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martes, 21 de noviembre de 2017

Sueños y realidades

Entre sueños y realidades

CAPITAL FEDERAL 21 Nov(Clarin).-Recorrido por parte de la historia argentina a través de la cultura ferroviaria, en la Fundación Klemm.
   Detalle de una de las pinturas de Larrambebere en la muestra dela Fundación Klemm.

El título de la muestra de Patricio Larrambebere que puede verse estos días en la Fundación Klemm, De Anguyá-I a Trapalanda, obliga a alguna aclaración: “Anguyá-I (FMC, 1942)” es el nombre de la pintura sobre madera con la que Larrambebere ganó el Premio Klemm hace un par de años y que está incluida en el conjunto exhibido ahora. La obra cita otra que pintó Florencio Molina Campos en 1945 y muestra la estación de trenes de algún pueblo argentino. “Trapalanda” es un mito retomado por Ezequiel Martínez Estrada, el autor de Radiografía de la Pampa. En el catálogo de la muestra, Larrambebere cita un párrafo del escritor durante una entrevista de 1969: “...Y ahora permítame que le haga una exégesis sintética de las seis partes en que mi obra se divide. Primera parte: Trapalanda. Es el país Ilusorio, el imperio de Jauja, que atrajo al conquistador y al colono con su promesa de oro y especias que podría transportar a su tierra natal, sin pensar, es claro, en que los piratas le abordarán el barco. La desilusión de que en vez de Trapalanda pisaba una tierra agreste, que sería preciso laborar y sembrar, regar con sudor y sangre. El intruso decepcionado concide una seudotrapalanda que en su frustración no le recuerde la derrota. Quiere lo que no tiene, y lo quiere como lo que quiso tener...”.
    “Anguyá-I (FMC, 1942)”. Acrílico sobre madera. 185 x 180cm, 2015.

Entre los dos extremos de ese trayecto, entre las dos puntas de ese camino de Anguya-I a Trapalanda, caben la Argentina y, dentro de ella, la memoria, la identidad, los sueños, lo que permanece real y lo que se desvanece con el paso del tiempo. Y parte de esa memoria y de ese olvido, de esa ilusión y esa realidad de la Argentina es el universo ferroviario que desde hace años es uno de los principales temas del arte de Patricio Larrambebere. El artista, que colecciona boletos tipo Edmonson –rectángulos de cartón, mitad naranja, mitad blanco, impresos con tinta negra en los que el boletero marcaba con metal la fecha de validez y el guarda picaba con un aparatito ad hoc– recorre con sus intalaciones, collages y pinturas parte de la historia de la Argentina a través de la de sus ferrocarriles.
   Argie-bargie. Acrílico s/tela, díptico, 2011 (detalle).

“El tren que debía llegar a las 7.08 llegó a las 7.20”. Durante los años de los 60 y 70 en que viajaba diariamente desde su casa hasta Retiro en tren para asistir al colegio secundario, este cronista recibió cientos de veces un papel color ocre con esa leyenda, que un empleado en un mostrador de la terminal completaba diligentemente a golpe de sello entintado para miles de estudiantes y empleados que necesitaban justificar sus ínfimas demoras matinales. Fue conmovedor encontrar uno de esos papeles formando parte de uno de las mamparas-collages exhibidas en el espacio de la Fundación Klemm y confirmar que ese recuerdo no era parte de un sueño. Para muchos de los argentinos mayores de cincuenta, el ferrocarril ocupa un lugar que no es exagerado calificar como constitutivo de la identidad. La estación, la gráfica, los horarios, los boletos, las esperas en el andén, la relación de conocido con otros pasajeros con quienes nunca se compartió una palabra pero sí horas de viaje distribuidas a lo largo de meses o años siempre en el mismo tren de las 6.41 o las 6.51 eran parte de la vida, generaban vínculos y cohesión social en la Argentina. La presencia británica que aparece con fuerza en esa realidad aparece también en el díptico “Argie-bargie”, referido a la guerra de las Malvinas.
    Once. Acrílico sobre tela.

En un bello texto del catálogo escribe Carlos Gamerro: “El ferrocarril creaba vida y sociedad humanas (...) El peronismo lo supo desde sus inicios, por eso su dicotomía fundacional fue ‘Braden o Perón’ y no ‘Perón o Canning’. Por todo esto, la traición del peronismo a la cultura ferroviaria es el pecado original en el paraíso de Larrambebere, traición iniciada durante el menemismo y continuada luego con hitos como la Tragedia de Once (22 de febrero de 2012) y los ploteados de TBA, ambos referidos en obras de esta muestra, donde la pincelada le recuerda al pixelado sus orígenes pictóricos (en el puntillismo, por ejemplo)”.
"La vida moderna es un camelo". Acrílico s/tela. 80 x 90 cm. 2008. "El último equipo de los mejores cincuenta años". Mesa y objetos (instalación), 2017 y "Lo mejor rioplatense (electricidad, hornero y ferrocarril)". Mesa y objetos (instalación), 2017.

La oportunidad de esta muestra –que parte de una pintura premiada en 2015– es perfecta: simultáneamente se exhiben en otra sala las obras seleccionadas del Premio Klemm de este año, su vigésimo primera edición, cuyo Primer Premio Adquisición es “Alajarvi. Invierno”, de Verónica Gómez.

Patricio Larrambebere De Anguyá-I a Trapalanda

Lugar: Fundación Klemm, Marcelo T. de Alvear 626
Fecha: hasta el 30 de diciembre
Horario: lunes a viernes, 11 a 20
Entrada: gratis

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