A sus 66 años, y a días de ponerle punto final a su vida laboral activa, el “guarda buena onda” sostuvo que el subte “está mejor”, a pesar de trabajar a diario en una de las líneas más colapsadas de la Ciudad. Sin embargo, remarcó que “hay cosas que Metrovías tiene que ver y solucionar”. “Mi deseo es que todas las líneas tengan coches nuevos, que los pasajeros disfruten el viaje y que los trabajadores del subte sigamos sumando mejores condiciones laborales”, expresó.

“Este 1° de septiembre empieza una vida nueva. ¿Si voy a extrañar al subte? Yo creo que sí, y también a mis compañeros. En principio, voy a descansar un poco. Tengo ganas de hacer un viajecito, terminar algunas cositas en mi casa, aprender herrería con unos amigos”, confesó. Y reveló que una de sus pasiones es escribir. “Capaz lo hago. Tengo una propuesta para escribir algo. Quiero seguir en actividad”, planteó.

Emocionado, Kalaydjian indicó que su principal preocupación es Francisco, su hijo de 22 años: “En el subte, cuando uno se jubila, existe la posibilidad de que un familiar directo pueda ingresar a trabajar. Le estoy pidiendo eso a Metrovías. Es lo único que me falta para poder estar tranquilo: verlo sobre el riel y que pueda hacer su camino”.

La semana que viene, Metrovías le entregará a Kalaydjian una placa para destacar su labor como boletero y guarda de las línea E y B, y así despedir a un ícono del subte porteño que alegró el regreso a casa de cientos de usuarios agobiados por las demoras, el calor o los empujones.

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