domingo, 25 de febrero de 2018

Lectores y la Historia Ferroviaria

La llegada del ferrocarril a Neuquén
Nilda A. León

La carta de lectores de la señora Beatriz Carolina Chávez, que evoca la llegada del ferrocarril a estas tierras del Neuquén, trajo a mi memoria relatos escuchados en el hogar de mis abuelos maternos. Quisiera unirme a su homenaje a los antiguos ferroviarios recordando el nombre de quien fuera el maquinista que corrió el primer tren en llegar a la estación Neuquén: Carlos Aggio, mi bisabuelo materno.

No sé si él pertenecía a la misma dotación del foguista Francisco José Della Negra que con tanta intrepidez probó la resistencia del puente, pero sí, fehacientemente, que él fue el maquinista que condujo la locomotora del viaje oficial con que se inauguraba el recorrido. Así lo contaba mi abuelo, Jacobo Luis Aggio, su hijo mayor, quien atesoraba la pesada medalla de plata que le otorgara el gobierno a Don Carlos en conmemoración.
Don Aggio, quien había llegado con la compañía inglesa a El Puerto, hoy Ingeniero White, para luego radicarse en Bahía Blanca, donde formó una conocida familia, no sólo corrió el primer tren a Neuquén, sino que también condujo la locomotora que arrastraba la formación en la que se trasladó al presidente Roca en el viaje inaugural hasta el Alto Valle. En esa ocasión, relataba siempre mi abuela María Angélica Zuelzo, antes de que partiera el convoy, el bisabuelo, consciente de la importancia del momento, revisó y desarmó parte de la locomotora y encontró, escondido, un explosivo –“una bolsita de pólvora negra” decía la abuela– destinado a hacer descarrilar el tren. No sólo eran maquinistas o foguistas, sino avezados mecánicos capaces de enfrentar situaciones imprevistas. Realizaban, además, una importante tarea por fuera de sus obligaciones: daban servicio a pobladores que no podían trasladarse a Bahía para realizar trámites en la ciudad. Don Aggio, contaba mi abuela, solía llevar fajos de dinero para depositar en el Banco Nación, prueba de la confianza en estos empleados. ¡Qué contraste tan triste con la reciente fotografía, publicada por el diario, de los rieles invadidos por la maleza sobre los que circula hoy el tren de carga! Es inconcebible que hoy sea el tren el que provoca incendios con sus chispas. Afortunadamente, ni don Francisco ni don Carlos pueden ver esta desidia.

Nilda A. León

DNI 5.110.210

“Mi abuelo, Jacobo Luis Aggio, condujo la locomotora en el viaje inaugural. Además de sus tareas, hacían de mecánicos y ayudaban a pobladores aislados”.

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