martes, 27 de junio de 2017

La Estacion y Despues

Juan Carlos Urriste presenta su libro “La Estación y Después”

GUALEGUAYCHU Entre Rios 27 Jun(El Argentino).-“La esquina del herrero, barro y pampa/ tu casa, tu vereda y el zanjón/ y un perfume de yuyos y de alfalfa/que me llena de nuevo el corazón/ Sur… paredón y después…” dice el conocido tango de Homero Manzi con música de Aníbal Troglio. El tango “Sur” describe la transformación que tuvo el barrio donde creció Manzi “San Juan y Boedo, y todo el cielo. 

Con la misma nostalgia, Juan Carlos Urriste intenta describir el enorme cambio que tuvo su barrio, el de la Estación, y a su vez quiere homenajear aquellos pioneros que vieron en el ferrocarril, un medio para sacar a Gualeguaychú del eterno aislamiento que vivió en el siglo XIX.

La tapa del libro tiene una foto de una locomotora, como la que hoy se ve en el Mueso Ferroviario de la Estación y en la parte inferior se ve una batucada en el Corsódromo. Es una muestra de la capacidad de dos generaciones para convertir una idea en un polo de desarrollo comunitario. Para fines del silgo XIX la llegada del primer “Gusano de hierro” en 1887 tras superar grandes desafíos mejoró sustancialmente las comunicaciones. 110 años después en 1997, otra generación tuvo que superar varios obstáculos para rescatar del olvido el predio de la Estación, para convertirlo en un centro de desarrollo artístico y cultural que permitió al Carnaval del País ser un espectáculo de renombre internacional.

“Es una narrativa de hechos reales, yo me crié en el barrio del Club Unión del Suburbio y luego pasé a vivir en el barrio de la Estación frente al taller de las locomotoras”, recordó el escritor.

“En el libro hablo de la historia de los ferrocarriles en nuestra ciudad que se inauguró en 1887 con la presencia del gobernador Clemente Basavilbaso, el presbítero Luis N. Palma, que dio un discurso memorable, y el intendente Máximo Chichizola”, agregó.

“El ferrocarril fue fundamental no solo para el sistema productivo de aquel entonces, sino también para la educación porque era el único medio fiable de la época que comunicaba los pueblos rurales con los centros urbanos, como también permitió el florecimiento de la actividad comercial de nuestro pueblo.

Es por eso que a fines de silgo XIX las únicas calles adoquinadas era la Avenida Rocamora, la calle Tala que hoy es Maestra Piccini y la calle España. Lo demás eran todas calles de tierra”.

El libro también tiene una mención especial a la actividad portuaria de principio del siglo XX y el desarrollo de un complejo industrial entorno a la Estación de Ferrocarril, que generó las condiciones para que se gestara la Cooperativa Tambera, la Cooperativa Arrocera, el Molino, la Aceitera de Goldaracena Hermanos y consolidó el desarrollo del Hipódromo, también ligado a la historia de la Estación.

A su vez se narra el ocaso del ferrocarril en los años 90 durante la política neoliberal del presidente Carlos Menem, “cuando en Basavilbaso invitó a la gente a subirse al tren de la esperanza, que luego terminó generando pueblos fantasmas al cerrar ramales ferroviarios que sumió en el deterioro a muchos pueblos del país”, recordó.

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