sábado, 20 de mayo de 2017

Subte Hallazgos

Hallazgos: los objetos que se esconden bajo las obras del subte y del Metrobus
 
Desde frascos de tocador franceses hasta durmientes de tranvía se encontraron en las excavaciones que se hacen en las avenidas Paseo Colón y Leandro N. Alem
Mario Silveira, Ricardo Orsini, María Bernat y Horacio Padula, antropólogos urbanos, con parte de la historia. Foto: Fernando Massobrio

Cuando empezaron a excavar, jamás imaginaron encontrar tanta información bajo tierra sobre la cultura porteña. Durante las obras de la extensión de la línea E del subte y del Metrobus del Bajo, se descubrieron objetos de la vida cotidiana de los porteños de los siglos XVIII y XIX, desde frascos de tocador franceses hasta soperas de porcelana, y vías y durmientes del antiguo tranvía que recorría la zona. Las excavaciones, realizadas desde 2011 a lo largo de las avenidas Paseo Colón y Leandro. N. Alem, están asociadas a una extensa área de tierra ganada al Río de la Plata, hecha a partir de material de relleno que contenía elementos que permiten imaginar cómo era Buenos Aires en aquel entonces.Vasijas, espitas de barriles, frascos de perfume, tinteros, herraduras, bacinicas, cuencos, botellas de gres de cerveza y de otras bebidas alcohólicas y cerámicas españolas son algunos de los objetos hallados en casi cinco metros bajo tierra y que custodia la Gerencia Operativa de Patrimonio a cargo de Nani Arias Incolla, dependiente de la Dirección General de Patrimonio, Museos y Casco Histórico del GCBA.Entre los hallazgos se destacan dos botijas mercantiles españolas de fines del siglo XVIII. Además, curiosamente aparecieron una docena de cuernos de buey, animal utilizado para el traslado de agua y fruta. Todos estos objetos, junto a otros hallados en diversas excavaciones realizadas en la ciudad, se conservan en unas 1000 cajas, clasificados a través de 15.000 fichas arqueológicas resguardadas en las oficinas que ocupa el Centro de Interpretación Arqueológica, en Alsina al 417, en el casco histórico.

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"Si bien actuamos de oficio en diferentes obras de carácter urbano, muchas veces son los propios vecinos quienes se comunican con nosotros y nos informan de posibles hallazgos. O bien los mismos encargados de las construcciones nos ponen en conocimiento. Por ley, toda persona que encuentre cualquier tipo de objeto o estructura de posible origen arqueológico debe hacer ante nosotros la correspondiente denuncia", explica Ricardo Orsini, miembro del equipo de arqueología de patrimonio de la ciudad.Según Orsini, toda intervención sigue metodologías y protocolos para recuperar materiales, información y proteger luego cada una de las delicadas piezas encontradas. Una vez que se recuperan los objetos en las oficinas, comienza la ardua tarea de limpieza, clasificación, restauración y posterior registro en fichas.El Paseo del Bajo comenzó en tiempos del virrey Vértiz, a fines del siglo XVIII, por donde actualmente circula la avenida Leandro N. Alem que, en estos días, se encuentra en obra debido a la traza de la prolongación del Metrobus. Más tarde, por el Bajo ribereño fue por donde transitó el viaducto a Ensenada.

La antigua costa

"Los rellenos al río comenzaron hace muchísimo tiempo y luego siguieron rápidamente, incluso destruyendo el antiguo viaducto a Ensenada, nuestra obra que parecía hecha por Eiffel tal como se creyó por mucho tiempo. Toda la costa fue cubierta por casi cinco metros de tierra, escombro de demoliciones y basura variada que provenía de toda la ciudad. Hasta se hizo un tren para trasladarla hacia lo que hoy es la plaza Colón, y cuyas vías siguen posiblemente ahí abajo", cuenta Daniel Schavelzon, director del Centro de Arqueología Urbana de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires.La antigua costa, a fines del siglo XIX, fue terraplenada por casi cinco metros de tierra y materiales diversos como escombros y restos de elementos de la vida cotidiana porteña de esa época. Respecto de este antiguo viaducto, algunos tramos de sus vías posiblemente sigan allí abajo. Las obras del Metrobus no requirieron remociones superficiales de tierra muy profundas, por lo cual es probable que todavía se encuentren vías de tren bajo tierra.Con respecto a las plazas y a la autopista del Paseo del Bajo proyectada por el gobierno porteño, el investigador agregó: "Esas obras serán una gran oportunidad para la arqueología, para completar el inexistente museo de la arqueología de Buenos Aires. Abajo hay construcciones, restos del puerto, la Aduana, posiblemente barcos y miles de objetos que harán la delicia de la curiosidad insaciable de los porteños".

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