lunes, 24 de abril de 2017

Un Aniversario olvidado

Un aniversario olvidado: la llegada de los trenes a Patagones /Por Carlos Espinosa

VIEDMA Rio Negro 24 Abr(APP).- El pasado jueves se cumplió el 95º aniversario de un hecho olvidado en la historia de la Comarca de Patagones y Viedma. Ocurrió el 20 de abril de 1922, cuando a la estación ferroviaria de Carmen de Patagones arribó la primera formación de los trenes que, a partir de ese momento, prestarían el servicio regular de trasporte de pasajeros y cargas entre Plaza Constitución y la población más austral de la provincia de Buenos Aires.El acontecimiento, vivido con singular intensidad y despliegue de actos oficiales encabezados por altas autoridades, fue la continuidad de la llegada del primer tren de prueba e inauguración de las vías, que se había producido el 22 de noviembre del año anterior.Aquel 20 de abril los gobiernos municipales de Patagones y Viedma celebraron con expresiones muy efusivas el logro de la comunicación ferroviaria con la cabecera del partido, superando desde ese fecha las dificultades que implicaban el traslado terrestre hasta la estación de Stroeder, a 80 kilómetros de distancia, que era desde el año 1914 la punta de rieles.Es oportuno recordar que la empresa británica del Ferrocarril al Pacífico abandonó en ese punto el tendido de las vías, bajo el argumento empresario de la falta de recursos y escasa perspectiva de rentabilidad. Después de varias gestiones, impulsadas desde Carmen de Patagones por representantes políticos y comunitarios, en 1920 el gobierno provincial revocó esa concesión y se la otorgó a la otra firma de capitales ingleses –el Ferrocarril del Sud- que hacia fines del año siguiente finalizó la obra.Es comprensible, aunque resulte desagradable en las presentes circunstancias y después de los episodios de la Guerra de Malvinas, que los discursos de las figuras notables de la Comarca de abril de 1922 pusieran de relieve los “esfuerzos” y “contribución al progreso” realizados por la empresa privada inglesa para que los trenes llegaran, finalmente, a la estación de Carmen de Patagones.Debe tenerse en cuenta que la circulación regular de trenes de pasajeros y cargas entre esta localidad y Plaza Constitución, con paradas intermedias y combinaciones hacia distintos puntos del país, significaba para las actividades sociales y económicas de la región un beneficio de gran utilidad. Con los nuevos servicios férreos se podían recibir y enviar mercaderías, visitantes, turistas y residentes con toda la seguridad y comodidad que brindaban los convoyes de la época, uniendo en poco más de 15 horas los dos extremos del recorrido.También es cierto que la ruptura del aislamiento terrestre permitió la introducción en el mercado de consumo local de una  variedad de artículos que, hasta esa época, se elaboraban en pequeñas fábricas de Patagones y Viedma que se  vieron obligadas a bajar sus persianas ante una competencia de calidad y precio imposible de vencer. Varios talleres  de fabricación de jabón, botellas de vidrio, zapatos y escobas,  desaparecieron en la  Comarca en la década de los años 20 en el marco de la transformación originada por la llegada del tren.Claro está que las ventajas fueron muchas más que los problemas. Al mismo tiempo que el puerto de Carmen de Patagones languidecía –también enfrentado a la competencia de servicio ferroviario- se produjo la expansión comercial y social que facilitó el crecimiento de una población de bucólicas costumbres que se transformaría en pujante centro de intercambio y referencia en el sur bonaerense y portal de la Patagonia.Faltaban todavía más de nueve años hasta que, en diciembre de 1931, se inauguró el puente  entre Patagones y Viedma, que permitiría la total integración ferroviaria regional, con la llegada de los trenes a San Carlos de Bariloche en 1934.Sobre la importancia del tráfico ferroviario por Patagones-Viedma a lo largo de las décadas del 30 al 60 hay datos estadísticos incuestionables. Aquel orgulloso ferroviario rionegrino que fue don Leandro Inda contó a este cronista que en el invierno de 1952 por la estación Viedma circularon por semana 26 trenes de cargas y 14 de pasajeros; en tanto en la misma época de 1960 ese movimiento aumentó a 32 trenes de cargas , con una ligera disminución a 12 formaciones de pasajeros.Pero todo aquel esplendor se esfumó, por imposición de las políticas liberales de achicamiento del Estado que en el caso de los ferrocarriles tuvieron un primer antecedente con el Plan Larkin , aplicado por el gobierno frondicista en 1962; y llegó a su mayor expresión con los mandatos del Fondo Monetario Internacional en 1994, bajo la presidencia de Carlos Menem y su triste consigna de que “ramal que para, ramal que se cierra”.Precisamente en 1994 se cancelaron los servicios del Ferrocarril General Roca entre Plaza Constitución y Bariloche, manteniéndose solamente la línea Viedma-Bariloche bajo el esforzadoy frágil manejo del gobierno de Río Negro, a través del Tren Patagónico .Entre fines del 2004 y principios de 2010 funcionó, con una sola frecuencia semanal, un servicio de pasajeros entre Patagones y Plaza Constitución, administrado por la empresa estatal Ferrobaires. La prestación se interrumpió por el bloqueo de las vías como consecuencia de las tormentas de arena, y ya nunca fue reestablecida. En este inquietante año 2017 que estamos transitando resulta imposible soñar que el tren vuelva a Patagones, y el recuerdo de aquel olvidado hecho del 20 de abril de 1922 es sólo una postal de la nostalgia. 
 

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