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sábado, 16 de junio de 2018

Entre selfies y preguntas

Entre selfies y preguntas, los vecinos recorrieron la obra

BUENOS AIRES 16 Jun(Clarin).-Fueron elegidos a tráves de una convocatoria del Gobierno porteño para conocer de cerca los avances de los trabajos del soterramiento del Sarmiento.
Mariana Esquenazi, vecina de Liniers y usuaria del Sarmiento.

Fueron nueve vecinos, que admiraron la obra, hicieron preguntas, se sorprendieron, se sacaron selfies con las máquinas. Nueve elegidos, por sorteo, entre los 1.635 interesados que se inscribieron en la convocatoria de la Dirección de Participación Ciudadana porteña para observar los trabajos del soterramiento del Sarmiento, lanzada entre el 6 y el 11 de este mes a través de redes sociales y correo electrónico. Todos asistieron a una charla de seguridad introductoria; se colocaron casco, anteojos, tapones para los oídos y calzado de seguridad; bajaron por un ascensor metálico y se subieron al vehículo que los trasladaría hasta el estado de avance actual de la obra, una cruza entre camión y tren.

“Parece la trochita del Fin del Mundo”, bromeó uno de los vecinos luego de sentarse. Durante los cuatro kilómetros y medio no se habló, tampoco se pudo: el ruido ambiente de construcción hizo inaudible cualquier conversación. Pero una vez en la cabeza de la tuneladora, no pararon de hacerle preguntas al director de la obra, Mario Cenciarini; a la secretaria de Obras de Transporte de la Nación, Manuela López Menendez; y al secretario de Transporte porteño, Juanjo Mendez.
Antes de entrar al túnel, los vecinos entusiasmados sacaron fotos.

“Esperaba encontrarme con un agujero con tierra y una máquina atrás, pero me encontré con una fábrica, oficinas, grandes estructuras, guinches. Una maravilla”, contó Julio Morrasca (72), que no es usuario del Sarmiento pero vino atraído por conocer “el aspecto técnico” de la cuestión, ya que es maestro mayor de obras. A su lado, Alejandro Ferrari (32) miraba cómo la tierra extraída por la tuneladora se movía por la cinta transportadora hasta terminar en los vagones que la llevarían a la superficie. Aunque toma el Sarmiento sólo “de vez en cuando”, se interesó en la visita porque lo intrigaba ver cómo había quedado una obra que había sido pospuesta tantas veces. “Estoy sorprendido, tenía una idea por lo que había leído en los medios, pero estar acá te da otro punto de vista”, reconoció, y se puso a tomar fotos.

Mariana Esquenazi (40) vive en Liniers y toma el Sarmiento desde los tiempos en que estudiaba Derecho en la Universidad de Morón. Ahora también lo usa para ir a dar clases en la misma facultad. “Es una gratificación inmensa ver cómo va avanzando la obra, que es impresionante”, celebró.

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