jueves, 1 de marzo de 2018

1948 - 1º de Marzo - 2018

A 70 Años de la Nacionalizacion de nuestros ferrocarriles - "Ya son Argentinos"

ARGENTINA 1 Mar(MDV por Juan Carlos Gonzalez).-Gran Bretaña era la propietaria de los trenes. La Ley Mitre estaba próxima a vencer. El 1º de marzo de 1948, el gobierno de Perón logró su objetivo.
Aquél

1º de marzo de 1948, una multitud se reunió en la plaza, frente a la Estación Retiro, para celebrar el evento.

La denominada Ley Mitre, de 1907, estaba próxima a vencer en 1947. Eso significaba que caducaban las franquicias nacionales, provinciales y municipales para los ferrocarriles ingleses en nuestro país. A partir del 1º de enero, deberían someterse a los mismos compromisos que cualquier otra industria extranjera radicada en la Argentina, abonando derechos de aduana y portuarios, impuestos a la renta, contribuciones territoriales y municipales.

Los británicos aspiraban a la creación de una empresa mixta que les permitiera conservar una parte de la propiedad y el movimiento obrero esperaba la nacionalización. Ya en 1917, los ferroviarios habían propuesto la nacionalización como una garantía para el progreso del país. En 1938, habían exigido la nacionalización del Ferrocarril Central de Córdoba y en 1942 La Fraternidad (organismo sindical que aglutina al personal de locomotoras) había sugerido que el Estado nacional adquiriera los ferrocarriles.

En diciembre de 1946, comenzaron las negociaciones en el despacho presidencial en donde ante la pregunta de Miguel Miranda, presidente del Consejo Económico Nacional, acerca de cuál era el valor en pesos de los ferrocarriles, los ingleses contestaron que era $ 10.000 millones. Miranda ofreció 1.000 millones y los británicos se retiraron ofendidos.

Después de meses de negociaciones, el precio quedó fijado en 2.029 millones de pesos que se pagarían con disponibilidades de fondos argentinos existentes en los Estados Unidos y, si no se mantenía la convertibilidad de la libra, el pago sería en especies.

Al declarar la inconvertibilidad de la libra esterlina, se pudo pagar con trigo. El pago total fue de 676 millones que se obtuvieron de la venta de una mínima parte de los bienes raíces que eran parte de los bienes del ferrocarril.

El ferrocarril había sido trazado respondiendo a la concepción de un país agrario que intentaba unir las llanuras del interior con los puertos para propiciar las exportaciones de manufacturas, especialmente de materias primas, con el fin de salvaguardar los intereses británicos, lo que tenía poco que ver con los intereses de una Nación soberana.

La compra de los ferrocarriles significaba terminar con el drenaje de divisas que era multimillonario, recuperar el dominio de las tarifas y del trazado de los ramales lo que permitiría estimular actividades para lograr desarrollos regionales más equilibrados. Era revertir la política de ahogo de la economía de la que había hablado Scalabrini Ortiz llamándole “telaraña metálica”.

El gobierno nacional cumplía con su obligación primordial: usar los ferrocarriles en relación de las necesidades de la política económica nacional y no en funciones de intereses económicos extranjeros que pretendían que siguiéramos siendo colonia.

El 1º de marzo de 1948, la Nación recuperó para el pueblo argentino, y en especial para sus trabajadores, los ferrocarriles de manos extranjeras.

Ese pueblo reunido frente a la Plaza Retiro, esperaba escuchar la palabra de Perón que se encontraba internado por una operación de apéndice. Finalmente, Evita se dirigió al Instituto del Diagnóstico en donde Perón estaba internado y logró su palabra por radio.

El 1º de marzo de 1948 miles de obreros sintieron que recuperaban para ellos los ferrocarriles y en sus corazones danzaba una frase:

¡YA SON NUESTROS!



Reunidos frente a la Plaza Retiro, esperaban escuchar la palabra de Perón que se encontraba internado por una operación de apéndice. Quisieron  hablar el secretario general de la CGT, José Espejo; los representantes de la Unión Ferroviaria, Juan Rodríguez y de La Fraternidad, Alberto Sívori, y el Ministro de Obras Públicas, general Juan Pistarini que no pudieron calmar la multitud de rostros felices que pedían por Perón.


Evita se dirigió al Instituto del Diagnóstico en donde Perón estaba internado y logró su palabra por radio:


“Les pido que festejen esto que nos ha costado mucho y que esta noche estén muy alegres y muy felices. Evidentemente nos ha costado mucho, muchísimo, casi 3.000 millones de pesos. Pero menos de lo que nos había costado como resultado de la dependencia en manos de los ingleses”.



En estos momentos en que se ha vuelto a revalorizar el sistema ferroviario, recordamos este aniversario como un hecho político trascendente para el progreso de la Argentina.

Vuelta a la inversión

Recordamos este aniversario como un hecho político trascendente para el progreso de la Argentina de fines de la década del ‘40 en esta etapa de la historia de América Latina en la que los diferentes gobiernos de los países que la integran, han vuelto a invertir y a revalorizar el sistema ferroviario.
En este aspecto es muy importante, yo diría fundamental, que la estrategia de desarrollo de este sistema y su planificación esté en manos del Estado a los que en aquellos casos- existan sistemas concesionados y/o privatizados sean también parte de esta recuperación. En razón de esta coyuntura tan particular por la que atraviesa nuestro Continente y sabiendo que la década del 90 dejó un saldo catastrófico en nuestras sociedades en muchos de los ámbitos políticos, económicos y sociales, hemos creído que un recuerdo de esta naturaleza, remontará el espíritu de los que nunca dejaron de creer en el modo ferroviario como el vehículo más importante de transporte masivo de carga y de personas.

En este sentido debemos decir que no debemos los argentinos oponernos a los avances de alta tecnología aplicable en el modo ferroviario, aprovechemos entonces para reclamar, una vez más, el mejoramiento de todo el sistema ferroviario, particularmente las líneas urbanas y suburbanas que están en estos tiempos en general en una notable precariedad. Sería el mejor homenaje a aquellos que nacionalizaron nuestros ferrocarriles para ponerlos al servicio del conjunto de nuestro pueblo.

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