Del GBA a la Ciudad en tren y colectivo: miedo al contagio, falta de controles y distanciamiento social a gusto
BUENOS AIRES 28 May (Clarin).-En las estaciones y paradas de Provincia pocas veces piden permisos para viajar, según los pasajeros. No hay marcas en el piso para hacer fila y algunos dudan de la limpieza de los transportes.
Del Gba a la Ciudad en transporte público. Pocos controles y distanciamiento social a gusto: Foto: Guillermo Rodríguez Adami.
El conurbano siempre tuvo sus propias reglas. Antes y después de la pandemia del coronavirus. En el transporte público también. Son pisadas y pisadas de personas que se suben a un tren o a un colectivo para ir a trabajar a la Ciudad, donde hay restricciones.
Sobre rieles, o en ómnibus, hay paradas y estaciones que son como un portal de "esenciales" hacia la Capital.
Al menos así se siente en la Estación de Morón. También en la de Liniers, la primera parada que marca que ya se está en la "dimensión" porteña.
Por las medidas de prevención ante el Covid-19, nunca antes estuvo tan marcada la transición entre estar de un lado o del otro de la General Paz. El traspaso se convierte en síntoma. Se siente el cambio de jurisdicción. También el miedo al contagio. Porque en las horas pico no siempre se respeta el distanciamiento social y es débil la confianza en las medidas de limpieza.
Son las 10.10 de la mañana de este jueves y a muchos les quedan 9 o 10 horas para estar afuera. "Podés ir a trabajar", te dice la app Cuidar, que es obligatoria en Provincia para los que tienen que reempadronarse en el Certificado Único para Circular y para los que antes no tenían que sacarlo (como los periodistas). Se lee que en tres minutos llega ese tren que sólo va a parar en Morón y en Liniers. No hay que apurarse. No hay fila para pasar por los molinetes. Nadie pasa por lo molinetes. Está abierta la puerta enrejada del costado. Tampoco nadie pide que le muestren nada. Se pasa y se sube al tren.
A Belén Ghioni, de 28 años, le cambiaron el horario. Es que trabaja en un farmacia de Flores y la necesitaban "más de mañana". No se acuerda de cuántas horas le quedan hasta tener que responder de nuevo si perdió el olfato, el gusto o su temperatura tiene -el autotest- hasta renovar "el Cuidar", como llama al permiso. Pero sabe que no perdió ni el olfato, ni el gusto y que no tiene fiebre. También sabe que tiene miedo por la forma en que viaja.
"No me siento segura. Hay mucha gente. Más a la vuelta del trabajo. Vivo en Morón y acá te digo que no se controla. Te subís como querés. Paga el que quiere", dice a Clarín. Tiene un barbijo a rayas algo extragrande para su cara. Pero la expresión, cuando habla de lo que la preocupa, traspasa la tela. "Así no vamos bien". Se veía a dos mujeres de Gendarmería Nacional, pero no frenaban a nadie. Asistían amablemente a una mujer que no tenía el permiso y la ayudaban a sacarlo con su celular. Ella les dijo que iba a Capital por un tratamiento médico.
Belen Ghioni viaja en el tren Sarmiento para trabajar en una farmacia de Flores. Foto: Guillermo Rodríguez Adami
Este miércoles viajaron 997.750 pasajeros frente a los 4.242.450 que, en promedio, utilizaban trenes, colectivos y subte en días hábiles para trasladarse en el AMBA antes de la pandemia. Fueron 6.615 personas más que el martes. En comparación con el primer miércoles hábil después de que se decretara el aislamiento obligatorio, día en el que se trasladaron 459.679 personas, la cifra equivale a un aumento de 538.071 pasajeros.
Las cifras, que surgen de un relevamiento del Ministerio de Transporte de datos enviado por las tarjetas SUBE, indican que en comparación con el promedio de pasajeros antes de la cuarentena, el miércoles hubo cerca de 3,2 millones de pasajeros menos que utilizaron el transporte público, lo que representa una disminución del 76% respecto de un día normal.
¿Y el traspaso general entre Provincia y la Ciudad? En lo que va de mayo, mes en el que se registró un aumento de las excepciones en la circulación otorgadas por el Gobierno, los porcentajes se mantienen en la misma línea. Un 68 % de los pasajeros viaja dentro del Gran Buenos Aires; un 19 % lo hace dentro de la Ciudad; un 11 %, desde la Provincia hacia la Ciudad; y un 2 %, desde CABA hacia el conurbano bonaerense.
¿Qué pasa con los colectivos en Morón que van a Capital? La sensación es idéntica a lo que dicen esos números: "mucha gente en las paradas". Pero sí se respeta la distancia en la cola y los colectivos sólo llevan gente sentada.
En tanto, en el andén de la estación de tren de esa localidad no hay marcas que delimiten cuándo termina el metro y medio de una persona y empieza el de la otra. El distanciamiento social es una anarquía. Se elige "a gusto". Con un paso adelante o un paso atrás. Hasta hay una madre y su hija adolescente sentadas muy juntas en uno de los pocos bancos. Después de esta escena -que genera preguntas como ¿Dónde van? ¿Por qué? ¿Por qué nadie les pregunta?- los asientos están vacíos.
Es que el traspaso de Provincia a Capital nunca fue tan joven. Podría ser un after (pero antes de trabajar). En este andén hay muchos molinetes liberados, pero nadie pasa los 45.
Jonathan Pacheco tampoco. Tiene 25 y trabaja en una distribuidora de fiambres. Lleva los auriculares puestos pero en el andén no escucha Spotify. Hay que estar atento al altoparlante. Antes sólo había que evitar subirse a un tren rápido si había que bajar en estaciones intermedias. Ahora hay que ver a cuál tren subir.
Jonathan Pacheco toma el tren Sarmiento para trabajar en una distribuidora de fiambres en la Ciudad. Foto: Guillermo Rodríguez Adami
Desde el martes, once estaciones de las líneas Mitre, Roca, Sarmiento y Belgrano Sur dentro de la Ciudad permanecen cerradas y, según informó Trenes Argentinos, se incrementaron los controles de permisos de circulación a fin de que los servicios sean utilizados sólo por trabajadores esenciales y exceptuados. En el caso del Sarmiento, por ejemplo, los servicios tendrán a Once, Caballito, Flores y Liniers como alternativa a Floresta y Villa Luro, donde no se detienen las formaciones.
Jonathan entiende que su empleador "tiene un negocio chico" y que por eso ni a él y sus compañeros les garantizaron el traslado en remises. "Para evitar riesgos con el coronavirus, a la tarde, tipo 19, cuando salgo de trabajar, siempre dejo pasar un tren. Porque no hay asientos vacíos intercalados. Y tampoco veo gente limpiando los vagones", dice.
Evelyn Córdoba viaja hacia la Ciudad para trabajar en una confitería. Toma el tren en Morón. Foto: Guillermo Rodríguez Adami
"En dos meses de cuarentena nada más me controlaron dos veces para saber si tenía permiso. No soy paranoica y me siento segura viajando en el tren, aunque mis compañeros prefieren usar el colectivo, porque es menos gente y más esterilizado todo. Pero sí me parece mal que en Provincia andás como si nada. Al pasar a Capital sí se complica. Y está bien que se complique. Que nos cuiden más", dice, y termina la frase con un saltito que la despega del andén y la pone en movimiento hacia territorio porteño. El suyo no es el último tren a la Ciudad.