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viernes, 26 de enero de 2018

Negocio familiar

Convirtieron las maquetas en un exitoso negocio familiar y hoy exhiben en Nueva York 

PILAR Buenos Aires 26 Ene(La Nacion).-Una parte de la maqueta de América Latina exhibida en Nueva York Crédito: Jorge Martinez

Hace 3 décadas Ricardo y Zulema Martínez dejaron sus trabajos de oficina y emprendieron un camino al que se sumarían, desde muy pequeños, sus 4 hijos

Ricardo y Zulema Martínez eran un matrimonio joven con un hijo de 2 años cuando en 1987 decidieron dejar su trabajo de oficina para transformar en un negocio su pasión: la construcción de trenes y estaciones a escala. Tres décadas después, esa idea se transformó en una realidad que, además, incluyó a los cuatro hijos de la pareja. En familia, crearon una de las empresas más reconocidas a nivel internacional en la construcción de ciudades, edificios y todo tipo de maquetas.

Su desafío más grande, hasta la actualidad, se exhibe a pocos metros de Times Square, en Nueva York, dentro del Gulliver’s Gate. Allí se encuentra una colosal maqueta de 112 metros cuadrados (el tamaño de un departamento 4 ambientes, para dimensionar la magnitud) que recrea los lugares más reconocidos de América Latina, como las Cataratas del Iguazú , el Machu Pichu, el Cristo Redentor de Río de Janeiro o el Puerto Madero porteño.

LA NACIÓN visitó el taller y casa de la familia Martínez, situado en Pilar, donde trabaja el matrimonio junto a sus cuatro hijos: Ricardo (Junior), Gabriela, Gabriel (conocido como Peter), y Jorge. Entre maquetas, instrumentos musicales y muchas herramientas, los Martínez contaron cómo es manejar en familia un negocio tan particular.

“Mi profesión es un poco rara, soy un maquetista pero no en el sentido clásico. Lo mío está más orientado al área de juego. Mi principal ocupación es la de construir maquetas de trenes, aunque hacemos de todo tipo”, dijo Ricardo (padre) y relató los orígenes de South American Models (SAM): “Esto comenzó como una aventura en 1987. Si bien yo tenía trenes desde chico y me gustaba mucho el tema, recién en ese momento decidí convertir esa obsesión en un trabajo profesional”.

El recuerdo de Zulema es similar: “Esto empezó hace 30 años. Los dos renunciamos a nuestros trabajos y comenzamos con esto, éramos los dos únicos empleados de la empresa. Hacíamos todo. Con los años fuimos creciendo y obteniendo cada vez más trabajos”.

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